BAD BOYS FOR LIFE: “hasta el fuego”, pero sin Michael Bay.
Cerrando una trilogía que parece oler al renacer de una franquicia: tenemos confirmada la cuarta entrega para 2021, Will Smith y Martin Lawrence, una de las parejas de policías más cañera del cine de acción, han regresado para intentar tomar, una vez más, la gran pantalla; y seguramente lo consigan, a pesar, eso sí, de su bajo estado de forma; pero apoyándose, como siempre, en una nostalgia y sentido del humor que nunca fallan. Y es que recordemos que ya han pasado diecisiete años de la anterior Bad boys for life.
Una vez más, todo arranca en Miami, con una frenética persecución; la cual se transforma en una contrarreloj para que Marcus Burnett (Martin Lawrence) pueda llegar a tiempo al nacimiento de su primer nieto. Este será el principal punto de inflexión para el desarrollo del conflicto principal que habrá entre los dos amigos. Por un lado, el deseo de tener una apacible jubilación, y por el otro, la vuelta al ruedo de una pareja que fue leyenda. Esta objeción entre compañeros se diluirá gracias a un intento de asesinato frustrado, que desembocará, como no, en una enrevesada investigación en la que Marcus, y sobre todo Mike (Will Smith), estarán al pie del cañón.
Quizás su mayor problema sea él de la falta de tensión, que se va adquiriendo conforme avanza la trama. Esto se debe a un creciente carácter melodramático, que tiene su cénit en una secuencia final digna de la peor telenovela. Intentar ponerse serio e intenso en este tipo de producciones siempre es un error. Pero a su favor juega que la acción y las `hostias´ que funcionan, y se combinan a la perfección con las siempre agradecidas dosis de humor. Esto último, es lo mejor y más notable del film. Cabe destacar un gag en pleno vuelo que consiguió desatar las carcajadas de la mayor parte del público del pase.
Por último, hacer hincapié en Joe Pantoliano, quien es sin duda el más destacable de todos los secundarios. Un actor que siempre logra hipnotizarte a través de la pantalla. En definitiva, una película comercial más. Poco innovadora, pero con registros suficientes. Un ejemplo ideal de cine palomitero.