INFIERNO BAJO EL AGUA: Caimanes domésticos
Infierno bajo el agua es una de esas películas que viene a demostrar, un año más, lo resultonas que son las historias con escualos y bichos gigantes con gentes en apuros por su culpa en plena época veraniega.
Infierno azul, con Blake Lively, y título español similar al que nos ocupa, por cierto, aunque los originales sean completamente diferentes, o Megalodón, con un Jason Statham pegándose con un tiburón prehistórico, han sido los héroes de veranos pasados en nuestras carteleras, y ahora a ellos se les suman una aguerrida muchacha que pretende salvar a su padre, y a ella misma, dado el cariz que acaba tomando el asunto, de una tormenta apoteósica con tornado incluido que hace evacuar la zona en la que viven.
El caso es que Haley (Kaya Scodelario) lleva días sin hablar con su padre, Dave (Barry Pepper), un hombre extremadamente exigente y cabezota, reflejo del personaje de su hija, tanto que ambos caracteres chocan irremediablemente, pero los dos se adoran y ella, tras preguntarle a su hermana y recibir la misma nula respuesta de no saber nada de él, decide ir a buscarlo, aunque la tormenta arrecie.
No le será fácil dar con su paradero: está en un sótano de la casa familiar, que no consiguió vender, y ahí lo encuentra Haley, herido pero capaz todavía de luchar contra los caimanes que empiezan a acosarlos. Se han colado por las tuberías y ahora hay que hacer lo imposible por encontrar una salida sin que les sigan los pasos.
Infierno bajo el agua es la nueva película dirigida por el francés Alexandre Aja, cineasta de renombre en el género de terror (remake de Las colinas tienen ojos, Reflejos), en el gore con comedia (Piraña 3D), en el fantástico (Horns), y ahora en la acción y el cine de supervivencia.
Para los amantes del género, que Aja estrene película es un acontecimiento, y aunque Infierno bajo el agua no sea de las mejores de una filmografía escueta pero muy brillante, no deja de ser una de las más recomendables del verano, en la que funcionan tanto la tensión como los efectos, rápidos, porque los caimanes no son muy gourmets que digamos… muerden, arrancan y ya, pero cuando se comen a alguien no se escatima en que seamos testigos de ello.
Tal vez le falte a Infierno bajo el agua (trailer) ser un poco más juguetona, un humor algo más socarrón y decidirse por un gore más macarra, menos real pero más llamativo, más sangriento y visceral, pero Aja en esta ocasión se pone serio, se mete en la situación hasta el fondo y no se permite deslices fantásticos más allá de la escasa posibilidad de que se te metan varios caimanes en tu casa.
Pero como hemos ido a ver precisamente eso, asumimos que esa situación ya es un hecho y como espectadores nos adentramos con esa hija y ese padre en su aventura por salir de un sótano que parece que no tiene escapatoria. Y una vez puestos en situación no hay risas posibles, hay que tomárselo en serio, y Aja lo hace.
Eso sí, Haley no ha ido sola, la acompaña el perro de la familia, que por cierto, será clave a la hora de encontrar a Dave, y más tarde funcionará como elemento dramático narrativo en distintos momentos de la película. Será uno de los actores invitados como el resto de personajes episódicos que se pasarán por la zona y que darán un respiro a la atmósfera asfixiante que se vive allí abajo.
Casi todo lo que ocurre en Infierno bajo el agua cae sobre los hombros de Kaya Scodelario, actriz inglesa vista en Piratas del Caribe: La venganza de Salazar, o en la trilogía de El corredor del laberinto, que aquí es la protagonista absoluta, sin apenas nadie que la ayude, quitando el apoyo moral que le da su padre.
No, ella es la heroína de la función, por muy poco famosa que sea. Aunque claro está, Blake Lively fue la única intérprete de Infierno azul y sigue sin ser una estrella. Convertirse en la mujer de armas tomar de un film de acción no te transforma instantáneamente en el mito que fue Ripley, la historia no funciona así, pero trabajar con Alexandre Aja es, desde luego, un pico importante en tu carrera.
Tampoco Infierno bajo el agua va a engrosar las listas de lo mejor del año, pero como producción de serie B es un entretenimiento de lo más correcto, que nos asusta en los momentos precisos y nos tiene pendientes de lo que le ocurre a los personajes durante todo el metraje. Qué más se puede pedir en tiempos en que a los diez minutos muchas películas dejan de interesarnos.
Silvia García Jerez