Tiempo Después: La Maravillosa Joya Imposible

 Tiempo Después es la mezcla perfecta del humor absurdo de Amanece, Que No Es Poco y la idiosincrasia española que pululaba por Así En El Cielo Como En La Tierra. Todo ello bien macerado en libro, y destilado en guion cinematográfico, encandilando a todos los que en ella han querido participar. Incluyendo a un guiri llamado Gabino Diego, reparto este que más que interpretar se ha dejado llevar por la verborrea, lo culto, y la sapiencia de un texto que por sí solo y de forma inequívoca, a pesar de todo lo rocambolesco, busca hacer crítica de nuestra sociedad, la española, esa que parece que está adormecida en un verano constante de camping a las afueras. Aquí, a las afueras de la sociedad imperante, esa que mira al resto desde la atalaya de los que se creen sabios por tener parné, abolengo o conocidos.

José Luis Cuerda en uno de los escenarios de TIEMPO DESPUÉS
José Luis Cuerda, en el centro de la imagen, en uno de los escenarios de TIEMPO DESPUÉS

La sociedad española, en lo último del creador de La Lengua De Las Mariposas, es vista con descaro, mala baba y ganas, igual de, sin que lo parezca a priori, tocar las narices. Cosa por otra parte que agradece al menos el que a vuestras mercedes se dirige en este momento.

 ‘Si La Vida Te Da Limones, Haz Limonada Como Panes’. En Tiempo Después todos los estamentos sociales se ven reflejados en un absurdo espejo poético, mundano, y a veces esquizofrénico. Hechos carne por un plantel de actores de nuestra industria de tan variado pelaje y conocimiento cinematográfico que hace de la cinta una maravilla de esas que apasionan a los creadores de trailers gigantes con ingente cantidad de nombres de relumbrón sobreimpresionados en pantalla cinemascope. Bien por Roberto Álamo, Miguel Rellán, Blanca Suárez o Daniel Pérez Prada, de entre un, pues eso, larguísimo listado de lo más granado. Faltan Casas y Rovira, como dijo uno de los actores con los que puede hablar.

Hablar de Tiempo Después de una forma organizada, para el que esto escribe, carece de sentido, ya que lo ideal es dejarse llevar, hacer que los parlamentos de barbero poeta o juventud rebelde sin muchas ganas de nada entren por los oídos y se tamicen por lo vivido por cada cual, por lo visto en los telediarios o por lo que nos creímos de cualquier red social.

Lo que está claro, y hay que decirlo organizadamente, es que el gran José Luis Cuerda vuelve a tirarse al vacío sin red con Tiempo Después, o igual con la red del que sabe que en su curriculum están ya La Marrana, El Bosque Animado o  el haber descubierto a uno de nuestros directores más internacionales: Alejandro Amenábar. Haciendo el que parece, lamentablemente, será su último trabajo, largamente acariciado porque en este mundo de velocidades absurdas, en el que las películas valen tanto como lo recaudado en el primer fin de semana, lo triste era que nadie le quería producir nuevo trabajo a un director que disfrutamos en un primer pase, sabiendo que en un segundo visionado la experiencia se ampliará. El absurdo mercado del Aquí Y Ahora: El Mañana Pa´que.

Tiempo Después habrá que verla ahora, pero también, pues eso, Tiempo Después, mil años arriba o abajo, como dice el propio narrador de la historia, ya que lo más absurdo de todo sería que, pasado el tiempo, no hubieses aprendido nada, y que todo lo viésemos como si fuese ayer. ¿Feliz Día De Los Santos Inocentes?

Luis Cruz.

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