MARTE: Cuando Ridley Scott es incontestable

El espacio es un género cinematográfico por sí mismo, aunque no esté registrado como tal, aunque su etiqueta oficial sea la de la ciencia ficción. Las películas del espacio tienen su propio emplazamiento, y pese a que su envoltorio pueda ser de drama y contenga elementos de comedia o de acción, al citar títulos de referencia la característica que predomina en ellos es dónde se desarrolla la historia que cuentan. Así, cuando se nombran 2001: Una odisea del espacio o Gravity ya sabemos en qué casillero buscarlas.
Marte, el nuevo trabajo de Ridley Scott, nace también allí lejos, fuera de nuestro planeta, por mucho que sea desde la Tierra de donde la misión parta y aquí se sitúe también el punto de retorno.MARTE THE MARTIAN La novela de Andy Weir es el texto a adaptar y Drew Goddard, responsable de llevar Guerra Mundial Z a la pantalla grande (pasemos por alto que no lo hizo porque habló de los zombies a su manera y no a la de Max Brooks) se centra ahora en explicarnos cómo un astronauta dado por muerto por su tripulación, y que en realidad no lo está, intenta sobrevivir en el Planeta Rojo con la comida y la bebida que éste ofrece: ninguna.
Mark Watney, estupendo Matt Damon, ha de ponerse a prueba si pretende ganarle la batalla al territorio hostil con el que se ve obligado a luchar. Todos sus conocimientos tendrán que salir a la luz y acompañarlos de la paciencia que implica esperar a comunicar con la Tierra para que sepan que sigue allí donde lo dejaron y que, a ser posible, vayan a rescatarlo.
Ridley Scott se encuentra detrás de cada plano de la película, y se nota, a pesar de que el personal se quedara frío con sus últimos estrenos e incluso le diera de lado al cineasta. No basta con tener un nombre consagrado para que tu trabajo se apruebe, además hay que hacerlo de modo que a quien lo vea le guste, y eso es cada vez más difícil porque cuando a una filmografía como la de Ridley asoman Los duelistas, Blade Runner, Alien, el octavo pasajero, American Gángster, Thelma & Louise o Red de mentiras, el listón está muy alto y con tres batacazos seguidos como Prometheus, El consejero o Exodus: dioses y reyes, se necesita algo grande para que la credibilidad de quien lo firma no desaparezca por completo.
Pero ¿fueron realmente batacazos? Prometheus no gustó pese a que sus cifras en taquilla han alimentado al menos una secuela, si no una trilogía. El consejero fue verdaderamente polémica pero se ha convertido en una cinta que hay que ver para saber en qué bando se está, y los que la defendemos no andamos precisamente en la estratosfera. Exodus tampoco fue la película más apreciada de la temporada, cierto, y pese a todo merecía una oportunidad porque su pretendido realismo la enfrentaba con la historia filmada por Cecil B. de Mille, que no tenía por qué coincidir con la de Ridley. Y no lo hizo.
Ahora, el maestro de la ciencia ficción, vuelve, si es que alguna vez se había marchado, con una producción mastodóntica que, sin mayores complicaciones, nada más que las técnicas, lo sitúa de nuevo en la órbita de los elegidos. Ridley Scott sigue siendo uno de los grandes y hace alarde de ello. Sin cortarse y sin cometer errores.
Tal vez el único que sí tenga The Martian, su título en inglés respetado en el subtítulo del cartel español, es la duración. Pero este dato es subjetivo y lo que a uno se le puede hacer largo a otro puede parecerle un suspiro, por lo que tal fallo no deja de ser un criterio aleatorio que de poco le valga al que no esté de acuerdo.
Escasa pega entonces la que merece Marte, un ejercicio impecable que mezcla de forma acertada el aspecto lúdico del cine con las explicaciones científicas que exige el relato.THE MARTIAN Ni son excesivas ni resultan incomprensibles, cosa que agradecerán todos aquellos a los que Interstellar, de Christopher Nolan, se les atragantó sin remedio. También allí estaba Jessica Chastain, una actriz a la que el cine contemporáneo tiene demasiado que agradecer.
Capítulo aparte merece la banda sonora. Motivos hay para que lo que más luzca de ella no sea su score, aunque lo tenga y sea magnífico, porque Harry Gregson-Williams, responsable de la partitura de Desafío total, es un fantástico compositor, pero en este caso, además de su música, Marte contiene algunas de las mejores canciones que se han escrito, y tanto por su contexto, perfectamente justificado, como por la selección que supone, forman una recopilación inolvidable.
Por lo tanto, cuando las luces de la sala se enciendan, caeremos en la cuenta de que hemos visto algo grande, muy divertido y muy bien hecho que, y hay que incidir en esto, en tiempos en los que se da más relevancia al ordenador en detrimento de las salas comerciales, en este caso más que nunca hay que olvidar que el botón «Download» es nuestro amigo y hay prescindir de él para distrutar del espacio en la mejor de sus dimensiones: ya que no podemos ir a Marte, al menos dejemos que cine nos lo acerque.

Silvia García Jerez
@Silbidos

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