Sicario: El Día Del Soldado: Nuevos Reclutamientos
Sicario: El Día Del Soldado podría ser catalogada como película fronteriza, tanto por donde se enclava (la frontera México/USA), como por el hecho de poder ser considerada como continuación colateral de la primera Sicario, que firmara más que correctamente Denis Villeneuve, con la que comparte parte de personajes, parte de título y parte de paisaje. Optando esta vez por subir la violencia de multicine y bajar la carga sociopolítica, aunque de esta última haberla hayla. Todo ello para brindarnos una historia árida sí, pero con relativas balsas de aceite palomitero. Quizá tocaba ser menos críticos y más accesibles, puesto que la cosa, en según en qué temas, está más calentita en Estados Unidos que la barbacoa del cornudo malvado rojo brillante de Legend.

Cuentos aparte, hemos de decir para contextualizar a grosso modo que El Fuego De La Venganza, El Profesional (Léon) o Safe, con todas las salvedades posibles, podrían almacenarse en la misma estantería que Sicario: El Día Del Soldado, que supone, curioso esto, una nueva secuela para su siempre solvente coprotagonista Josh Brolin. Ahí están Men In Black III, Sin City: Una Dama Por La Que Matar, Wall Street: El Dinero Nunca Duerme, Vengadores: Infinity War y Deadpool 2. Que vuelve a aunar fuerzas con un Benicio Del Toro en su sitio. Aunque esto suponga encajar algún que otro truculento disparo revitalizante; a nivel guion.
Para no salirnos excesivamente de lo escrito, página a página, por Taylor Sheridan, y lo dirigido, toma a toma, por el responsable de la cinta Suburra o la serie Romanzo Criminale, Stefano Sollima, es justo decir que Sicario: El Día Del Soldado, a veces certeramente, tira a matar en la diana de la realidad que pretende reflejar: el conflicto de la inmigración ilegal, los cárteles ya no solo de la droga, las guerras de despacho a pie de desierto, entre otros candentes temas de, digamos, política exterior. Pero no siempre da en el negro círculo central. Porque nunca durante la proyección se la deja de percibir con vocación de perdurar en busca de nuevas entregas, dejando por el camino la intensidad en la denuncia de la precursora que nos ha traído aquí. Igual es que el acorralado Stallone ya no vende, que el enjaulado Willis tampoco, o que el desparecido Norris está, pues eso, realmente missing; o tal vez es que siempre estaremos ávidos de esos héroes que nos aporten, desde la sala oscura, magníficas respuestas impertubables a todas nuestras preguntas relativas a esa tranquilidad necesaria en nuestro cada vez más convulso mundo. Lleno de fronteras, poderosos malvados de los que al final se harán series, y mundanos seres a pie de calle que ven cómo sus vidas se empobrecen al verse obligados a ir a rebufo del caballo del malo, que ya nunca se queda atrás, como en los siempre divertidos western de sesión continua, sino que es de ultimísima generación.
Sicario: El Día Del Soldado es disfrutable, asumible y trepidante pero, para el que esto escribe, quizá demasiado concebida para ser disfrutada en megasala y no en cine estudio. Será peligrosa pura cuestión de generaciones.
Luis Cruz.