MARE OF EASTTOWN: Derroche de ingenio

Mare of Easttown llega a su fin. Han sido siete semanas en la que cada lunes, en la plataforma HBO, hemos podido disfrutar de un nuevo capítulo de esta miniserie protagonizada por Kate Winslet, que está siendo uno de los fenómenos de la carrera de la actriz.

Y no es para menos. Su trabajo ha sido y será de lo más alabado de Mare of Easttown. Con razón. Es muy difícil hacer lo que ella consigue, y es que una interpretación tan descomunal parezca sencilla.

Ella es el alma de la serie, sin su entereza, sin su valentía a la hora de meterse en la piel de esta Mare tan rota, tan vapuleada por la vida, a la que le ha pasado de todo y le sigue pasando a medida que avanzan los capítulos, sin esa fortaleza que Kate le impregna a su personaje, Mare of Easttown habría sido imposible de realizar.

Porque Mare of Easttown es, por encima de todos los aspectos personales que iremos desgranando, el relato de la investigación de un caso de asesinato. Y eso que al comienzo de la serie lo que sabemos es que una chica del pueblo ha desaparecido. Y que Mare lleva un año intentando encontrarla. Pero de repente aparece el cadáver de Erin McMenamin (Cailee Spaeny) y la atmósfera se vuelve más oscura en el pueblo.

Mare se pone manos a la obra con este caso, y ante su complejidad le ayudará el detective Colin Zabel (Evan Peters). Juntos van haciendo avances, hablando con posibles sospechosos y dilucidando qué ha podido pasarle a Erin. Su vida, tan compleja como la del resto del aparentemente pacífico y tranquilo pueblo, es un laberinto que hay que ir atravesando poco a poco.

Y mientras vamos descubriendo fragmentos de quién fue esa chica, iremos sabiendo cómo son aquellos que la rodeaban. Lo personal y lo criminal unidos en una amalgama inseparable.

Por lo tanto, Mare of Easttown es una completa radiografía de un lugar en el que todo es posible, en el que cualquiera puede ser el culpable de lo que allí ocurre, y en el que sobre todo Mare va a pasarlo muy mal.

Mare of Easttown. El detective Colin Zabel (Evan Peters) junto a Mare (Kate Winslet)
El detective Colin Zabel (Evan Peters) junto a Mare (Kate Winslet)

Mare of Easttown es ya una miniserie legendaria. Se lo ha ganado por derecho propio. Desde el primer capítulo nos sumergimos en la atmósfera oscura que azota el lugar y en la pesadumbre de sus personajes.

Y seguimos a Mare en todos sus pasos, en sus avatares familiares, con su hija Siobhan (Angurie Rice) o su madre, Helen (Jean Smart), o incluso con su amiga Lori (Julianne Nicholson). Las tres están espléndidas, cada una en su rol, queriendo a Mare a pesar de todo, pero atravesando momentos duros enfrentándose a la vida. A veces lo que nos ocurre no es fácil de asimilar y esta serie demuestra hasta qué punto puede ser así.

Mare es el pegamento que une las historias. Mare está siempre ocupándose de todo el mundo, aunque si los resultados no son los esperados no lo parezca. Mare está ahí para quien la necesite. Su trabajo es muy importante y en ocasiones le da prioridad por encima de ella misma.

Por eso Kate Winslet está tan bien en la serie. Es complicado estar mejor. De hecho, es uno de sus trabajos más brillantes, a la altura del de Revolutionary Road. Cuando un actor lo dice todo con la mirada ha superado muchos niveles, y Kate con los ojos es capaz de transmitir lo que siente, lo que teme, lo que no quiere enfrentar…

Es una maravilla ver lo que Kate Winslet despliega en la pantalla. La mayor parte del tiempo está sufriendo, pocas alegrías tiene, así que cuando logra sonreír, incluso reír, es un paréntesis que sabe a agua en el desierto.

Miradas agotadas, miradas de hartazgo, de terror. El catálogo de espanto recorre los siete episodios, pero Kate, a pesar de transmitirlo con una seguridad asombrosa, nunca nos deja hundirnos con ella. Porque si ella puede con su propia vida, aunque le cueste arrastrarla, nosotros podemos ser testigos de su hazaña.

Lori (Julianne Nicholson) y Mare, en Mare of Easttown
Lori (Julianne Nicholson) y Mare

Cada uno de los capítulos tiene una conclusión que nos anima a ver el siguiente, porque el dato que lanza, la situación que plantea, hace que no puedas dejarla.

Y la estructura de la historia es asombrosa. No por resolver una trama vamos a terminar la serie. Cada cabo suelto es atado con firmeza por parte de Brad Inglesby, su creador y guionista, quien antes de esta serie estrenó la estupenda The way back, con Ben Affleck como protagonista de la película.

La familia, la amistad, la culpa, el amor, la religión, los tabúes, temas que son imprescindibles en la sociedad y que están presentes en este espacio tan reducido de un pueblo de Norteamérica en el que, prejuicios que tenemos, pensamos que no pasa nada nunca. Como si el ser humano por vivir en un pueblo en vez de en la ciudad fuera diferente. El hábitat en el que estamos no determina nuestro comportamiento, los lugares son solo lugares.

Y en Easttown todo cuanto ocurre es tan emocionante como si pasara en un thriller en Nueva York. Cada capítulo dosifica su información, las pistas que ofrece y las que ya aclarará, y lo hace con elegancia, sin estridencias, dándole a todas su tiempo para ser importantes, su espacio para aflorar con contundencia. Y gracias a ese esfuerzo por sembrar cada capítulo de revelaciones vibrantes todo en Mare of Easttown es admirable. Nada pasa por casualidad, cada minuto es fruto de un guión muy elaborado, milimétricamente pulido, tanto que da la impresión de que ha surgido con naturalidad. Y esa es una de las virtudes de la serie, que parezca sencilla en medio de su complejidad, que la vida fluya entre las piezas del misterio.

Mare of Easttown es historia de la televisión. Una miniserie de HBO que de aquí en adelante se citará como un ejemplo de narrativa perfecta, de aquello que hay que hacer si queremos que salga bien. Atmósfera lúgubre y tensa, diálogos brillantes, actores a un nivel irrepetible… ¿o son tan buenos que su nivel es siempre ese y solo necesitan un buen material para demostrarlo?

Porque lo que la serie propone no es nuevo. Su punto de partida, su desarrollo, su atmósfera, los hemos visto desde en El silencio de los corderos (el capítulo 5 es especialmente un homenaje a la película de Jonathan Demme) hasta en True Detective, con dos policías entregados a la resolución de un crimen en un pueblo, dos personajes llenos de traumas, uno con más foco que el otro, y los dos volcados en su trabajo. Mare of Easttown no inventa nada, pero cuando una serie está tan bien escrita, cuando no le sobra ningún capítulo, da la sensación de que estemos descubriendo que el género policíaco todavía puede tenernos pegados a la pantalla.

Mare (Kate Winslet) trabajando en el caso junto a su equipo, en Mare of Easttown
Mare (Kate Winslet) trabajando en el caso junto a su equipo

Kate Winslet merece todos los premios del mundo, pero como no siempre los premios los gana el mejor, dejemos a un lado el reconocimiento material y admitamos que Mare of Easttown es buena pero que Kate la hace aún más grande. Todas nuestras miradas están puestas en que Kate se luzca, porque sabemos que es capaz de hacerlo.

Y cuando comprobamos que ha sobrepasado lo esperado para ofrecernos un espectáculo interpretativo lleno de matices, de dolor, de compasión, de agallas, de no tirar nunca la toalla, de ser la más fuerte aunque se esté deshaciendo por dentro, sabemos que Kate se ha superado.

Mare of Easttown es un hito gracias a ella, pero también porque resulta ser una serie perfecta. En su fondo y en su forma. Resuelve un asesinato como nunca hubiéramos imaginado, de la manera más inesperada posible, pero sosteniendo la resolución en una base tan contundente que solo puedes aplaudir al responsable (Brad Inglesby, recordémoslo) de este derroche de ingenio.

Una serie que ha creado adictos semana a semana y que ha sabido complacerlos dándole un cierre colosal lleno de contundencia y emoción.

Mare of Easttown es algo más que una serie: es un regalo. Una ficción redonda que con el tiempo consolidará su leyenda.

Silvia García Jerez

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