PEPE VIYUELA: Viendo rodar a Camila se me saltaban las lágrimas
Pepe Viyuela es uno de los rostros más populares de la televisión. Ahora gracias a la serie de Antena 3 Matadero, pero también por su papel de Chema en otra serie, Aída, por el de Olmos en Olmos y Robles, y la audiencia un poco mayor por ese personaje entrañable que se enredaba en una silla y que todavía sigue interpretando.
También ha sido Filemón Pi en las películas de acción real, dirigidas por Javier Fesser, de Mortadelo y Filemón, para la pantalla grande, y ha interpretado mucho teatro, y en dicho medio ahora estrena El silencio de Elvis, en el teatro Infanta Isabel. Por esta obra, en la que tantas ilusiones tiene volcadas o por la serie Matadero, en la que trabaja con su hija Camila y que tan bien está funcionando, lo entrevistamos en el teatro donde estrena funciones del 30 de enero al 10 de marzo en Madrid.

La Cronosfera: Matadero me está pareciendo una pasada. Con tres capítulos emitidos me está pareciendo alucinante.
Pepe Viyuela: Muchas gracias. ¡Qué bien! Te lo agradezco mucho.
La Cronosfera: ¿Ha sido difícil hacerla?
Pepe Viyuela: Lo que teníamos que tener muy en cuenta era el momento en que estábamos, porque como pasan tantas cosas y no se grabó de una forma lineal, cuando llegaba una secuencia de un capítulo que todavía no se había empezado a rodar, teníamos que ver el estado emocional de los personajes para saber cómo se encuentran y cómo responden. Pero salvo eso, no, ha sido muy bonito.
Hablo del mío. Es un personaje con muchas aristas, muchos reflejos, muy rico y muy enriquecedor. Y tiene un arco de cómo empieza a cómo termina que lo hace apasionante. Y los directores lo tenían todo muy bien preparado, el guionista llevaba mucho tiempo trabajando en la historia y construyó algo que de entrada pensé: Esto es una barbaridad, me encanta, qué suerte tengo de poder hacer esto.
La Cronosfera: Además, habiendo visto tres capítulos me parece que tiene el título con el doble sentido perfecto. Ríete tú de Juego de Tronos.
Pepe Viyuela: Sí, sí. Es realmente un desfile de muertos. Está el matadero del pueblo y luego el de la vida, de los sicarios y de algunos que pueblan la serie, que… no se salva nadie. Son todos… bueno, hay algún personaje un poco más blanco, pero son todos unos cabrones. (Risas) Es que no hay por dónde cogerlos.
La Cronosfera: Es que es cine negro en bruto.
Pepe Viyuela: Sí, es una historia dura que además tiene mucho humor. Y yo tenía esa duda cuando estábamos rodando. Yo pensaba: a mí me hace gracia pero al espectador a lo mejor no le hace mucha. Se bromea sobre determinadas cuestiones y me ha sorprendido gratamente ver que sí, que se divierten viéndola. Y lo que más me alegra en este momento de la historia es que queda mucho. Quedan muchos capítulos y en cada capítulo una cantidad de cosas…
La Cronosfera: Eso te iba a decir, porque después de ver el capítulo 3 me pregunto qué queda por contar.
Pepe Viyuela: Esa era una sensación que leí por parte de alguien ya en el primero. Decía eso: ¿qué más puede pasar? Anda que no queda. Hasta el décimo no te puedes ni imaginar. Yo de hecho te diría que hay cosas que se me han olvidado. De tantas cosas como pasan me sorprende también a mí. Hace tiempo que la terminamos pero cuando la veo digo: ¡Es verdad! ¡Ahora lo que viene! ¡Tiene que pasar esto! ¡No me acordaba de esto! Y me alegra porque la estoy viendo casi como una novedad.
La Cronosfera: ¡Qué bueno!
Pepe Viyuela: Sí, la memoria tiene a veces esa ventaja, que puedes leer los libros dos veces. (Risas)

La Cronosfera: También me gusta mucho que ya se está quitando el prejuicio de los espectadores de que las series españolas no tengan nivel. Un poco menos del cine porque se ve menos, pero el audiovisual español tiene un nivel de primera categoría.
Pepe Viyuela: Yo estoy de acuerdo, y además la apuesta de Antena 3 y de Diagonal, en ese sentido, iba encaminada hacia eso. A decir que podemos explorar lugares que en la ficción española todavía todavía no están muy transitados. Que no estamos inventando nada, que las referencias están claras, pero vamos a ver cómo el público recibe esto. Y es una apuesta en ese sentido, en el de decir que podemos explorar y abrir el campo para tener más posibilidades, sin dejar de hacer lo que hacíamos antes. Y es un gusto comprobar cómo el público acompaña. Ya está demandando otro tipo de series, que a lo mejor no son del gusto del 100% de la audiencia, pero que ya hay nichos y vetas abiertas. Incluso para recuperar a gente que estaba abandonando la televisión, que se estaban yendo a las plataformas porque pensaban que las cadenas generalistas lo hacen todo igual. No, sabemos hacer otras cosas. Y el nivel es muy alto. Hay muy buenos directores, hay muy buenos guionistas y yo creo que hay muy buenos actores y desde el punto de vista técnico… La fotografía de esta serie no tiene nada que envidiar… tenemos que envidiar el presupuesto. En ese sentido nos da mucha pena, sobre todo por tener que ir tan deprisa. Hubiéramos necesitado más tiempo, más días, vamos a dos o tres tomas por secuencia.
La Cronosfera: ¿Cómo ha sido trabajar con Tito Valverde?
Pepe Viyuela: Tito es un monstruo. Es un ser que tiene humanidad y que desborda verdad. Es un gigante. Es un hombre que transmite, además, fuera de la secuencia, grandeza y generosidad. Y luego en las escenas en individual, que te das cuenta de que estás con un compañero que te lo da todo para que tú lo aproveches y le devuelvas lo que se merece. Da gusto trabajar con él. Hace crecer cualquier cosa que toca.
La Cronosfera: Y trabajar con tu hija, Camila, imagino que ha sido una maravilla. Además tiene uno de los mejores personajes de la serie.
Pepe Viyuela: Antes te comentaba que en la serie hay algunos personajes que se salvan, que tienen cierta bondad. El personaje de Camila es una profesional entregada, es una mujer que le da cien vueltas a todos los hombres que la rodean, en todos los sentidos, profesional y ético. Es un personaje muy bonito. Y es la cara blanca de la historia. Y trabajar con ella para mí ha sido un regalazo que seguramente no volveré a tener, porque es muy difícil que vuelva a coincidir, pero me lo he pasado muy bien. He dejado de verla ya como hija y exclusivamente la he visto como compañera, y es muy hermoso. A veces te emocionas. Cuando estás trabajando estás metido en el ajo, pero cuando la ves desde fuera y la veía rodar, en el combo o ensayando, se me saltaban las lágrimas. Pensaba: ¡Qué suerte tengo de poder compartir esto con ella!

La Cronosfera: ¿Te paran por la calle para felicitarte por Matadero?
Pepe Viyuela: Sí, me pasa mucho en los bares, o en el metro. Por la calle a veces también. La gente a veces no tiene tiempo de saber que eres tú, pero si estás en un bar, tomando café, se acercan y te comentan.
La Cronosfera: Tienes un cambio de registro impresionante con respecto a toda la comedia que has estado haciendo. Imagino que para ti ha sido un regalo poder interpretar un personaje así.
Pepe Viyuela: Sí, me hizo mucha ilusión que pensaran en mí para hacer esto. Y luego, me he divertido un montón. Además hay un factor sorpresa que en fondo juega a mi favor: cuando la gente empieza a ver el personaje, se sorprende. Me refiero al espectador de televisión, que ve que no tiene nada que ver con Chema. El espectador de teatro ya ha visto otras cosas. Pero el espectador de televisión, cuando veía mi nombre dentro del reparto pensaba que iba a estar más relacionado con otros trabajos. Porque yo en televisión prácticamente lo único que he hecho ha sido comedia. Y aquí hay comedia pero hay un drama, una historia trágica, hay dolor, sufrimiento y mucho miedo. Es algo que ellos no estaban acostumbrados a ver y que yo no estaba acostumbrado a interpretar en tele. Y creo que eso es bueno, es un factor positivo. Aunque también hay gente que me ha dicho: ‘a mí me gusta más ver a Chema, me divierte más, es que esto es una historia muy dura.’ Tiene que haber público para todo.
La Cronosfera: Ahora que acabamos de pasar las navidades y que te hemos visto en los revival de televisión con el personaje de la silla, ¿sientes nostalgia por él?
Pepe Viyuela: No me da ninguna nostalgia porque lo sigo haciendo. Sigo con él. Hace poco estuve en el Teatro de las Culturas, que lleva Alberto Ammann, y no lo he abandonado. En diciembre y enero hice varias funciones con ese personaje. Y lo hago por eso, porque sí lo echaba de menos. Cuando empecé a trabajar mucho en teatro no me quedaba tiempo para hacerlo y lo echaba de menos. Yo quería hacer ese personaje porque tiene una cosa que me hace muy feliz: la gente se ríe mucho con él. Y eso a mí me da un plus de salud y de vitalidad. Hacer esos números y que la gente se siga riendo, y que cuando se incorpora público nuevo, padres con sus hijos, que te lo dicen: he traído al chico para que te vea. Le he dicho: Te voy a llevar a ver a un Pepe Viyuela que no conoces. Porque los niños eso no lo han visto. Los niños generalmente me conocen por Chema. Luego a lo mejor por Olmos y Robles, el Cabo Primero aquel, y ahora por Matadero, pero ese personaje no lo han visto. Y te ven enredarte con la silla y con la escalera y sientes que se ríen, y vas pasando generaciones, y eso me gusta.
La Cronosfera: Ahora que estrenas El silencio de Elvis, ¿qué expectativas tienes con la obra?
Pepe Viyuela: La de que le guste tanto a la gente como nos ha gustado a nosotros. Desde que la descubrimos. Que venga gente a verla. Que les guste y que nos lleve a todos los que la conocemos a hablar de teatro, a hablar de enfermedad mental y hablar de todo. Creo que tenemos que hablar más de temas incómodos. Es la manera de hacerlo menos incómodo. Ahora que hablamos tanto de normalizar, normalicemos en este caso la enfermedad mental.
La Cronosfera: ¿Te ha costado hacer esta obra?
Pepe Viyuela: No, no me ha costado nada porque yo me incorporo ahora pero ya estaba montada. Yo sustituyo a José Luis Alcobendas, un actor que ahora no puede hacerla porque está en el Teatro de la Abadía haciendo otra cosa. La obra ya la conocía desde que la leímos y decidimos montarla. Yo asistí a los ensayos, asistí al estreno en su momento y me la sabía bastante bien. Y además es un personaje que me encanta y que me apetecía mucho hacer.
Silvia García Jerez