UNA VIDA NO TAN SIMPLE: Ingrata madurez

Félix Viscarret, director de la reciente y escasamente valorada No mires a los ojos, estrena ahora Una vida no tan simple. Un autor con una filmografía escasa pero con títulos tan contundentes como su ópera prima, Bajo las estrellas, con la que ganó en Málaga en el festival de 2007 y en el 2020 fue uno de los dos directores que tuvo la aclamada mini serie de HBO Patria, basada en la novela de Fernando Aramburu. Una carrera elaborada sin prisa pero sin pausa, mezclando series con largometrajes y con algún que otro documental.

Así llegamos a Una vida no tan simple, la historia de Isaías (el siempre espléndido Miki Esparbé), un arquitecto cuarentón en plena crisis porque hace ya siete años del único éxito en su profesión, un hotel que le dio fama y premios. Ningún proyecto importante llega al estudio que comparte con Nico (Álex García), compañero de facultad que se aburre igual que él allí pero lo lleva mucho mejor.

Isaías empieza a darse cuenta de que sus proyectos no pueden ser realizados porque los tiempos están cambiando y los requisitos para llevarlos a cabo no siguen las mismas normas que entonces. Eso lo obliga a que, como su mujer sí tiene trabajo, y además está muy estresada, él sea el que se tenga que ocupar de cuidar de los niños en el parque, a la salida del colegio, donde conoce a Sonia (Ana Polvorosa), la madre de uno de los niños que juega con sus hijos. La vida no es tan simple porque los esquemas aprendidos no responden a la realidad que tendría que imperar en su día a día, que se ha tornado justo al contrario de lo que él creyó que sería.

Álex García y Miki Esparbé interpretan a los compañeros de carrera protagonistas de la película

Una vida no tan simple nos muestra, tras ese título un tanto retorcido, el punto de vista masculino del fracaso en el entorno laboral y lo que eso supone cuando afecta de manera directa a la convivencia en casa. Ese cambio social es algo que Isaías no asume. Quiere a sus hijos, quiere a su mujer, pero cuando las cosas no responden al orden natural que el hombre tiene aprendido, los ejes se tambalean. Nada es como debía ser y todo se le va poniendo en contra, sin que encuentre la manera de que lo habitual vuelva a su cauce.

Por eso Una vida no tan simple es tan interesante. Tal vez peque de lentitud en algunos tramos y se haga un poco reiterativa por momentos, pero su planteamiento es tan novedoso que podemos pasar por alto ciertos fallos que no afectan al mensaje de la película: que el hombre tiene que afrontar que no siempre va a tener éxito y que sus hijos y las tareas del hogar también son sus cometidos.

Normalmente vemos esta misma historia contada desde el otro lado. Suele ser la mujer la que por falta de empleo cuida de la casa, y el cine no tiene por costumbre mostrar la otra cara del fracaso en la pareja. Y Miki Esparbé, un actor que puede presumir de transmitir siempre una enorme naturalidad en la pantalla, interpreta a Isaías con gran acierto. También Álex García está magnífico. Lo acabamos de ver en la estupenda Fatum como un francotirador con un tremendo dilema moral, y aquí es un secundario que se mantiene a la sombra de su amigo Isaías pero que cuando tiene que sacar la furia que lleva dentro, lo hace. Es un papel menos complicado que el de Fatum pero aún así hay que saber manejarlo.

Una vida no tan simple compitió en el pasado festival de Málaga, en el que 20.000 especies de abejas se llevó todo el reconocimiento y buena parte del palmarés. La cinta de Félix Viscarret es más que correcta pero no pudo ganarle al enjambre. Aún así, Una vida no tan simple es muy recomendable y dará que hablar entre el público que la elija entre la oferta de la cartelera, si es que las grandes producciones le dejan un hueco para que los espectadores puedan darle una oportunidad.

Silvia García Jerez

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