Doctor Sueño: Una Serie De T-errores
Doctor Sueño, en salto al vacío, con su innecesario prólogo contextualizador, consigue sacar ya del cine, en los primeros minutos de metraje, a los fans de la adaptación que Kubrick hiciera de El Resplandor de Stephen King, que, y no vamos a descubrir nada a nadie (a algún millennial, igual puede que sí), firma también la novela en la que se basa la cinta que nos ocupa y que, volviendo al prólogo, también, en carambola mal calculada, en su apertura, se nos antoja decir, da demasiada información a los no iniciados en resplandores, chafándoles alguna sorpresa que podría haberse guardado en la caja de los truenos finales.

Dicho esto, que no es poco, digamos también que Doctor Sueño respeta, con peligrosa mirada televisiva, la definitoria forma en la que el responsable de El Cazador De Sueños quiere contar sus historias, consiguiendo, creemos que involuntariamente, convertirse en la secuela perfecta de la miniserie que el propio King auspició para plasmar sin distorsiones su visión, nada cercana a la psicosis que protagonizara un Jack Nicholson en estado de grácil locura. Porque sí, señores detractores, El Resplandor que todos conocemos es, sin dudas, una magnífica película, pero también, sin lugar a equívoco, una demasiado personal adaptación al cine del famoso libro de la discordia.
Pasando al párrafo siguiente con la intención de dar tiempo a que el que quiera pueda rasgarse las vestiduras a gusto con la primera reflexión de esta crítica, entremos en una segunda reflexión: el que esto escribe quisiera hacer virar hacia el lado positivo la sensación que emana de lo aquí escrito, pero no puede porque hay resbalones de bulto que no son entendidos en tiempos de sublimes efectos especiales, que eliminados, o bien realizados, hubiesen permitido componer un entretenimiento con identidad propia, sin lastres a priori, y apetecible para distintas generaciones de amigos del terror, el susto o el miedo de andar por casa.
Pero no ha sido así, haciendo de apetecibles terroríficos sueños insulsas pesadillas, para acabar irremediablemente asumiendo que Doctor Sueño es perfectamente un capítulo extra, a incluir en el pack a la venta, de ese tutti frutti capitular llamado Castle Rock, de televisión de pago, y construido referencia a referencia, a mayor gloria del universo del creador de El Misterio de Salem`s Lot. Oigan ustedes, Doctor Sueño tiene mucho de esto último, buscando múltiples realidades duras bajo diversas capas de enfermiza fantasía. La poliédrica metáfora del miedo.

Vamos ya, sin miedos, a lo verdaderamente fantástico de Doctor Sueño. Alabando el trabajo de las actrices protagonistas Rebecca Ferguson y Kyliegh Curran, que llevan sus inverosímiles personajes a registros totalmente plausibles, también hemos de detenernos en el personaje al que da vida un Ewan McGregor cercano al niño que mató a Bruce Willis, capaz de pulir su actuación para que en esta segunda entrega cinematográfica de la turbulenta vida de Danny Torrance vuelva a ser él el centro.
No hay aquí dudas con los trabajos del elenco, ahora con el uso que se hace de según qué parecidos…. ¡Ay! Qué ganas de soltar spoilers, pero no lo haremos. En fin, cuando la nieve se derrite dejando a la luz la verdad, entre destellos de tiniebla generalizada nos quedamos, y es lo peor que le puede pasar a un espectador: saber que lo que ha visto podría haber sido infinitamente mejor, a poco que hubiesen mirado la historia y no los gráficos de los responsables de marketing. Ya lo siento, disculpe usted, Sr. Mike Flanagan.
Luis Cruz