MILLA 22: Cuéntame cómo pasó
Milla 22 es la cuarta colaboración entre el director Peter Berg y el actor Mark Wahlberg. Y pese a que suelen atinar y hacer obras bastante dignas, ésta no es precisamente la más afortunada, aunque no estemos hablando de una mala película, pero sí de una del montón, cosa que no ocurría, por ejemplo, con la anterior, la sensacional Día de patriotas.
Aquí, Wahlberg se transforma en James Silva, un genio superdotado desde que era pequeño que de mayor se ha convertido en el líder de un escuadrón de élite que hace operaciones encubiertas para el Gobierno como experimentado oficial de la CIA que es.
En este caso deberá escoltar durante 22 millas a Li Noor (Iko Uwais) para que logre coger un avión que lo ponga a la sombra de cualquier alcance judicial a cambio de ofrecer la clave para salvar a la humanidad de un devastador cargamento radiactivo robado.
Dicho esto, parece que Milla 22 no se aleja de muchos puntos de partida de películas de acción que Hollywood nos ha acostumbrado a ver. Y estamos en lo cierto. Tiros, peleas, persecuciones… nada nuevo. Una lástima para Peter Berg, que sabe rodar productos mucho mejores y con acabados más finos que este que ahora estrena.

Aún así, después de generalizar, vamos a matizar. Milla 22 tiene un fallo y un acierto. El fallo es que el personaje de Wahlberg nos cuenta la historia en un interrogatorio posterior a lo ocurrido, que se va entrelazando en el montaje con el presente que su Silva relata.
Desde el cartel, con Mark Wahlberg como protagonista, ya sabemos que va a sufrir lo justo, pero que ya la propia narrativa de la película revele algo tan importante en un recorrido en el que puede morir cualquiera, no parece una buena decisión cara al público.
Pero Milla 22 tiene un acierto. Un acierto enorme. Tan grande que precisamente por él se justifica el hecho de que la película se haya hecho y se agradece que se estrene y que podamos verla. Hasta ese punto es un acierto descomunal. Y no, no es el de recuperar a John Malkovich para el cine de acción. Berg ya lo rescató para el mismo en Marea negra, y lo cierto es que da un poco de rabia comprobar en qué se ha convertido, con lo que el actor prometía en los años 90.
No, el acierto de Milla 22 es su mensaje. Casi nada. La certeza de que el mundo ha cambiado y de que las guerras ya no se hacen con trincheras y pistolas, de que las armas de destrucción masiva no son las que pensamos porque el mundo se ha actualizado y con él el potencial armamentístico y el uso que se le da a las nuevas tecnologías. Es asombroso, y parece que somos conscientes de ello pero no es verdad.
Berg planea toda Milla 22 sobre esta idea, desde el comienzo de la cinta, y sin que te des cuenta te arrastra a la realidad del nuevo mundo en el que vivimos, hasta dejarnos claro que más vale que lo asumamos de una vez si no queremos exponernos a peligros que cada día van a resultar más desconocidos. La humanidad está en peligro y nosotros viendo la tele. En este detalle Milla 22 se convierte en un ejemplo al que cientos de películas de acción no pueden aspirar a ser. Algo es algo.
Silvia García Jerez
