TULLY

Niñera de noche

Charlize Theron encarna en Tully a una madre de tres hijos con una depre post parto por una linda cabroncilla, llorona y nocturna, que le hace cuestionarse su maternidad.

Tras a dar a luz, su barriguita perdura mientras acumula un agotamiento que comienza a alterar su día a día. Superada por las tareas y el rol de madre, su hermano le regala una niñera para que pueda dormir; una super nanny de medianoche que llega al rescate de la mami, sin olvidar a la persona, cuidándola entre pegatinas, biberones, algo de terapia zen y cierta mala leche.

Divertida, optimista y con esas pullitas con cariño que llevan la firma de Diablo Cody en el guión, Tully muestra la maternidad actual sin aderezos, huyendo de los tópicos y de esas ‘malas madres’ cuestionadas que se verán felizmente identificadas… queriendo seguir trayendo recién nacidos a este mundo.

Jason Reitman, realizador de Up in the Air y Juno, vuelve a dirigir a Charlize Theron después de Young Adult, funcionando de nuevo la colaboración entre el director y la actriz, junto a la historia de Cody. Con unos peculiares giros de guión, el sarcasmo y la ternura envuelven este regalo de film que hereda aquello que hizo de Juno una pequeña joya, planteándonos entonces la maternidad en la adolescencia. 

En Tully la familia ya está formada con un papá algo ausente y una mamá que logra un master en noches en vela, quejas y llantos varios, adentrándose en una espiral donde hasta abrir el armario para vestirse le supone un tremendo esfuerzo. 

Pero todo termina con una sonrisa. Y eso siempre gusta. Destacando durante toda la cinta el dúo femenino protagonista que convence, resuelve y emociona; con una Tully (Mackenzie Davis) cual Mary Poppins moderna jugando a la mano que mece la cuna, y una realista Theron (Marlo) que llegó a engordar 22 kilos para interpretar al sobrepasado personaje –admitiendo una auténtica depresión al rodarla y después por tardar más de una año en recuperar su peso habitual-.

Mariló C. Calvo