OBJETOS: El esqueleto embarrado
Objetos tiene una premisa insuperable: un hombre que trabaja en Objetos perdidos, que los clasifica, los guarda y, si es necesario los restaura, recibe, entre los muchos que le llegan, una maleta que le parece intrigante. Es una maleta buena, de combinación, que obtiene por medio de paciencia y de ir escuchando en qué número hace el contacto de apertura. Pero cuando lo logra, el contenido que descubre es espeluznante. Los huesos de una bebé llamada Eva, cuyo nombre también obtiene al limpiar el barro que lo cubre todo y leerlo en el bordado de la rebequita que encuentra con las pertenencias de la niña.
Un hallazgo así deja a Mario (Álvaro Morte), el trabajador de Objetos perdidos, sin habla. Asustado, muy asustado. Y lleno de preguntas. Tal vez no sea él el que deba responderlas pero cuando deduce que la Policía no va a investigar nada, comienza a hacerlo él. Y empieza a buscar a la madre. Y la encuentra. Se llama Sara (China Suárez). Pero dar con ella será solo el primero de sus problemas.
Un argumento así es motivo de atención de cualquiera: lectores, directores, productores… debería haber codazos para poder hacerse con el proyecto. Y lo ha conseguido Jorge Dorado. Dirige. con ésta, su segunda película tras Mindscape, por la que fue nominado al Goya al mejor director novel. Jorge es bueno. Muy bueno. Lo ha demostrado también televisión, donde dirigió algunos capítulos de El Ministerio del Tiempo, a lo largo de sus distintas temporadas (algunos de los más alabados y mejor hechos son suyos) y terminó de consagrarse como un valor seguro en la pequeña pantalla gracias a The Head, mini serie producida por Hulu que fue un éxito apoteósico tanto en Asia como en Estados Unidos y que precisamente por eso acaba de terminar el rodaje de su segunda temporada. Por supuesto, la esperamos con ansia.
Pero mientras llega, tenemos aquí Objetos, una nueva muestra de que Jorge sabe dirigir. Lo que le hace falta es un guión más férreo, sin elementos que no acaben de cuadrar (esa policía -Verónica Echegui- yendo sola a todos lados, sin refuerzos) y algo más de presupuesto para que lo sórdido se note realmente sórdido, para que lo inquietante se sienta verdaderamente inquietante. Ese mundo en el que Mario se mete de lleno no convence. Asusta a los personajes pero no al espectador. Es demasiado blanco para lo oscuro que debería.
Por otro lado, el reparto es fabuloso. China Suárez es un descubrimiento. Actriz argentina con una enorme cantidad de series de televisión en su carrera, aquí brilla con luz propia porque es evidente que la tiene, aunque su personaje no sea especialmente lucido.
Su compañero, Álvaro Morte, el auténtico protagonista de la función, por fin cuenta con un papel principal, tras ser durante tanto tiempo secundario. Su talento y su voz ya pedían sobresalir más allá de su Profesor, en La Casa de Papel. Pero su interpretación aquí es tan oscura que seguimos pidiendo más de cuanto puede ofrecernos. Pasarse la película susurrando, teniendo esa voz fabulosa que tanto podría lucir no refleja mejor aquello por lo que atraviesa. Es como si forzara introducirse en lo más crudo de su experiencia y no es necesario recurrir a eso.
Por último, un bonito reencuentro en el reparto: Zorion Eguileor, aquel señor mayor que en El hoyo (The Platform) afirmaba que casi todo era ‘Obvio’. Un secundario espectacular al que vemos menos de lo que deberíamos pero que Objetos nos recupera. Para bien.
Objetos nace de una muy buena idea, y tiene un inicio tan potente que nos quedamos pegados a la pantalla. Lo que inicialmente iba por el camino perfecto va cogiendo sendas incorrectas y llevándonos a lugares que cuadran en fondo pero no en forma. El resultado es una curiosidad sin la fuerza que una historia así requiere, una película menos intensa de lo que pretende y un thriller que pudiendo haber sido ejemplar rebaja su listón más de lo que nos hubiera gustado percibir.
Silvia García Jerez
