Aves De Presa: Sin Plumas, Sin Historia, Sin Recorrido
Aves De Presa (Y La Fantabulosa Emancipación De Harley Quinn), que así reza a nombre completo lo ultimísimo de la directora Cathy Yan, más que una secuela o spin-off, es una huida hacia adelante, con salida por la tangente de, digamos, adaptación comiquera, tras el ruidoso y fosforito descalabro de Escuadrón Suicida. Y nunca mejor utilizado un adjetivo teniendo en cuenta las cifras de recaudación de esa primera cinta en la que Margot Robbie daba vida a un icónico, muy girl power, personaje de viñeta.
La nominada al Oscar, como ya saben, por El Escándalo (ésta sí que sí), vuelve en la que nos ocupa a tintarse las puntas del pelo de colores y a maquillarse como una puerta para acabar desbarrando en la composición de un personaje tan desorbitado que, aun poniendo interés por parte del espectador, hace imposible barnizar de plausible lo que se pretende sea una película de súperheroínas malencaradas y gamberras en una Gotham City con pinta de haber sido planificada por el Tarantino de Pulp Fiction y fotografiada por el John Schlesinger de Cowboy De Medianoche, en la que habitó, con toda la fuerza eso sí, el nuevo Joker, quien por cierto, ya no sigue aquí en redes, desde infinidad de planos y perspectivas, a la rubia malota que, aunque los guionistas se cansen de repetir lo contrario, sigue enamoriscada del personaje que dará a Joaquin Phoenix, casi seguro, el premio de la academia estadounidense a mejor actor, como ya dio dorada estatuilla póstuma a mejor secundario al tristemente desaparecido Heath Ledger (¿Qué pensarán Jack Nicholson y Jared Leto de todo esto?)
Aves De Presa… con planteamiento estético más cercano a una mala noche del estilista de Rosalía que a la alucinación fluorescente que pretende ser, busca también, infructuosamente, con chascarrillos feministas sin pizca de gracia, o directamente zafios, dar con el alter ego femenino del primer, muy macarra, y bastante feminista si sabemos leer entre líneas, Deadpool.
Todo ello en montaje de acción desmesurada, con especialistas temerosos de lastimar a las protas en muy falseados mamporros y coreografías, llenando todo de costurones a lo patchwork de mercadillo: la velocidad se consigue con fluidez no con cortapegas a toda pastilla. Parece ser que se saltaron el visionado de Speed: Máxima Potencia y se compraron la edición coleccionista de Sucker Punch. Vamos, un auténtico despropósito que, eso sí, gustará a los que vivan la acción por la acción, las explosiones por las explosiones, y piensen que Capitana Marvel es un claro ejemplo de buen feminismo cinematográfico, de buenos personajes femeninos, en detrimento de las sí divertidas, lógicas y acertadas, La Boda De Mi Mejor Amiga o Underwater.
Aves De Presa…, caramelo envenenado éste que nos hace tragar la señorita Quinn, siempre amenazante, bate de béisbol en mano, y acompañada de dispar elenco en el que brilla sobre el resto una Rosie Pérez que sí que supo ser una mujer de armas tomar en aquella Perdita Durango de Álex De La Iglesia. Del elenco masculino tampoco hay mucho que decir: pasaban por allí. ¡Ay, DC que trabajito te cuesta dar en la diana taquillera! Esta Diana, ni cazadora, ni na.
Luis Cruz