BELLAS ARTES: El caos del arte moderno
Bellas Artes es el título de la nueva serie de Movistar+, una sitcom, o comedia de situación, que sería su traducción a nuestro idioma, que consta de 6 episodios de 30 minutos de duración en los que vamos a ir conociendo de primera mano, la de Antonio Dumas (Óscar Martínez), el funcionamiento del museo de arte contemporáneo del que acaban de nombrarlo director.
Antonio, un hombre ya mayor, experimentado, historiador y gestor cultural, erudito y de reconocido prestigio en la profesión, se presenta a un concurso público para hacerse con el cargo. Compite con dos mujeres jóvenes de perfil moderno y diverso, tal y como piden y defienden las redes sociales. Pero quien consigue el puesto es Antonio, y una vez dentro tendrá que lidiar con situaciones de lo más estrámbóticas.
Cuenta con un equipo excelente que lo va a asesorar en todo momento pero no puede prever ciertas circunstancias que se van a dar tanto en el interior como en el exterior del museo. Estatuas malogradas, exposiciones extrañas, delegaciones problemáticas… y una familia que tampoco va a ser de ninguna ayuda, encabezada por su hijo, siempre liado, nunca con tiempo para su propio hijo, el nieto de Antonio, del que el director no quiere tampoco hacerse cargo. Un día a día más atareado de lo que pensó, con la ministra de Cultura (Ana Wagener) interponiéndose en sus decisiones.
Bellas Artes es una serie creada y escrita por Andrés y Gastón Duprat y Mariano Cohn, artífices de películas como Competencia oficial o Mi obra maestra, que también hablaba del mundo de la pintura pero desde una perspectiva bien distinta. Los autores conocen bien esa parte del arte, la de los museos. La Cronosfera estuvo en la presentación de la serie, en el auditorio del Reina Sofía, y pudo comprobar hasta qué punto son expertos en el tema que tratan en esta temporada y aseguraron que no se han inventado las anécdotas que retratan aquí, sólo las han suavizado porque en Argentina las cosas son mucho más extremas. Pero dejaron claro que el capítulo con la exposición del pez lo cuentan tal cual sucedió, por lo que podemos hacernos una idea de lo surrealista que es la gestión en estos lugares.
Bellas Artes comienza cada episodio con un prólogo y a éste le sigue una cabecera espléndida. Cómo se agradece que las series tengan títulos de crédito, al igual que cuando los vemos en el cine, medio en el que tristemente también escasean. En ellos podemos leer quiénes son los actores del capítulo, los fijos y los invitados. Y lo cierto es que es el reparto es fabuloso, lleno de grandes nombres, y los que no lo son tanto suponen otro acierto porque encajan muy bien en sus personajes.
Es, Bellas Artes, una serie extraña. Una comedia, sí, su tono lo confirma, pero no se trata de una desternillante. Cuando decimos que una serie es una sitcom tendemos a creer que vamos a encontrar un gag a cada minuto, y en el caso de ésta no es correcto. Es una comedia reflexiva en la que la risa viene por las situaciones a las que Antonio ha de enfrentarse, a cual más increíble. Pero sobre todo es un muestrario de gestiones, profesionales y personales, que como tal no tienen mucha gracia, son áridas, por momentos lúgubres, y dejan un poso de intensidad enorme. La comedia viene más dada por el formato que por lo que vemos en los episodios.
Pero no por eso deja de ser entretenida y apasionante. Tal vez le sobre algún capítulo porque una vez que ya hemos visto un par de exposiciones y un par de gestiones no van a ser sino variaciones sobre lo ya conocido, pero la brillantez de la temporada en general habla muy bien del resultado. Es una serie honesta, con el arte del que se ocupa y al que destapa (por qué ciertas cosas espantosas dentro del museo son valiosas), con el retrato de quienes quieren exponer en las salas, con lo complejo que se vuelve el día a día lidiando con todo y con todos. Y las tramas van dándole a la serie una dimensión estupenda.
Bellas Artes es tan loca como las películas que conocemos de sus autores. Y Óscar Martínez al frente, por mucho que a las jóvenes que competían contra él en el primer capítulo no les gustase, no podían gustarle, está fabuloso como ese hombre de vuelta de todo que en realidad no sabe muy bien manejar las situaciones, ni las profesionales ni las personales. Es el prototipo de hombre que, como bien se muestra en el episodio inicial, en realidad no está preparado para los tiempos modernos. Y la serie es también un reflejo de eso.
A partir del 11 de abril Movistar+ estrena la temporada completa y se podrán ver del tirón los seis episodios que la componen. No es una serie convencional pero eso no le quita un ápice de brillantez. Simplemente, no es a lo que estamos acostumbrados con una comedia de media hora por capítulo, lo cual no es malo. En el caso de Bellas Artes es incluso lo contrario.
Silvia García Jerez