THE LOST KING: En busca de Ricardo III
The Lost King supone el reencuentro del público con Stephen Frears. Y qué maravilla es eso. Que esté de vuelta el director de Las amistades peligrosas, Alta fidelidad, Negocios ocultos o Philomena. No se prodiga demasiado y por eso hay que celebrar que, de tanto en tanto, lo haga. Porque siempre nos ofrece películas que, con más o menos prestigio, resultan ser redondas, cada una en su estilo, aunque no todas hayan tenido el eco que se merecían en la taquilla.
Y, una vez más, porque Frears no sabe hacer películas malas, estrena un trabajo colosal. Una historia que tenía que ser contada, tanto para quienes la conocen, y reconocen el homenaje que se le hace en ella a su protagonista, como para quienes ahora la van a descubrir. Y es que The lost king hace referencia a los huesos, perdidos durante 500 años, del maltratado rey Ricardo III, a quien William Shakespeare dedicó una de sus obras y en quien Philippa Langley se obsesionó hasta el punto de poner patas arriba las instituciones británicas para localizar sus restos. Una mujer, escritora e historiadora, que fue incluso reconocida por la Reina Isabel II con la MBE (Most Excellent Order of the British Empire), es decir, la Orden del Imperio Británico, por los servicios prestados a Gran Bretaña a la hora de exhumar los huesos del Rey en 2012 y eliminar su leyenda negra. Philippa Langley es toda una heroína para el pueblo británico y había que hacerle justicia también en el cine.
A Philippa le da vida en la pantalla la siempre brillante Sally Hawkins, y a su lado, su marido en esta recreación, el también guionista de la película, Steve Coogan, gran intérprete pero mejor escritor, nominado al Oscar como tal por Philomena, que también produjo y fue reconocido por ello cuando la Academia, además, nominó la cinta entre las mejores del año. En The lost king, basada en The Search for Richard III, la novela de Michael Jones y de la propia Philippa Langley, forman una pareja perfecta, encantadora, apoyándose el uno al otro, el matrimonio ideal en esta situación tan loca en la que Philippa se adentra. Y con razón.
Hay que insistir en que el guión es sensacional, un prodigio. La manera de contarla de Frears y Coogan es una preciosidad. Mezclando realidad con ficción nos vamos sumergiendo en esa investigación en la que Philippa está tan centrada. Nada de lo que cuentan los historiadores tiene sentido para ella: Ricardo III no fue un mal rey y esa imagen hay que recomponerla, a pesar de que nadie parece apoyar su teoría, solo la de los Tudor, que vinieron a hundirla. No fue malo ni ilegítimo, y Philippa pasa muchas horas comprobando de qué manera puede conseguir, al menos, intentar excavar donde ella considera que están sus huesos. El tesón a veces produce resultados positivos.
The lost king comienza con tono de comedia y luego, sin abandonar el entretenimiento al que Frears nos expone de manera continua, desemboca en el drama porque el tema así lo requiere. Pero no deja, en ningún momento, de ser apasionante. Estamos del lado de Philippa y sabemos que tiene razón, así que nos vamos a divertir junto a ella, gracias a su fabuloso carácter, a ese no dejar nunca de intentar defender la causa en la que creía. Además, por supuesto, de aprender cómo fue el proceso que atravesó.
Siendo una historia real, The lost king está llena de ingenio en su desarrollo, pocas películas detectivescas de estas características hemos visto, y por eso nos llama más la atención. No es una búsqueda al uso la que nos plantea esta cinta y está muy bien que lo haga así. Porque además de instructiva resulta ser una delicia y salimos enamorados de lo que hemos visto, de esta heroína tan particular y de la manera que tienen los responsables de la película de acercarse a su figura.
No tenemos, como en tantas otras historias reales, la foto de las personas en las que se ha inspirado el largometraje, pero también eso es bueno, porque lo primero que queremos hacer cuando acaba es llevar a cabo nuestra propia búsqueda de la persona de Philippa, imágenes de cómo es y de la realidad que vivió. Y eso también denota que una película nos ha calado. Porque solo cala el cine cuando es fabuloso y The lost king es un ejemplo perfecto de ese nivel de excelencia.
Silvia García Jerez