HOTEL BOMBAY: Muerte en el Paraíso
Hotel Bombay recrea, y recuerda, los atentados ocurridos en el hotel Taj Mahal de Bombay, en la India, un lujosísimo escenario en el que tuvo lugar una masacre el 26 de noviembre de 2008. Pero el film, que porque es una recreación no se trata de un documental, aunque se inspire en uno, Surviving Mumbai, es sobre todo un repaso ficcionado a los hechos que ocurrieron y no se titula Hotel Taj Mahal por una sencilla razón.
Todos recordamos que un hotel fue sitiado durante una noche que al mundo se le hizo eterna, y dentro del mismo los terroristas tomaron como rehenes tanto a los huéspedes como al servicio encargado de que la estancia de éstos sea lo más agradable posible.
Pero el hotel del título es Bombay porque en realidad hubo 12 escenarios diferentes en la capital económica de la India asediados por los terroristas desde el comienzo del ataque, en la estación de tren, donde disparan indiscriminadamente a cientos de personas en un momento muy concurrido del servicio ferroviario.
Allí, dos de los diez terroristas que se dispersan por la ciudad para atacar distintos objetivos, pasan a un restaurante, en el que también causan estragos, y cuando buena parte de la clientela logra escapar y corren hacia el hotel Taj Mahal, uno de sus jefes decide abrirles la puerta, para acogerlos, sin saber que en el tumulto los terroristas también iban a colarse.
Sabedores de que clientes y trabajadores estaban ya a su merced, siguen disparando. En la entrada, hacia las plantas, y luego van recorriendo los pisos llamado puerta a puerta para acribillar a todos los que se encontraran dentro.
Una sala VIP bien atrincherada a modo de cámara de seguridad servirá a los comensales del restaurante del hotel, y a los camareros que les sirven, para resguardarse en un lugar seguro en lo que llega la policía para detener o acabar con los terroristas. Pero ni esa habitación va a acabar siendo tan segura ni la policía tiene fácil el acceso para ayudar a detener el ataque, entre otras cosas por la cantidad de lugares de la ciudad en los que éste se ha dispersado.

Hotel Bombay es una historia real que, precisamente por eso resulta aún más escalofriante, y su director, Anthony Maras, hace gala de una pulcritud narrativa que nos lleva a olvidar que esta es su ópera prima.
Hotel Bombay nos sumerge desde el primer momento en el drama de unos personajes que siendo inocentes van a verse sometidos a la presión de una pesadilla que jamás pensaron que iban a vivir, y menos en un lugar tan paradisíaco como ese, aparentemente una fortaleza, pero tan frágil cuando todo se tuerce y no hay modo de escapar de ella.
Asistir a la parsimonia y tranquilidad con la que los terroristas van ejecutando su misión, sin que nada se les interponga en su camino, es, como espectador, complicado de soportar. Sí, es ficción, pero basado en algo terrible, y eso pesa porque no es Charles Bronson el que empuña el arma, sino quienes, en la recreación de la ficción, mataron a mucha gente, y eso impone cuando sabemos que de no haber sido real no estaríamos viendo eso.
A la credibilidad de unos hechos tan terroríficos contribuye un reparto de caras conocidas que transmiten por completo la humanidad y la angustia de sus personajes. Dev Patel, el protagonista de Slumdog Millionaire, es aquí uno de los camareros, al que más le cuesta que lo acepten en el trabajo pero luego el más entregado a la hora de ayudar a quien sea y como sea. Está magnífico explicándole a una mujer que no lo ve con buenos ojos que él no es un terrorista infiltrado.
También encontramos a Armie Hammer, un actor que no termina de despegar en el mundo tan competitivo de Hollywood, y que tras La red social, donde interpretaba a dos gemelos por obra y gracia de los efectos visuales, o después del enorme éxito de Call me by your name, debería ser ya el mayor reclamo de la industria. Y… no.
Jason Isaaccs, secundario imprescindible con una sólida carrera desde la década de los 90, es el tercer rostro llamativo de la cinta. Su Vasili es uno de esos personajes que uno comienza odiando por machista pero al que luego no sabe si redimir o mantenerle el rencor que tan poco ha hecho por evitar.
Este es el trío en el que se centra la película si del punto de vista de los personajes asediados hablamos, a los que vamos a acompañar en distintas localizaciones del hotel, y con los que vamos a tener diferentes visiones del ataque.
Anthony Maras puede estar satisfecho de haber logrado una película que no solo es testimonial, sino que se suma a la lista de cine contundente que repasa los diversos atentados ocurridos tras el 11-S en el mundo, caso de United 93, de Paul Greengrass, que contaba en tiempo real el secuestro del avión en ese día fatídico.
Hotel Bombay es un film tan sobrecogedor como se espera de él, que le hace justicia a las víctimas sin recrearse en sus asesinatos, pero mostrándolos con la frialdad con la que debieron ocurrir, y por supuesto le hace justicia a los supervivientes, la mayoría de ellos personal del hotel que en cuanto reabrió volvieron a ser parte de él.
La Historia reflejada en la pantalla para que nadie se pueda olvidar de ella. Para que nadie se pueda olvidar de ellos.
Silvia García Jerez