MANDÍBULAS: Dominique, la tercera pasajera

Mandíbulas es una locura, un acercamiento surrealista a la comedia absurda y a la ciencia ficción desatada en un paraje casi desértico donde una mosca gigante va a centrar en ella todo el protagonismo.

Sí, una mosca gigante. La que encuentran Jean-Gab (David Marsais) y Manu (Grégoire Ludig) en el maletero del coche que debía servir para realizar el encargo de ir a buscar una maleta a cambio de 500 euros.

Todo se tuerce cuando se topan con Dominique, que es como bautizan a la mosca. Porque pretenden quedarse con ella y sustituir el primer y sospechoso plan para ganar un poco de dinero por el de amaestrar a la mosca para hacerse, directamente, ricos.

Y en eso están cuando los avatares de sus continuas torpezas los llevan a una casa veraniega que comparten unos amigos, porque una de ellos ha creído conocer a uno de los dos chicos como un antiguo compañero de colegio… Jean-Gab y Manu deciden que aunque no sea así van a aprovechar la oportunidad de utilizar la casa gracias a la hospitalidad de la chica y tratan de ocultar la mosca como pueden.

Las locuras surrealistas se irán sucediendo como vienen pasando desde el comienzo mezclando situaciones absurdas con personajes a cual más pintoresco.

Mandíbulas. Adele Exarchopoulos es Agnès, una chica muy peculiar, como la película en sí
Adele Exarchopoulos es Agnès, una chica muy peculiar, como la película en sí

Mandíbulas es la nueva producción del francés Quentin Dupieux, director de la genial La chaqueta de piel de ciervo, Le Daim en su francés original, una de las mejores películas vistas en la última Muestra Syfy, la de marzo de 2020, justo el fin de semana anterior al del confinamiento, y en esta cinta que ahora se estrena nos vuelve a sumergir en un universo tan peculiar como delirante en el que cada pieza que compone el puzzle es tan fantástica (dentro del género, pero también al respecto de los resultados) como la anterior.

Quien no conozca el cine de Dupieux y venga a descubrir con Mandíbulas su universo va a entrar de lleno en un escenario inédito en el imaginario de una cinematografía, la francesa, que el gran público siempre ha denostado por seria y aburrida y que aquí desparrama cada fotograma con ingenio y delirio.

Por supuesto, Mandíbulas no es una película frenética. Las cosas increíbles que van pasando a lo largo del metraje son medidas con tiento, se van dejando como migas de pan para no perder la costumbre de ir mostrando elementos y personajes extravagantes. Atención al de Agnès, a quien interpreta la actriz de La vida de Adele Adele Exarchopoulos. Se nos hará tan irritante como inolvidable. Su secundaria será muy protagonista en el recuerdo.

Mandíbulas es una experiencia, y es recomendable pasarla en pandilla. Su visionado habría hecho las delicias de una hipotética Muestra Syfy 2021 de haberse podido celebrar, y de haberse incluido en su programación, un cine lleno aplaudiendo las locuras que van apareciendo en la pantalla hubiera sido una gozada.

Lo bueno es que Mandíbulas, incluso sin pasar por la Muestra, pero tras haberlo hecho por Sitges, llega ahora a las salas y podemos alucinar con esta propuesta casi radical en tiempos en los que el cine se está racionalizando demasiado y cada vez responde más a los esquemas tradicionales del mercado. Por eso Mandíbulas es un soplo de aire fresco dentro de la comedia y de la ciencia ficción. No está mal renovar el género de vez en cuando, solo que en esta ocasión no le toca hacerlo a un alien sino a una mosca gigante.

Silvia García Jerez

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