PEPE VIYUELA: Estoy orgulloso de que me llamen Payaso

Pepe Viyuela, actor sublime capaz de hacernos reír a carcajadas en el género de la comedia y de helarnos la sonrisa cuando se mete de lleno en el drama, estrena, tras un año lleno de éxitos gracias a la serie Matadero o a las obras teatrales El silencio de Elvis y Esperando a Godot, un documental que supone uno de los grandes descubrimientos de la temporada: Marcelino, el mejor payaso del mundo. En él se mezcla el género citado con la recreación de lo que aquel genio, hoy figura desconocida sobre la que vierte luz esta película, realizó en los momentos en que iba camino de la gloria y en los que su declive fue también inevitable.

Pepe Viyuela le da vida en el film y el resultado es tan estimulante como mágico. Volver al cine mudo, ese que tantos jóvenes repudian porque no se han acercado a él para conocer su fascinación, es un regalo para todos los espectadores, y asistir a la narración de los años en que Marcelino fue un maestro, contada también por Pepe Viyuela en voz en off, es otra de las razones por las cuales acercarse a descubrir la carrera de un hombre olvidado pero admirable.

Marcelino Orbés - Pepe Viyuela
El auténtico Marcelino Orbés

La Cronosfera: ¿Qué fue antes, saber de Marcelino al recibir el proyecto y alegrarte de que te propusieran ser el narrador del documental y recrear su figura o descubrir a una figura única dentro del circo a raíz de la propuesta?

Pepe Viyuela: Las dos cosas son importantes, pero lo que ocurrió antes fue descubrir a Marcelino gracias al trabajo de Mariano García, el periodista que además de descubrirlo se dedicó durante años a investigar sobre su figura. Sin este trabajo nada de lo que ha venido después hubiera sido posible.

La Cronosfera: ¿Hasta qué punto ha sido difícil hacer su recreación en esos momentos de cine mudo que tiene el documental?

Pepe Viyuela: Ha sido muy divertido y muy estimulante trabajar en esa clave. Yo empecé a interesarme por el payaso viendo películas de cine mudo, por lo que ha supuesto todo un viaje a la infancia y al nacimiento de mi deseo de convertirme en payaso.

La Cronosfera: Y ya que estamos metidos de lleno en el cine mudo, ¿te hubiera gustado ser actor de cine mudo? Porque lo bordas tanto que podríamos rebautizar la película y titularla Pepe Viyuela, el mejor payaso del mundo.

Pepe Viyuela: Me hubiera gustado mucho vivir esa época. Creo que fue un momento irrepetible en la historia del cine, brillante y lleno de oportunidades. La narrativa cinematográfica estaba naciendo y debió ser apasionante participar de ese hecho.

La Cronosfera: Al comienzo cuentas el momento en el que Marcelino descubre el circo y hay un antes y un después en su vida, ¿pensaste en ese momento en el antes y el después en la tuya? ¿Cuál fue tu antes y tu después?

Pepe Viyuela: Ese momento lo identifico en mi vida con el instante en que termino de estudiar teatro y tengo que enfrentarme al mundo profesional. Es ahí donde aparece el personaje del payaso que después me abrió todas las puertas. Trabajar solo y tener que hacer reír constituyó toda una escuela en la que aún permanezco.

La Cronosfera: ¿Qué es lo que más te ha impresionado de Marcelino?

Pepe Viyuela: Su trágico final, el hecho de que fuera alguien tan dotado para triunfar en escena y tan desgraciado en su vida personal.

La Cronosfera: Normalmente cuando somos niños y nos hablan de los payasos y queremos ir al circo a verlos, los tenemos como personajes pero no tenemos la idea de que sea un trabajo, trabajo que apreciamos, y con admiración, cuando crecemos y nos damos cuenta de lo duro que es. Pero Marcelino quiere ser payaso desde que casi ni sabe andar. ¿No es una figura admirable también por eso, por ser un ejemplo desde tan pequeño para un mundo que de pequeños no apreciamos como se debe?

Pepe Viyuela: En mi opinión Marcelino debió encontrar en su payaso y en el reconocimiento del público, el afecto del que careció en su infancia. No debieron ser fáciles para él sus primeros años de vida, como tampoco lo fueron los últimos. En 54 años despegó de la nada, tocó el cielo y acabó viviendo un auténtico infierno.

La Cronosfera: Para muchos espectadores que no saben quién era Marcelino, al descubrir que fue un modelo a seguir por Chaplin, ¿no podríamos afirmar que fue su Nicola Tesla, ahora que sabemos que Tesla fue el genio tras el nombre de Edison?

Pepe Viyuela: Creo que eso es mucho decir. Marcelino debió servirle de inspiración, pero seguramente Chaplin tuvo otras muchas fuentes de las que beber. 

Una de las recreaciones de la película

La Cronosfera: ¿Tienes algún mentor personal, alguien en quien te fijaras para querer dedicarte a lo que eres, alguna influencia que te marcara en tu carrera?

Pepe Viyuela: Cuando empecé a hacer humor mis grandes inspiradores fueron sin duda Chaplin, Keaton y Lloyd, pero también me enganché enseguida a la forma de hacer de Jacques Tati o de Pierre Etaix.

La Cronosfera: El mundo avanza y Marcelino no quiere avanzar con él. ¿Es a veces el artista demasiado rígido o es que al público al que le falta ductilidad para apreciar varias disciplinas? Porque por mucho que el cine empezara a despuntar, nunca podrá igualar al circo o al teatro. Pueden tener elementos comunes pero nunca serán lo mismo.

Pepe Viyuela: Los cambios tecnológicos han supuesto un gran avance en muchos aspectos. El cine es un ejemplo claro de ello. Hoy en día la irrupción de las nuevas tecnologías y los nuevos modos de producción y distribución impuestos por las plataformas también están revolucionando el mundo de la ficción. Eso es algo que parece imparable.

Pero, por otro lado, personalmente sigo confiando en el valor del trabajo artesanal del actor, capaz de cuidar cada detalle de su interpretación. Creo que esa sigue siendo la base fundamental de nuestro trabajo: la disciplina y el trabajo.

La Cronosfera: Me parece precioso ese momento del documental en el que se recuerda a los payasos y se incluye a la familia Aragón entre los más célebres del mundo.

Pepe Viyuela: Sí, no debemos olvidar de dónde venimos y también ser muy agradecidos con los que nos han precedido y nos han enseñado el oficio.

La Cronosfera: En este país, tan colonizado por los anglicismos, hasta el punto de que un Clown esté mejor considerado que un payaso, que en nuestra cultura se ha extrapolado a calificar como tal a alguien que no nos cae bien, incluso dentro de la política, ¿por qué parece que últimamente hay que recurrir al inglés para tomar en serio una profesión tan bella?

Pepe Viyuela: El payaso representa al diferente, al estrafalario, al torpe, a aquel que fracasa y no lo esconde. En una sociedad tan basada en la idea del éxito, la vulnerabilidad del payaso nos lleva a utilizar la palabra como insulto. Por mi parte no tengo ningún problema en que me llamen payaso. Es más, estoy orgulloso de ello.

La Cronosfera: ¿Has sido o sigues siendo espectador de circo? Tanto de los tradicionales como de los más modernos tipo Circo del Sol.

Pepe Viyuela: Sí, por supuesto. El circo tiene una poética particular, distinta a todos los demás espectáculos. Me atrapó desde niño y ahí sigo. Soy incondicional.

La Cronosfera: ¿Consideras que a pesar del final que tuvo en su vida la de Marcelino fue una existencia ejemplar por todo lo que dejó y lo mucho que el mundo disfrutó y aprendió con él?

Pepe Viyuela: No sé si fue una vida ejemplar, pero a mí me ha interesado mucho conocerlo y contribuir a que vuelva a hablarse de él después de tantos años. Sin duda fue un gran payaso. Alguien que es capaz de despertar tanto interés y arrastrar a tanta gente a sus espectáculos, debió estar dotado de una enorme genialidad.

Por otro lado, su historia también nos habla de la fragilidad de la existencia. Esa parte, un poco más filosófica de lo que fue su vida, me ha llevado a considerar que lo realmente importante quizá esté más allá del éxito o del fracaso profesional.

Silvia García Jerez

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