MARÍA ISABEL DÍAZ LAGO: Andrés Lima es un genio
María Isabel Díaz Lago está de actualidad tanto en el plano audiovisual como en el teatral. Su cortometraje Maras, en el que interviene de una manera muy importante en un personaje secundario pero inolvidable, y su Anne Marie de La vuelta de Nora, espectáculo dirigido por Andrés Lima que se puede ver en el teatro Bellas Artes de Madrid, ponen a María Isabel en el centro de la atención interpretativa.
En esta entrevista hablamos de su trabajo en Maras, el corto en el que la ha vuelto a dirigir Salvador Calvo, aquel que firmara 1898. Los últimos de Filipinas, de la terrible situación que viven los países de Centroamérica y de la nuestra, nuestra situación tan privilegiada que muchas veces no nos damos cuenta.
También hablamos sobre La vuelta de Nora, sobre el feminismo, lo que se ha logrado y lo que falta por hacer, de su trabajo con Aitana Sánchez-Gijón, protagonista de la función, y sobre lo que supone ser dirigido por un genio como Andrés Lima. Pero además hablamos de Pedro Almodóvar, a cuyas órdenes estuvo en esa obra maestra que es Volver, y cómo no, de la quimera que parece ser que es que se quite su nombre de la ficha artística de Apocalypto.
Pregunta: Menudos trabajos tienes ahora en circulación.
María Isabel Díaz Lago: Sí, de verdad, menuda suerte.
Pregunta: Estarás contenta, supongo.
María Isabel Díaz Lago: Estoy contenta. Estoy muy ilusionada.
Pregunta: Respecto a Maras, que es impresionante, ¿quisiste hacer el corto porque conocías el tema o porque no conocías el tema y te metiste a fondo en el proyecto para darlo a conocer?
María Isabel Díaz Lago: No, yo conocía el tema y cuando supe que iban a hacer el corto, sin leer el guion ni nada, ni saber quién lo dirigía ni nada, dije que sí, que quería cooperar con eso.
Pregunta: Caramba.
María Isabel Díaz Lago: Porque conozco la situación de esos países de Centroamérica y es una cosa bastante silenciada. No hay mucha información sobre eso. De esas gentes que llegan a un lugar para algo tan simple como es preservar la vida. Es tan tremendo… Y creo que era mi responsabilidad hacerme eco de lo que está pasando allí y de que la gente sepa aquí qué significa darle ayuda a un refugiado de este tipo.
Pregunta: Me parece un tema apasionante y muy complicado, y sí, para un actor creo que es una responsabilidad.
María Isabel Díaz Lago: Yo creo que el arte tiene que servir para dejar mensajes, para ayudar. El arte que no diga algo… pero casi siempre dice algo. No puede ser escéptico. Casi nunca lo es. Esta es una manera de darle más visibilidad porque el corto es un formato que le gusta a la gente. Y hay mucha gente que se ha sorprendido por lo que está pasando en esos países, que no lo sabían y se enteraron por este corto aquí en España.
Pregunta: Entre ellos yo, y lo agradezco porque está muy bien contado, además.
María Isabel Díaz Lago: Tiene un guion maravilloso y tiene una puesta en cámara y una dirección de actores tremenda. Es un buen producto, además, artísticamente es un buen producto. O sea, que cumple todos los cometidos del arte.
Pregunta: Una de las cosas que me encanta del corto es que esté rodado en blanco y negro.
María Isabel Díaz Lago: Se ha dejado tanto de usar el blanco y negro que tiene un impacto como si las cosas fueran más realistas, como si no estuvieran edulcoradas. Es muy raro porque uno ve en colores la vida, pero en blanco y negro incluso las imágenes tienen otro tipo de definición. Como recurso es muy potente.
Pregunta: ¿Qué fue lo más difícil de hacer en Maras?
María Isabel Díaz Lago: Creo que en general la decencia de esos personajes, de no exhibir su dolor y de ser pudorosos ante esa situación tan horrorosa que están viviendo, creo que eso es lo más difícil de hacer. Sacar una emoción a veces es complicado pero cuando se tiene una emoción, controlarla es muy complicado. Y además tiene un peso en la manera en que se transmite todo muy potente. Entonces creo que lo que más en valor puse fue precisamente eso, estar contenida con ese pudor de no mostrarse, de ni siquiera hablar del problema. Son cosas tan fuertes que ni se hablan. Que ya sabemos lo que pasó y está todo eso por dentro. Eso fue muy duro. Cuando tuve la secuencia con la niña en la bañera, que la sacaba y la secaba yo no tenía fuerzas en las piernas porque me creaba una angustia, una ansiedad, una impotencia… y tenía que metabolizar todo eso para dentro y fue muy fuerte.
Pregunta: El protagonista de Maras teme por su vida, como es lógico. ¿Hasta qué punto vosotros como equipo, a la hora de mostrar esto al mundo, sentís también algo de miedo?
María Isabel Díaz Lago: Vivimos en un país que por suerte está muy alejado de esta realidad. De todos modos, la verdad es que cuando te pones a pensar en los problemas de ellos, ¿cómo vas a tener miedo tú? Si estás viviendo en una situación privilegiada. Si pasara algo… mira, es como una manera también de denunciar. Pero no lo creo, sinceramente. No vivimos en lugares donde pueden matar a un periodista porque vaya a contar una verdad. Nosotros no nos damos cuenta de los privilegios que tenemos viviendo en lugares que tienen este modo de vida y estas condiciones para vivir. Solo tienes que mirar un noticiero y darte cuenta de que hay una parte del mundo donde la vida no vale nada, como pasa en Centroamérica. Entonces es cuando dices: hagamos algo por ellos, y hagamos lo mejor por este mundo, también. Hay que despojarse de muchas cosas, del individualismo, del egoísmo, que son humanos también pero uno tiene que tener conciencia de que hay mucha gente que está muy mal y que necesita ayuda de los que estamos mejor.
Pregunta: ¿Lo rodasteis aquí, el corto?
María Isabel Díaz Lago: Sí, aquí en España.
Pregunta: ¿Qué has aprendido de Salvador Calvo a la hora de rodar?
María Isabel Díaz Lago: He tenido la suerte de haber hecho este corto con él siendo la segunda vez que trabajo con él. Ya hice una tv movie que se llama Masala, también crítica, que habla de los latinos que viven en Europa y se meten en bandas y en la droga y se pierden por el camino. Y en esa película hice una de las escenas más fuertes que he hecho en mi carrera. Y cuando supe que Maras lo iba a dirigir Salvador Calvo, sabía que iba a ir con un director comprometido, que no iba a ir con medias tintas, que iba a profundizar en el tema y ha sido un orgullo volver a coincidir con él. Y más en este proyecto. Un proyecto que es para darle visibilidad a un problema que la gente ignora. Y sabía que si lo hacía él iba a ser maravilloso.
El guion de esto también lo hizo Alejandro Hernández y fue muy bonito porque es un guionista cubano que yo no conocía, he coincidido con él aquí y ha sido muy especial. Yo lo conozco su trabajo, pero no lo conocía a él y ha sido muy bonito también. Los que hicieron el arte de la película, también. Había una entrega por parte de todo el mundo tan generosa y tan bonita… Estaba todo el mundo consciente de que estábamos haciendo algo no para lucirnos nosotros o por ego, o un trabajo más. No, estábamos haciendo algo por alguien, por un grupo concreto, por personas que están necesitadas.
Pregunta: Sí, lo cierto es que ves el corto y piensas: un corto así tiene que ganar el Goya.
María Isabel Díaz Lago: Y yo también, aunque no lo había pensado, fíjate. Casi nunca pienso en los premios, pero yo creo que sí, porque artísticamente está maravilloso y socialmente tiene una responsabilidad tremenda. Y la cumple.
Pregunta: Respecto a La vuelta de Nora, que también me gusta muchísimo, de una de las cosas que más me gustaron es lo fabulosamente feminista que es.
María Isabel Díaz Lago: Esta obra es una secuela de la primera obra teatral feminista de la historia contemporánea. A mí lo que más me gusta de esta obra es que además de ser muy feminista no es maniquea. No le está dando ningún mensaje preconcebido al espectador. Hay cuatro personajes, hay cuatro verdades. No es un obra que conduce al espectador a decir que qué mal hizo este personaje.
Esto del machismo y el patriarcado ha sido y es ancestral y ha sido soportado lo mismo por hombres que por mujeres. Yo conozco mujeres que son muy machistas. Siempre me pregunto por qué los hombres pueden y nosotras no. Porque genéticamente nos hemos acostumbrado y ya venimos, incluso en nuestro organismo, con una falta de capacidad para hacer pesas, por ejemplo. Hasta la biología se transforma.
Cuando yo era joven, en Cuba hay machismo como en todas partes, pero yo en mi casa no recuerdo mucho machismo. Mi relación con mis parejas, mis amigos hombres, estaban exentas de ese machismo castrante de que a ti te toca hacer esto porque eres mujer y yo salgo con mis amigos porque soy hombre. Eso yo nunca lo he vivido.
La igualdad del hombre y la mujer tiene que ser vista desde las oportunidades, desde tener las mimas. Pero hay una diferencia esencial entre el hombre y la mujer porque somos distintos, pero nada de lo distintos que somos justifica que no nos toquen las mismas cosas. Y no solo eso, es que si tú tienes amantes por qué no voy a tener amantes yo. La igualdad ideológica, es por la que uno tiene que luchar, por una paridad en todos los sentidos.
Pregunta: ¿Hay alguna frase de las que digas en la obra que te cueste especialmente decir porque no estés de acuerdo con ella?
María Isabel Díaz Lago: Hay una frase sí, seguramente sabes cuál es. Y es la primera vez que me hacen esa pregunta. Es cuando se dice ese diálogo de: ¿Un padre sin una madre? Era mi trabajo, y si no hubiera hecho lo que hice tres niños muy pequeños se habrían quedado solos. Y ella dice: Si un padre se va no pasa nada, y si una madre se va es lo peor del mundo. Y Anne Marie le dice: En mi opinión las dos cosas están mal. Y es verdad, las dos cosas están mal, porque lo que está mal es abandonar a los hijos, seas mujer u hombre. Y yo pensaba: qué trabajo me va a costar decir esto porque una mujer tiene tanto derecho o no a abandonar a sus hijos. Pero son esos roles que en su día se adjudicaron en algún momento en la vida y todavía lo estamos arrastrando en el siglo XXI.
Pregunta: Es que da la impresión de que por muy feminista que se sea nunca es suficiente porque la sociedad no está tan preparada y de que jamás lo va a estar como para que una actitud feminista se vea como algo normal.
María Isabel Díaz Lago: Yo creo que hemos avanzado bastante en el feminismo, pero también estoy convencida de que queda mucho por hacer. Yo pienso que queda la mitad por hacer. Se han conseguido cosas pero hay que educar a las nuevas generaciones. No se puede consentir que una madre o un padre le diga a un niño: Los niños no lloran, que pareces una niña. Estás anulando algo tan humano como un sentimiento. Hay muchos patrones mal planteados desde hace mucho tiempo, y hay que cambiarlos. Las cosas que tienen que ver con la idiosincrasia de la vida cuestan trabajo cambiarlas.
Pregunta: Me gusta muchísimo la escenografía, y dentro de ella algo inusual de ver, como es a los personajes que no están en escena mirar las escenas de sus compañeros.
María Isabel Díaz Lago: Es que Andrés Lima es un genio. Un hombre tan creativo… contagia tanto la fiesta que él hace cuando está creando… Porque es como una fiesta, uno entra en un estado de gracia. Y es un montaje donde se trabaja desde el meollo del alma y van saliendo esas cosas que él va proponiendo que son inauditas pero que encajan perfectamente. Porque está bien que estas personas sean observadas a su vez por ellos mismos.
Pregunta: ¿Cómo es trabajar con Aitana Sánchez-Gijón?
María Isabel Díaz Lago: Muy bonito. Siempre nos damos un abrazo antes de empezar la función. Todos. Primero cantamos. Tenemos como un ritual, que cantamos una canción del Kanka y luego nos vamos al escenario y ahí nos abrazamos y nos deseamos mucha mierda. Yo me imagino que a cada no de nosotros nos pasa lo mismo, pero yo te hablo de mi experiencia: en cada abrazo de cada función me llevo la energía con la que voy a salir, el amor con el que voy a hacer esa función, la entrega no solo para mi personaje sino para todos, lo que voy a darles a ellos y lo que yo recojo. Y eso se sella en el primer abrazo. Es como una comunión espiritual y física, porque en ese abrazo nos transmitimos el cansancio si tenemos cansancio, el hambre si no hemos comido, el sueño, la alegría, y todo lo que sucede a nivel no solo personaje sino persona, está en la función. Y con Aitana establezco una relación que es como si yo fuera mucho mayor que ella y ese abrazo es como si abrazara a una hija y no quiero perder ese abrazo, es el que sostiene para amarla y entenderla.
Roberto Enríquez, que fue quien me propuso para la función, es un baluarte, tiene una energía muy bonita, un compañero muy generoso. Somos cuatro patas de una mesa.
Pregunta: Para finalizar, has trabajado en dos películas que adoro, Apocalypto, de Mel Gibson, y Volver, de Pedro Almodóvar, ¿cuáles fueron las experiencias en cada una de ellas?
María Isabel Díaz: Tengo que decirte que yo no sé cuándo ni cómo van a quitar que yo hice Apocalypto. Yo no la hice, fue una actriz con mi nombre, y han hecho críticas hablando de mí. ¿Cómo pueden hacer una crítica con mi nombre? ¿Dónde me vieron en la película? Claro, uno cambia mucho entre personaje y personaje y como son indios y tengo como un punto que puede ser, porque soy un poco indígena… Pero mis representantes mandan cartas a imdb e intentan que se quite pero no lo quitan.
Volver fue una experiencia. Yo tengo una pasión especial por Pedro Almodóvar. Yo me vi todo su cine cuando estaba en Cuba y soñaba con trabajar ocn él. Lo increíble es que ese sueño se me cumplió. La pasé muy bien, la verdad. pero estaba muy asustada. Tenía muchas expectativas de mí misma y empecé a exigirme. Casi me da algo porque no quería decepcionar y estaba que me sobrepasó, pero la presión me la hice yo misma porque nadie me hizo ninguna presión. Pedro es un ser normal y muy cercano. Yo pienso que él intuía que yo estaba asustada, porque tenía esa cosa de hacerme sentir más segura y de ser cercano, aunque lo era con todo el mundo. Y la pasamos muy bien en el rodaje. Tuve bastantes días de rodaje y fue muy bonito.
Silvia García Jerez