A PUNTO DE ESTRENAR LA UNIDAD CHARLAMOS CON NATHALIE POZA de la serie, del teatro y de la verdad de sus personajes

“Necesitamos empezar a generar y no sólo a través de las pantallas”

La última vez que vi a Nathalie Poza fue subida a un escenario y a unos tacones en Prostitución, todavía caliente en mi retina y memoria, por todo lo que sentí en una función que destripa y disecciona la profesión más antigua del mundo.  

Un par de meses después, aparece en mi ordenador interpretando a Carla, la protagonista de La Unidad. Y la presentación de su personaje se condensa en un par de llamadas -a un ministro y a un compañero en faena- con un par de frases: “Esas chicas terminarán de prostitutas en Siria. Y sufren mucho.” 

Dicen que el destino es caprichoso y de nuevo, veo a Nathalie Poza recreando un personaje real. Interpretando a una mujer fuerte que esconde su vulnerabilidad y un secreto vital. 

No es la primera vez que hace de este tipo de féminas, pero hay algo en su Carla de La Unidad que no podía dejar pasar, sin la oportunidad de analizarla. 

Como hace la serie, atravesando al personaje desde un primer contacto en una piscina rodeada de gente, hasta ese cierre que es un regalo, volviendo al agua y agarrándose a la calma, comenzando a tenerse en cuenta.

Un personaje que desde la mesura, cercanía y empatía hace visibles a esas mujeres valientes que muchas veces pasan desapercibidas. Descubriéndonos un trabajo que no suele aparecer en los cuentos de princesas, ni en los restantes para niñas. 

Un personaje que atrapa al momento -al primer toque- y hasta el final -un final preciso y conmovedor-. 

Nathalie Poza La unidad
LA UNIDAD

Carla es la Comisaria Jefa de Brigada, uno de los cargos más altos de la jerarquía policial. Acostumbrada a mediar entre los altos mandos y sus chicos (y chicas) de La Unidad, puede conseguir atrapar al terrorista más buscado mientras organiza una comunión. Aunque quizás no gestiona tan bien las relaciones con su padre, su pareja y una hija, a la que siente que descuida a favor del trabajo. 

Carla, entonces, no dejará de buscarse en el espejo porque ya no sabe dónde mirar. Porque antes tiene que ver lo que quiere y saber decir lo que esconde. 

Sin embargo, todo va a ir descubriéndose de manera muy sutil. 

Y terminarán fascinados y fascinadas con Carla. 

En la era Coronavirus, cuando parece que todo resulta más sencillo a través de las pantallas, con Skype o diversos encuentros virtuales para realizar una entrevista, decidimos ser clásicas y hacerlo por teléfono (regalándonos además un vídeo-saludo).   

Ha sido una charla enriquecedora y apasionante.

Espero que la disfruten tanto y tal como fue. 

LA CRONOSFERA: Interpretas a un super-mujer que no lo aparenta ¿Carla realmente existe? 

NATHALIE POZA: No tal cual. Pero sí que hay una mujer en un altísimo puesto en la vida real. Lo que pasa es que La Unidad ha juntado muchos cargos en un sólo puesto, que serían muchos más, porque están como divididos, y para que fuera más fácil de entender… Es decir, quizás no hay una Comisaria Jefa pero sí una Inspectora Jefa, que fue la persona con la que yo estuve muy pegadita. Fui a trabajar con ella, comí con ella, le acompañaba… Y ha sido esa persona que realmente ha contestado todas las preguntas que quería hacer. Y la que me ha compartido más intimidades. Es verdad que todos los conflictos que tiene Carla no los ha sufrido ella, pero lo ha vivido con compañeros suyos. Por ejemplo me contó del caso de un policía que comenzó a resultar sospechoso e incluso le hicieron un seguimiento, porque pensaba que estaba de infiltrado del lado opuesto. Y fíjate cómo son de responsables y conscientes, con todo muy transparente entre ellos, que descubrieron que estaba en un tratamiento de quimioterapia. Claro, él no quería decirlo porque si en algún momento flaqueas, enseguida te relegan, la verdad. Y él no quería dejarlo. Y es que les gusta tanto lo que hacen y les importa tanto, que se tienen muy pillados… Pero a Carla no le ocurren todo, ni en los casos ni en lo personal, aunque lo que sale en la serie, como lo de prometer estar en la comunión de tu hija y luego faltarle – que es lo peor que le puedes hacer a los niños-, claro que pasa, porque si hay que salir corriendo, se sale corriendo estés donde estés. Me contaba también que en el chat de mamás y papás del colegio, ninguno se huele a qué se dedica. ¡Les daría algo si saben que lleva un arma en el bolso, de vez en cuando!, me decía (risas). Y por supuesto, nadie se puede imaginar que es la Jefa de la Unidad Policial Antiterrorista Española. Y si tú la ves… 

LA CRONOSFERA: ¿No te cuadraba con lo imaginado?  

NATHALIE POZANo te lo puedes imaginar. Es lo que más me impresionó cuando llegué a Canillas y apareció ella. No puede ser, es imposible, dije, porque yo ya llevaba tiempo trabajando el personaje por dentro y aparece una tía que no me cuadraba, en absoluto. Tenía una energía y cordialidad muy contagiosa, muy envidiable. Y teniendo en cuenta por lo que pasa esta gente – y tú que ya estás metida en la parte dramática-, te encuentras con una tía ‘siempre pa’ arriba’, teniendo algo como de no caer, de no poder caer, precisamente porque estaba arriba… A Carla la conocemos ignorando el complicado momento personal que está pasando, porque ella siempre muestra normalidad con sus compañeros, algo en lo que insistía mucho Dani porque no quería ver jerarquías, ni cuando está entre altos mandos -donde siempre haya alguna cretino, que le toca al personaje de Fele como representante político- porque ella tiene que negociar también con ellos. Y tal cual lo vimos; cómo se tiene que mediar entre ésos y los agentes que están en la calle. Pero ella, el personaje real, viene de ahí, había estado en la calle y por eso cuando asciende, sabe de lo que está hablando, y protege a sus chicos al mediar con los de arriba. Y ahí es donde aparece el pragmatismo y la capacidad de mando, que también pude ver. Pero podía pasar por otra cosa con sus colores chillones y sus pendientes de animal print… 

L. C.: Nada que ver con el look casual de Carla. 

NATHALIE POZA: Para Carla no nos preocupamos por la ropa, ni por su pelo -aunque se lo cortay es relevante, pero sin darle importancia-. porque hay algo en ella que quiere que no tengas que fijarte en eso, en nada de eso. No pierde el tiempo en cosas externas. Podría pasar por cualquiera y no se da importancia. ¡Eso es! No se da importancia. Y hay momentos en el caso de Carla, que pueden ser hasta peligrosos. Claro que no puedo contar mucho de la serie, pero es bonito contarlo así; no se da importancia aunque está en un momento difícil y jugando con fuego. Pero es de esas que pasa por encima de sí misma y de una manera muy bestia, poniendo por delante la misión, porque la pone por encima de todo. Es de esas personas que podría ser activista, cura o cirujana, pero está en la Policía. Y cuando hablábamos, yo le preguntaba por los chavales que vienen engañados, que ni saben en qué se meten con eso del terrorismo -se ve muy bien en la secuencia de los rehenes-, pero ella me explicaba que sólo se preocupa por la viejecita si está en peligro al cruzar la calle. No puede ocuparse de dónde viene el origen de toda esta movida. “No puedo tener un pensamiento tan elevado”, me lo dijo, y esa es la estrategia. Claro que la psicología, la filosofía y el análisis profundo que hay detrás…  Que creo que es un análisis que el espectador puede hacer porque la serie abarca todo esto, y tiene que ver con esta sociedad en la que vivimos, con este mundo donde hasta el terrorismo está globalizado. 

L. C.: ¿Encontraste muchas mujeres en la Unidad Antiterrorista real? 

NATHALIE POZA: Sí, sí que hay mujeres en el cuerpo policial y muchas jóvenes -en prensa, por ejemplo-, pero no tantas como en la serie. Dani quería meter más mujeres para sugerir también la igualdad y no tener que hablar siempre de lo mismo. Aunque volvemos a lo de la realidad, ya que otra de las confidencias que me contó hacía referencia a cuando estrenó el puesto y todo el mundo estaba muy contento, pero que siempre había algún comentario de más y aquello de tener que demostrarlo, un poquito más. 

L. C.: Es cierto que lo femenino y masculino está calibrado con exactitud. 

NATHALIE POZA: Está muy medido y no hay machismo. Salvo por un comentario que además se puntualiza como tal, en la misma secuencia -con respecto al terrorista que llega a España y se dice que viene por una mujer-, quedando totalmente fuera de lugar y con la llamada atención por parte de otro hombre, marcando la diferencia. Y está muy bien que se vea que entre hombres hay ese tipo de diferencias. 

Nathalie Poza La unidad
Zahera y Poza en La Unidad

L. C.: ¿Grabasteis cronológicamente? ¿Cuál es la secuencia que más te costó? ¿Y la que más te gustó? 

NATHALIE POZA: Es curioso porque a veces rodar secuencias importantes aunque sean atrás en tiempo, te da claves. Como la secuencia de la Puerta del Sol, que estaba más al principio y fue muy dura de rodar, pero me dio mucho para entender al personaje. Es la secuencia que más me costó -y fíjate que a veces hay secuencias que te la juegas a una, como en Mientras dure la Guerra, y luego van solas- pero esta además era un plano secuencia, con mucho calor, mucha gente y dependía todo el mundo de que lo hiciera bien. Me la jugaba y nos la jugábamos todos, porque está la responsabilidad de contar algo que es tremendo y que te duele. Pero me di cuenta que contaba con muchos apoyos y estaba muy acompañada de la maestría de Dani, que ha conseguido hacer una secuencia donde todo lo que te rodea está genial… Y la que más me gusta, porque cuenta mucho de Carla, es cuando está en la comunión de su hija y le dice a su padre: ‘Estoy agotada, papá’. Leí esa frase y ya nunca la volvía a tocar. Cuando alguna frase me importa, no la toco hasta que se rueda. Y con ésta fue tal cual. Es una secuencia que dice mucho y está muy bien escrita. 

L. C.: Carla tiene un hija con pecas y pelirroja, ¿Llamarla Pipi es tuyo, o viene en el guión? 

NATHALIE POZA: Es mío. ¡Qué ilusión que te hayas fijado! Qué bueno…

L. C.: Me crié viendo la serie y leyendo sus libros. Soy muy fan de Pipi Calzaslargas

NATHALIE POZA: Pues cuando publiques la entrevista se la podemos dedicar a Elvira Lindo, que es muy fan también de Pippi Långstrump y fue quien me la recordó al leer su libro “30 maneras de quitarse el sombreo”, sobre las escritoras que le han influido. ¡Y cuando vi a la niña con esas pecas, ese pelo… Para comérsela! ¡Si hasta le compré un bolso de Pipi, que no se si sale en la serie! (risas) Me gustó el mote y que tuvieran ese código particular entre las dos, porque larelación entre ellas es muy especial; la niña sabe más de lo que parece y Carla es muy consciente de que le falla. 

Nathalie Poza es Carla, Comisaria Jefa

L. C.: Los interiores están muy cuidados y las localizaciones en exteriores son espectaculares. Carla es de despachos y no sale apenas de Madrid. ¿Te hubiera gustado rodar alguna secuencia en Nigeria, por ejemplo, como el personaje de Marian Álvarez? 

NATHALIE POZA: ¡Ojalá! Quizás si hay segunda temporada, me saquen de las oficinas (risas) Está difícil pero me encantaría. Creo que esos rodajes te cambian. Y te hablo a nivel personal, porque para Marian ha sido un antes y un después de ese viaje, hasta el punto que se cayó en esas aguas infames… Allí fueron muy pocos del equipo. Era muy arriesgado y no todos querían ir. Fueron muy valientes, pasaron sus miedos, pero creo que está muy bien y ahí está para vosotros. 

L. C.: Es bastante impresionante la llegada por el río y aporta mucha verdad, aún recordando a Apocalypse Now.  

NATHALIE POZAExacto. Pero es real. Existe ese lugar y esa gente. Hay mucha verdad, que es lo más importante para la serie y para Dani. Vale que hay mucha acción, pero conectar con eso y cómo lo cuenta… Después de hacer Prostitución (que tú conoces bien por tu espectacular critica, por cierto) y ahora con La Unidad, basadas en la realidad, resulta que hay como una responsabilidad de no ser banal o artificial y de tener que conectar con la verdad, aunque no sea amable. Estábamos muy comprometidos al conocer esa realidad, que te coloca en otro lugar y creo que esta serie dentro del entretenimiento de un thriller -que es un género perfecto para sostener esta historia-, refleja una realidad que no es divertida de analizar pero que tiene mucho que ver con todos nosotros, con nuestra sociedad. Además no se recrea en la violencia, pero te mantiene en una tensión a punto de ser insoportable, que creo que es una manera sana de sostener el visionado. 

L. C.: Lo acabas de apuntar -y gracias, por cierto-. Quedó pendiente un encuentro con Andrés Lima y el resto de las chicas de Prostitución, porque sin la llegada del Covid-19 ¿Estaríais de gira? 

NATHALIE POZAEmpezaba sobre estas fechas, el mes pasado. Teníamos bolos hasta junio y volvíamos en septiembre a Madrid. Terminando en Bilbao, en el Arriaga, donde ya habíamos quedado con gente de La Unidad, de cuando rodamos. Pero todo se ha suspendido. Ahora no sé cómo la vamos a retomar, pero hay mucha gente esforzándose para que podamos volver a los teatros. De momento hay que tener paciencia y dejar trabajar a quienes saben, para poder reactivar todo. Hay propuestas y hay voluntad, también por la parte institucional. Y la Red de Teatros está currando mucho, sin parar, pero todo va lento. Y hay que confiar. A nadie le interesa paralizar el país. Y poco a poco, volveremos a lo presencial, porque yo desde luego, no voy hacer teatro digital (risas) Está previsto volver con Prostitución en febrero, al Matadero, y sería maravilloso para celebrar la vuelta a la vida. ¡Ojalá! Ahora mismo me parece un sueño poder volver a la sala grande y haciendo cambios, pero creo que sería una bonita manera de volver. Pero no sé, ahora todo es complicado y se me escapa lo del aforo y demás…

L. C.: Quizás tendría que bajar el IVA o suspenderlo temporalmente.  

NATHALIE POZA: Tampoco sé si puede ser rentable para los teatros y empresarios. Fíjate lo que hacen en Francia y lo hacen bien porque no hay recortes… No sé si vamos a aprender algo de todo esto. 

L. C.: Esperemos. Ahora estás en plena promoción de La Unidad pero ¿tienes algún proyecto nuevo? 

NATHALIE POZA: Estoy pensando un espectáculo por mi cuenta, para sacarlo adelante con una escritora. Tiene que ver con este mundo que no cuidamos, con los animales y la Naturaleza. Estamos pasándonos material y poco a poco, generando algo que siempre he querido hacer y nunca me ha atrevido, porque siempre acabo trabajando para otros, o con ideas compartidas, digamos. Pero me apetece que sea personal y contando con alguien con quien se está en línea. A ver si lo consigo… Hace tiempo intenté un montaje con un grupo de músicos, pero como me salían trabajos, lo iba apartando. Con el confinamiento he retomado algo que siempre quise hacer. Aunque voy muy lenta y me cuesta concentrarme… Pero en situaciones lamentables, el ingenio funciona. El arte surge de la necesidad y no desde la comodidad. Y cuanta más crisis, más increíbles son las obras -y no lo digo por mí (risas)-. Lo que pasa es que hay que tener muchos huevos para hacerlo. Ahora, necesitamos empezar a generar algo y no sólo a través de las pantallas. Y creo que hay que volver a los formatos de teatro pequeño, más íntimo, como hace años…  

LA CRONOSFERA: Hay que reinventarse. A ver si lo conseguimos y somos listos. Mientras, me quedo con la ilusión de veros de nuevo en Prostitución, en Matadero. Y esperando a ver tu proyecto en la sala que desees. 

NATHALIE POZA: Ojalá. 

Mariló C. Calvo 

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