LA LLORONA: La maldición te persigue

La llorona es una canción popular mexicana con muchas versiones en su haber. Una de las más famosas es la que cantó Chavela Vargas, que se incluyó en la banda sonora original de Frida, la película que protagonizó, en el papel de la pintora, Salma Hayek.
Pero La Llorona es también, y partiendo de una leyenda mexicana del año 1973, una mujer que pasó por una desgracia y cuya penitencia, ya en forma de fantasma, persigue a las familias que hayan visto su figura por las noches, que es cuando se aparece para llevarse a los niños previamente atormentados por el miedo que produce tanto verla como sentir sus quemaduras.
Y es lo que le ocurre a los hijos de la trabajadora social Anna Tate-García (Linda Cardellini), dos pequeños que van a seguir los pasos de los de Patricia Alvarez (Patricia Velasquez), unos niños que Anna encuentra encerrados bajo llave y candado en un armario de una casa repleta de velas para ahuyentar a quien Anna aún no conoce pero no tardará en conocer.
El error de aparentemente soltar a los niños sin saber que esa es la única protección que puede resguardarlos de la amenaza, lo van a pagar caro las dos madres, la que pierde a sus hijos por exponerlos a La Llorona y la que va a comprobar cómo la maldición sigue su curso en la persecución ahora de los suyos.
Cuando se da cuenta de la situación en la que vive, Anna trata de poner remedio, de defender a sus hijos de La Llorona, y es entonces cuando se interesa por su historia y cuando trata de encontrar una solución, la que sea, que si tiene que ser a través de un curandero (Raymond Cruz), a él habrá que encomendarse.

Anna intenta proteger a sus hijos en LA LLORONA
Anna intenta proteger a sus hijos en LA LLORONA

La Llorona es un spin-off del universo Expediente Warren: The Conjuring, aquel hito del cine de terror en el que gracias a su director, James Wan, conocimos a los Warren, el matrimonio compuesto por la parapsicóloga Lorraine (Vera Farmiga) y su marido Ed (Patrick Wilson), que no era parapsicólogo pero que auydaba y apoyaba a su mujer allá donde el caso requiriera su presencia.
The Conjuring, título original que en España se vio inflado con Expediente Warren, conoció una segunda parte, también dirigida por Wan y tan estupenda como la primera, con sus cambios un tanto discutidos para no hacer lo mismo que ya habíamos visto, como el hecho de los Warren no fueran los protagonistas, y posteriormente, y ante el apabullante éxito de lo que parecía una gallina llena de huevos de oro, los spin-off de la muñeca endemoniada Annabelle, La Monja, o ahora este de La Llorona.
No desvelaré aquí en qué punto se unen La Llorona con Expediente Warren pero ya que la publicidad de la película los asocia por medio de los productores y cita el Universo en su cartel, aclaro que sí, que de alguna manera están relacionadas, pero insisto en que no será este texto el que revele en qué sentido, con qué personaje o con qué trama.

No se puede estar a salvo de LA LLORONA
No se puede estar a salvo de LA LLORONA

Lo que sí es conveniente aportar es que de todos los spin-off realizados de la película de la que la de Wan parte, a quien esto firma le parece que La Llorona los supera a todos de largo.
La Llorona no inventa nada dentro del cine de terror, no aporta una angustia nueva como sí lo hacía Wan, otorgándole al género unas alas que nunca había tenido, situando a los espectadores en esquinas de habitaciones donde provocarle un miedo inusitado sin estridencias, sin ni siquiera tener que mover la cámara.
Pero La Llorona lo que sí hace es jugar muy bien las cartas con las que cuenta, los elementos del terror imprescindibles en cualquier narración que intente asustarnos, y nos proporciona una atmósfera que poco a poco nos va metiendo en la misma situación que los personajes viven, dándonos pánico mirar a la pantalla sabiendo como sabemos, porque no es la primera película de terror que vemos, lo que nos espera.
Así las cosas, cuenta la cinta con algún giro que es muy bienvenido, porque no esperamos tal circunstancia que nos ha hecho creer que algún personaje no es quien dice ser. Y eso también está bien, porque jugar con el espectador como lo logra Michael Chaves en esta, su ópera prima, no es fácil, pero hay quien lo consigue un siglo después de haberse inventado el cine.

Silvia García Jerez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *