SENTIMOS LAS MOLESTIAS
Amigos para siempre
El dúo creador de la delirante Vergüenza, vuelve con una brillante serie para una pletórica pareja de colegas, en la ‘edad dorada’ de los achaques y la cercana jubilación.
En clave de comedia dramática, con ironía y ternura, Sentimos las molestias presenta a un par de ‘abuelos’, tan bien encarnados por los veteranos Resines y Rellán (o Rellán y Resines), lidiando con aquello que se supone es “hacerse viejo”, en esta época de emoticonos y continúas ‘segundas juventudes’.
El tándem triunfador de guionistas/directores formado por Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero arriesga, de nuevo, con una tanda de seis capítulos, de media hora, alterando prejuicios y poniendo el foco en las arrugas, que también son bellas.
Pues no solo puede ser un yayo televisivo José Coronado, cuando entre tanto serial de juventud, treintaytantos y cuarentones viviendo sus nuevos veinte, quienes ya han superado su más de medio siglo de vida, también tienen batallitas que contar; esta vez, desde el humor y las verdadesde esa tercera edad, en la que parece que hay que pedir perdón por existir, sintiendo además las molestias.
La serie es todo un canto a la amistad y a las ganas de vivir, burlándose de la insoportable levedad del ser y de esos saltos generaciones que relegan la actividad según se va soplando velas de cumpleaños, cuando cabe recordar que en la realidad, uno de los actuales líderes mundiales es un octogenario y otro más patrio, ha llegado a poner en jaque a las entidades bancarias con el eslogan “soy mayor, no tonto”.
Que más sabe el diablo por viejo, que… Llegados a una edad, se deben aceptar ciertas renuncias e inevitables cambios, aunque convertirse en “gente mayor” ya no es lo que era y envejecer nos quede a la vuelta de la esquina.
Cual pareja de clásicos cómicos, a lo Lemmon y Matthau, Sentimos las molestias cuenta con ese par de amigos que comparten el nombre del personaje, Rafael, su pasión, e incluso el oficio; la música, siendo uno, Müller (Antonio Resines), un prestigioso director de orquesta, a quien llaman por el apellido y ’maestro’, mientras que el otro, más conocido por Rafa Jiménez (Miguel Rellán), es una vieja gloria de rock nacional que se niega a abandonar su canción protesta.
Mostrándonos sus vidas entre sus asiduos encuentros con los viejos chascarrillos de décadas de relación, sus citas con antiguos romances o nuevos amores, esas visitas médicas ya habituales, y la eterna lucha de sus egos de artistas (una cuestión más propia del carácter de cada cual y no tanto de la edad). Ambos, algo caraduras e inmaduros, pertenecientes a una determinada generación, son a la par, las dos caras de una misma moneda; uno, malhumorado, divo y crío, frente al otro, más encantador y eterno ligón, quien todavía distingue el usted del tú, viviendo solo a lo adolescente, aún teniendo hasta un bisnieto, bisnieta, o bisniete (como el mismísimo Mick Jagger).
La música, fundamental en Sentimos las molestias, combina la clásica de filarmónica y la rockera, compuesta por Joan Valent, que incluye el tema Cuidado con el perro de Suburbano; una cancióndel pasado de la banda de los ’70 (de esas, de siempre, que sigue funcionando años después), cediendo asimismo el nombre al mítico grupo de la serie y a la co-productora que participa.
En un principio, los personajes estaban intercambiados, e igualmente hubieran acertado. Sin embargo, la decisión final de ver a Müller en Resines y a Rafa en Rellán es perfecta, pues solo por verle con esa coleta y media melena heavy, lo vale. Y ya verlos, o encontrarles juntos, es una gozada. Pues además de ser parte de la historia de nuestro cine, son de esos tipos que caen bien, dentro y fuera de la pantalla desde hace muchos años, y se les tiene mucho cariño.
Completan el reparto, actores del nivel de Tito Valverde, genial en sus breves apariciones de parodia y tragedia, y la colaboración de esas dos actrices maduras y estupendas como son Fiorella Faltoyano dando vida a la mujer de Müller, y María Casal interpretando a la abogada que lleva el desahucio del edificio donde vive Jiménez. Igualmente, hay que mencionar a la joven Melina Matthews como Victoria, una virtuosa del violonchelo muy cercana al famoso director.
Y atención a las secuencias con la orquesta, que son una delicia. Y a los créditos de obertura.
En Sentimos las molestias hallamos también reflexión (ese miedo común al paso del tiempo), en momentos tan divertidos (esa grabación con auto-tune de Jiménez) como gloriosos (esa entrevista con Mara Torres, de cameo, y un Müller a lo gran tenor, justificando la seducción de antaño vs. acoso de hoy en día), confirmando que aun gustándonos por separado, Cavestany con su fantástico Un efecto óptico y F. Armero con Si yo fuera rico, entre otras, y tras sus personales versiones del confinamiento, hay que celebrar que vuelven a hacer un magnífico equipo con esta serie de afinada partitura y buena ejecución.
El Teatro Real de Madrid, donde están rodadas muchas secuencias, acogió la premiere deSentimos las molestias, con la presentación del primer episodio, un coloquio posterior y la actuación de Miguel Rellán a la guitarra, cantando el tema principal.
Junto a los protagonistas, asistieron los creadores, Cavestany y Fernández- Armero, y el productor ejecutivo, Fran Araújo, quien está detrás de éxitos como Vergüenza, Hierro y La Unidad, que recién estrenada su segunda temporada, anuncia ya la tercera.
Producida por Movistar Plus+ en colaboración con Cuidado con el perro TV, Sentimos las molestias se puede disfrutar completa, a partir de este viernes.
Véanla, sin duda alguna.
Véanla, sin disculparse lo más mínimo.
Mariló C. Calvo