Lunático Julio: 50 años de la llegada del hombre a la Luna
Entrevistamos a Todd Douglas, director de la recién estrenada Apolo 11, y recomendamos las programaciones espaciales que conmemoran el sueño y la hazaña de un pequeño paso, para toda la Humanidad.
Walking on the Moon for real
Para celebrar el 50 aniversario del alunizaje del hombre, allá por el 20 de julio de 1969, múltiples especiales aterrizan en las pantallas, recordándolo a nivel planetario.
De lo más cerquita que llegamos, en la Cineteca de Madrid se dedica todo el mes a la luna en el cine, arrancando el ciclo con Apolo 11, esa espectacular película que resulta el documental definitivo sobre aquel acontecimiento mil veces contado. Mientras en la programación espacial de Movistar +, destacamos Destino La Luna. Una producción de la televisión pública americana (PBS) en seis episodios, que repasa la carrera espacial entre el espectáculo mediático, la innovación científica, los testimonios de los astronautas, y los intereses políticos del momento, en plena Guerra Fría.
Si Firstman se adelantó el pasado año con una ficción casi en clave documental, que emocionaba y convencía con sus planos cercanos y poéticos, Douglas Miller ha esperado hasta este aniversario del paseo lunar, para homenajearlo con un documental que recrea la verdad con verdadero pulso emocional y rigor técnico, construyendo un magistral ejercicio cinematográfico.
Apolo 11 es una monumental gesta de montaje y recuperación de archivo de la NASA que nos muestra por primera vez y por increíble que parezca, las imágenes grabadas por los propios astronautas -Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin ‘Buzz’ Aldrin- durante el viaje de ida y vuelta a la Luna, así como también las más conocidas del lanzamiento y la sala de control que documentaron el evento, pero con material inédito, seleccionado entre miles de rollos de películas de 16mm, 70mm y hasta de gran formato, que junto a más de 11.000 horas de audio, han inspirado al director Todd Douglas Miller para enseñarnos aquellas vivencias en tierra, en el espacio y en el lejano destino, que unieron a la humanidad por un sueño.
Desde la grúa cargando el cohete -en el magnifico arranque del film- hasta el regreso a la Tierra, pasando por los instantes decisivos en los acoples de las naves durante la misión, las escenas del personal de la NASA frente a sus ordenadores, la prensa retransmitiendo en Cabo Cañaveral, la gente acampada esperando el acontecimiento y por supuesto, los recuerdos filmados de aquel paso histórico en la superficie lunar; Apolo 11 cuenta toda la historia sólo con lo que ocurre en la pantalla, sin manipulación alguna y narrando los hechos por si mismos, recurriendo apenas a alguna licencia como la pantalla partida -tendencia en la época- y a una música tecno-épica, que acompaña estupendamente el relato de la odisea.
Estrenada en Sundance, allí ganó el Premio Especial del Jurado y el de Mejor Montaje. Probablemente en otoño tenga un re-estreno en formato IMAX y un futuro lanzamiento digital en 4K, con escenas eliminadas y extras. Pero no duden en verla antes, en alguna noche de este caluroso verano.
Luego mirarán a la Luna con otros ojos, quizá en plan hermandad y con ganas de gritar wow, más que el aaauuuu de cualquier lunático; ya que aún con muchas leyendas asociadas, la realidad es que llegamos allá y posiblemente volvamos como futuro hogar.

En tiempos de fakes y cambios climáticos extremos como actualidad, con el terraplanismo tan de moda y a vueltas con aquello del falso alunizaje grabado por Kubrick, Apollo 11 celebra que el hombre llegara a donde sólo algunos pocos pudieron imaginar y lograrlo.
Tras el encuentro en Cineteca con el director TODD DOUGLAS MILLER -que ya twitteamos- y después del estreno de APOLO 11 en Madrid, tuvimos la oportunidad de charlar con él, aportándonos datos y curiosidades sobre el filme y el proceso de trabajo de todo un equipo, entregado al cine y al Espacio… “Y nuestro trabajo continúa, porque hay mucho material que no usamos en el documental y hemos vuelto a meter al sistema de archivos, de forma que cualquiera pueda tener acceso y usarlo en películas futuras”.

Celebramos 50 años del alunizaje del hombre, pero ya nos han contado varias veces la película. ¿De dónde viene la necesidad de hacer ésta, y por qué te lanzaste a ello?
Realmente empezó cuando hice un corto, Apolo 17, y experimentamos con la idea de trabajar conel material de archivo. -esto fue en el 2016?- Entonces, uno de mis de productores me comentó que pronto venía el 50 aniversario y todo comenzó como un ejercicio de montaje. Para mí, además, significaba volver a trabajar con los negativos originales y necesitaba la mejor calidad. Contactamos con la NASA y la oficina de Archivos Nacionales, pidiéndoles “todo sobre el Apolo”. Creo que al principio pensaron que estábamos locos (ríe), porque hay mucho y no está ubicado en el mismo sitio, pero a lo largo de los meses empezamos a cuantificarlo. Y para cuando íbamos a mitad de la investigación, encontramos una colección de películas en gran formato que cambió la dirección del proyecto.
Las imágenes esperando el despegue, muestran las clases sociales de la época; gente de color junto a blancos, en el mismo lugar y al mismo tiempo, viviendo un hecho histórico muy americano, de igual manera. Cuando escogiste estos planos, ¿eras consciente de esta perspectiva, del reflejo político-social de esa “humanidad unida por un sueño”?
Desde el punto de vista de un documentalista sólo quieres ser lo más preciso posible, queriendo representar las escenas como fueron y sucedieron. Así que para mí fue frustrante que algunos documentales del pasado, que incluso me gustan, no lo hicieran. Y no es como si nosotros estuviéramos buscando estas imágenes, sino que estas personas simplemente estaban allí, formando parte de lo que sucedió. Incluso debería haber más planos, pero estoy contento de que al menos, hemos podido destacar a quienes sí estuvieron, encontrándonos además con quehabía una representación mayor de mujeres y personas de color, de lo que habitualmente hemos visto en películas así. Por ejemplo -y esto se ve muy pronto en la película-, vemos a JoAnn Morgan, quien fue la primera ingeniera en la sala de lanzamiento. Y también, teníamos una escena -que no aparece y mi mujer quería matarme por ello- donde se veía a la primera controladora de vuelo, Margaret Hamilton, que era matemática. Y resultó muy extraño escuchar su voz femenina entre las de tantos hombres mayores. Siendo además lo importante, que ella estaba corrigiendo a uno de estos controladores porque había hecho unos cálculos erróneos en la trayectoria de vuelta, mientras los suyos eran los correctos. No pudimos incluirlo en el montaje final, porque no pudimos hacer que la escena funcionase. Pero ten por seguro que estará en las escenas eliminadas. Hay mucho material todavía, aunque ver todo el metraje puede llevar años(ríe)… Y respecto a la gente de color, déjame comentarte que siempre veíamos a un únicoafroamericano en todas las imágenes de la sala con ordenadores. Sin embargo, nunca me gustó cómo estaba incluido, porque parecía no pertenecer al lugar. Luego, descubrimos que en realidad trabajaba en una oficina llamada Spacecraft Analysis Room, calibrando los niveles de radiación; un trabajo bastante más importante que el de un controlador. Así que los astronautas, cada noche, le comunicaban por radio esos niveles y este hombre realizaba el seguimiento, en esa misma sala.

En Apolo 11 no hay entrevistas, ni voz en off explicativa como suele ocurrir en los documentales ¿Fue una elección personal utilizar “el cine directo”?
Creo que lo bueno de trabajar en documentales, en contraposición a trabajar en ficción, es que tienes control sobre el corte final, lo cual es genial. El plan desde el principio era contarlo todo, desde el estilo más directo. Personalmente soy fan de este estilo y particularmente de las películas de gran formato de los años ’50 y ’60, con esos cortometrajes pre-vanguardistas… Mis películas favoritas son aquellas en las que no ves las huellas de los directores; te sientas y ves qué pasa. En Apolo 11 la cinematografía es absolutamente exquisita y para mí, eso, es lo que realmente hace la película. Y esto es algo que todos supimos muy pronto, al contar con tal material. Creo que la gente se olvida de que todos los astronautas eran miembros de la American Society of Cinematographers (ASC) y que fueron ellos quienes filmaron algunos de los planos y secuencias más icónicos de la historia del cine. Así que, ¿por qué querrías editar eso?
En cuanto al material de gran formato, nos costó saber quién estaba detrás de esas imágenes y por qué las estaba rodando. Lo que encontramos fue a un grupo de técnicos increíbles y notables cinematógrafos que trabajaba para la NASA, y filmaba las 24 horas del día. Además había otro grupo realizando otro montaje -llamado Moonwalk One (1970), que se ha convertido en un clásico de culto entre los geeks espaciales-, del que son la mayoría de las imágenes en la playa que han terminado en nuestro documental.
Me figuro que sería difícil seleccionar el material de entre todas las horas de metraje.
Cuando haces una película, normalmente, no tienes suficiente material. Pero nosotros teníamos el problema opuesto. Así que desde un punto de vista de montaje, fue bastante divertido, aunque echando la vista atrás, supongo que nos resultó difícil, pero cuando estábamos inmersos en el trabajo, sólo haces lo posible por terminarlo (ríe). Cuando empezamos a trabajar, lo hicimos con una secuencia de nueve días, poniendo todo el material en una línea de tiempo. Una vez que tuvimos eso, sabíamos todo lo que teníamos relacionado con la misión, pero nos quedaba intentar encontrar la historia. Y eso sucedió a través de investigación, y sobre todo por conversaciones con los astronautas y sus familias de cosas que quizás no habían sido representadas en las películas de ficción y no-ficción, y todavía les interesaba ver. Además, la mayoría del equipo en esta película somos verdaderos nerds del espacio, así que nosotros también queríamos ver cosas que no hubiéramos visto antes. En ese sentido, fue muy divertido trabajar en ello. Fue genial poder meterse en esta “máquina del tiempo” y disponer de todas estas imágenes que nunca nadie había visto. Fue realmente emocionante.
Has mencionado tu predilección por el cine directo, ¿qué piensas de una película como For All Mankind, muy en tu línea, basada en los comentarios de los astronautas y con una emocionante banda sonora de Brian Eno?
¡Es una de mis películas favoritas! Del director Al Reinert, que también escribió el guión para Apolo 13. De hecho, Al se convirtió en un buen amigo y echo de menos hablar con él, ya que lamentablemente falleció cuando estábamos a una semana de mostrarle la película. Y bueno, la película está dedicada a él… Era un autentico friky de los temas espaciales, el nerd del espacio más grande del planeta, que siempre me decía con una sonrisa ¿te puedes creer que eso sucedió?, cuando veíamos las imágenes del vehículo lunar recorriendo la Luna. Hacía muchas bromas al respecto. Era como un niño grande que nunca abandonó el sentido de sorprenderse, de maravillarse. Si tuviéramos más Al Reinerts en el mundo, probablemente ya tendríamos una colonia en la luna (ríe).

Siendo fan del género y con todo un equipo amante de las películas del espacio, cuandovisteis todo el material ¿cuál fue la escena que más te conmovió?
Creo que la que más me emociona es cuando se están poniendo los trajes, antes del lanzamiento. Estaba en uno de los primeros rollos que pudimos ver. Pero lo que la hace todavía más espectacular es que ya habíamos digitalizado unas imágenes de unos días previos, donde se realizaba un ensayo: poniéndose los trajes, dirigiéndose hacia la plataforma, subiendo por el ascensor y hasta sentándose en el cohete. Pero después, cada uno se fue a su casa. En ese día, había una atmósfera jovial y estaban bromeando en todo momento. Pero el día del lanzamiento real, fue totalmente opuesto y la expresión en su mirada, en sus rostros, era distinta. Estuvieron muy meditativos y sin hablar… Y ahí puedes ver que ellos nos representaban a todos nosotros, ala humanidad entera, y que estaban a punto de emprender algo inaudito que ni se podían haber imaginado diez años antes. Estoy seguro de que todo eso tenía que estar pasándoseles por la cabeza, toda esa profundidad de lo que estaban a punto de hacer. Para mí ver eso, siempre, me pone la carne de gallina.
Utilizas la pantalla partida en pocas ocasiones, pero en una muestras los acoples de los mini-cohetes que forman el Apolo, grabadas por cada astronauta desde su posición, jugando con ellas al mismo tiempo. ¿No crees que arriesgas y podría parecer falseada, al no haber ocurrido realmente así, a la vez?
Es una de las tomas que informa más históricamente, es muy importante desde la perspectiva de la NASA. Y es una de las pocas veces que menciono la cámara de 16 mm, que hacían tomas al mismo tiempo, disparando a la misma vez… Pillan la actitud de la nave, lo que estaban haciendo en ese momento. Y no parece tan arriesgado porque si piensas lógicamente, hay una cámara en una ventana y otra, en otra. Pasamos mucho tiempo con esas tomas, porque técnicamente era todo muy exacto y había que medir la distancia a la otra nave, pero creo que es una gran manera de ilustrar lo que está sucediendo en paralelo.
¿Qué tipo de colaboración tuvieron los astronautas, en qué asesoraron?
Los incluimos en los aspectos técnicos del documental, junto al departamento de historia de la NASA. Había ciertas escenas que quería mostrar, que sólo ellos podrían conocer. Le preguntamos a Buzz Aldrin “¿escuchaste las alarmas cuando sonaron durante el alunizaje? ¿escuchaste algo a través de tus cascos?” Porque siempre había visto en las películas que la alarma sólo sonaba en la cabina, pero ese no era el caso. El departamento de la historia de la NASA nos dijo que el sonido muy probablemente también estaba en los cascos, y Buzz terminó por confirmarlo. Así que volvimos a la NASA para intentar encontrar el sonido exacto. Y fue en MIT Flight Dynamics, el departamento que desarrolló todos los sistemas de vuelo para las misiones Apolo, donde encontramos un documento que tenía el tono exacto de ese sonido; así que se lo llevamos a nuestros ingenieros de sonido y se lo enseñamos a Buzz para saber si la duración era la correcta, para poder incluirlo finalmente… Hicimos ese tipo de cosas en varias escenas técnicas y fue increíble, pues pude trabajar con mis héroes.
La música está muy presente y suena a la época, ¿cómo se trabajó la banda sonora?
En Apolo 11 he trabajado con la misma gente, con la que llevo trabajando desde hace años. Mi colaborador más antiguo es el músico Matt Morton, a quien conozco desde que éramos niños. Él es una de las personas más creativas que conozco y en esta película quería utilizar solamenteinstrumentos de antes de 1969, y eso incluía un sintetizador Moog -sólo existen 25, re-fabricados hace un par de años y con lista de espera- que él muy emocionado contaría que recibió, justo después de Keith Richards… Hicimos una pre- partitura y teníamos muchas horas de esta música electrónica, con composiciones a las que acoplamos escenas, que luego dimos estructura. Fue una manera maravillosa de trabajar, que quiero repetir. Le dije a Matt que quería una músicacomo sacada del ’69, pero con un estilo actualizado. Y así es. Es una de mis partes favoritas del film.
Muchas horas de música y muchas notas de audio en más de 10.000 horas ¿Encontrasteis cosas divertidas o políticamente incorrectas de aquellos héroes en la luna, pero humanos igualmente?
Exactamente son 18.000 horas.
Se escuchará mucho silencio, también.
También (ríe). Pero hay cosas interesantes. Podrías poner un equipo de investigadores en una habitación y se pasarían el resto de su carrera oyendo todo lo que hay, y sólo llegarían a arañar la superficie… Hay un momento -eliminado- con Michael Collins, que era muy divertido, bromeando con una fuga en la nave y a la par en su pierna, al ir a orinar… Y muchas veces, el capitán llamaba a la familia y tenían conversaciones triviales, sobre la casa, lo que harían el fin desemana… También es muy divertida una conversación durante el aterrizaje, en la vuelta, cuando ya hay mucha gente saludándoles y un controlador aéreo comienza a preguntar dónde es la fiesta, como si no se hubiera enterado (risas)… No encontramos nada raro, la verdad. Ni gritos de ¡He visto un ovni! (ríe), ni comentarios sobre el satélite ruso que estaba a la vez por el Espacio…
Queda la teoría de la conspiración de Kubrick ¿Encontrasteis en algún rollo perdido, algún dato que lo demuestre?
No encontramos el material de Kubrick ¡Y ya me hubiera gustado! (risas) Es realmente alucinante pensar que todo esa gente se ha puesto de acuerdo par engañarnos, ¿para qué? Si así fuera, ya lo sabríamos… Ademas la NASA no sabe guardar secretos ¡y menos durante 50 años! Bueno, mi última película fue un documental sobre dinosaurios, así que no suelo pensar que 50 años es mucho tiempo (ríe)… Creo que todos tenemos mucha suerte de vivir en este período asombroso,a un par de generaciones de quienes inventaron los aviones. donde nuestros antepasados no creyeron que podríamos viajar a la Luna, mientras nosotros lo hemos visto pasar en nuestra vida, y eso es extraordinario. Así que en miles de años, si seguimos por aquí, la gente mirará hacia atrás y lo verán como un momento asombroso en la historia de la humanidad y cuán afortunados fuimos de vivirlo.
Hace medio siglo, el 16 de julio, despegaba el Apollo 11. El próximo martes se repite la fecha en luna llena y con eclipse. Y aunque la agencia espacial estadounidense ha anunciado que durará cerca tres horas, tendremos que esperar al finde para celebrar, en su totalidad, aquel universal moonwalking lunar.
Mariló C. Calvo