M. NIGHT SHYAMALAN: Una trayectoria como una noria
A M. Night Shyamalan casi nunca le sale nada mal:
en su carrera pocas veces ha fracasado, tal cual,
y cuando ha tenido éxito
normalmente ha sido algo a nivel descomunal.
Pero empecemos por el principio:
cabe recordar que nació en la India,
pero allí vivió únicamente al inicio,
luego Philadelphia fue la tierra de su día a día.
A los 8 años le regalaron una cámara Súper 8,
qué contento se puso el chico,
al que el cine de Steven Spielberg encantaba,
tanto, que desde esa tierna edad lo imitaba,
rodando las historias
que también a Shyamalan harían rico.
El reconocimiento internacional llegó con su película tercera,
gracias al niño que veía muertos en El sexto sentido,
fama, nominaciones al Oscar y prensa y público rendido
a un talento que parecía llevar el terror a una nueva era.
Su siguiente película fue El protegido,
de nuevo de la mano de Bruce Willis,
y aunque hubo quien se puso tiquismiquis
afirmando que era un poco pretenciosa,
con ese giro final que a Shyamalan caracterizaba,
ya fue imparable la cosa.
No solo el taquillazo estaba asegurado,
el director y guionista alcanzaba la cumbre,
y con Señales y El bosque concluía
unas tarjetas de presentación de gran calado.
Es el turno de La joven del agua,
un cuento lineal precioso,
sin giro final ni genial broche,
que Shyamalan les leía a sus hijos por la noche,
como quien canta una nana,
y a casi nadie gustó esa maravilla,
para muchos Shyamalan empezaba a salir rana.
Otros tantos empiezan a admirar a M. Night aquí,
es su punto de inflexión,
y gracias a El incidente
consigue por parte de sus nuevos adeptos
otra enorme ovación.
Con El incidente hay mucha discusión:
que si historia floja, que si increíble…
claaaro, es ciencia ficción.
Parecía un capítulo no confeso
de La dimensión desconocida,
o de Cuentos asombrosos,
con toda la humanidad escondida
si no quería que el aire fuera su genocida.
Shyamalan para muchos empezaba a cambiar,
ya no era ese director fascinante,
ese al que admirar,
pero aún no sabíamos hasta qué punto
podía llegar a decepcionar.
Airbender: El último guerrero,
y sobre todo After Earth,
Mandaron al director indio
a volver a empezar otra vez.
A punto estuvieron una y otra
de acabar con su carrera,
Pero La visita fue una película certera,
que lo puso a bailar la jota.
A quienes gustó su trayectoria
hasta La joven del agua,
y a quienes solo les interesó a partir de ésta,
volvieron a montar en la noria
y a aplaudir la nueva gesta.
Con Múltiple llegaba la fiesta
de la lista de personajes:
distintas voces, gestos, trajes,
que James McAvoy bordaba de forma salvaje.
No tuvo candidatura al Oscar
aunque todos los fans lo habíamos pedido,
pero la Academia no fue capaz de nominar
una de las mejores interpretaciones
que en su historia habría tenido.
Ya se sabe lo que opinan ellos
del cine de género fantástico:
no es serio, dicen, apenas merece considerarlo,
pero algún día se darán cuenta
de que aquello que han descartado
es un puntal en su industria,
uno de sus bienes más preciados.
Múltiple fue la segunda de una trilogía
que con Glass (Cristal) concluía,
una película muy valiente, incluso kamikaze,
apenas se entiende cómo Disney le dio esa chance.
Y aunque tiene detractores
somos más los que la admiramos,
por ese desafío al público,
ese hacer con tu creación
lo que te da la gana…
M. Night Shyamalan es único
Y ha venido a partir la pana.
Ahora llega Tiempo, su último trabajo,
una película arriesgada que va a dividir
entre los que la odien a morir
y quienes vean su lado majo.
No es una película fácil,
una vez más habrá opiniones enfrentadas,
pero éste director tan grácil
tiene puestas en él todas las miradas
y convenza o decepcione, no pasa nada:
seguirá teniendo una mente privilegiada.
Silvia García Jerez