LOS AMIGOS DE ELLOS DOS: Amistad envenenada

Los amigos de ellos dos, obra teatral que puede verse en las Naves del Español, en el Matadero, en la sala Max Aub, Nave 10, hasta el día 16 de junio, es un auténtico tratado sobre la amistad y sobre nuestro puesto en la sociedad, tanto el que tenemos como el que pensamos que tenemos con respecto a los demás.

En ella, en la obra, conoceremos a una pareja, la interpretada por Malena Alterio y David Lorente, cuando llega al restaurante en el que ha quedado con otra, la de siempre, la de todos los jueves desde hace 12 años. Es un reservado, en un sitio que les pilla fatal, muy lejos de casa. Se han dejado un dineral en el taxi que los ha llevado allí, pero es que sus amigos siempre eligen el sitio, siempre uno distinto y nunca el que ellos proponen. Y además siempre llegan tarde. Así que él aprovecha la circunstancia para empezar a quejarse de lo que le molesta de sus amigos.

A partir de entonces se abrirá la caja de los truenos. Él no va a parar de señalar todo lo que le molesta de ellos y ella, admitiendo que puede tener razón en muchas de las cosas que afirma, se resiste a ahondar en las heridas. Porque ellos son los amigos de ellos dos y al menos ella quiere seguir siéndolo, ya que se siente bien de ese modo. Para ella, a pesar de todo, su amistad es un privilegio.

Malena Alterio y David Lorente

Matías del Federico y Daniel Veronese son los autores de una obra que, revestida de comedia, resulta ser demoledora. La risa se va congelando a lo largo de la hora y media de función, en la que nos va quedando claro qué clase de amistad tienen estas dos parejas y hasta qué punto la menos favorecida está siendo humillada por la que mejor situación social detenta.

Y es una conclusión horrible porque cualquier espectador puede hacer análisis de sus amistades y darse cuenta de quién es quién en ellas. Llegar a la conclusión de si vosotros sois los amigos de ellos dos o si sois los que lleváis las riendas. Es la mediocridad frente a la realización personal, profesional y social. Es saber dónde estás y si quieres, y puedes, salir de ese círculo de amistad envenenada y tóxica.

Los amigos de ellos dos nos pone frente a un espejo y nos pregunta si nosotros somos los que estamos esperando en el restaurante o los que se hacen de rogar, los que requieren de admiración constante porque ellos lo valen. Y las risas, que eran incluso carcajadas, desaparecen. Es una bofetada a cómo la sociedad maltrata la amistad. Los autores diseccionan algo que parecía que estaba al mismo nivel para todos, mostrándonos una realidad que roza el tema tabú. La amistad, como tantas películas últimamente han hecho con la maternidad, a lo mejor no era algo a idealizar. Y no siempre es lo más bonito del mundo. Tal vez haya que replantearla y Los amigos de ellos dos se ha propuesto hacerlo. Y el resultado es una de las grandes obras de la cartelera madrileña.

Malena Alterio, reciente ganadora del premio Goya a la mejor actriz protagonista por Que nadie duerma, aquí está mucho mejor, mucho más natural, que en la película que la ha consagrado. Y su compañero de reparto, David Lorente, el jefe de los Antidisturbios, la serie de Movistar+ dirigida por Rodrigo Sorogoyen que en realidad saltó a la fama como el profesor de Juan Diego Botto en No me gusta conducir, otra serie de Movistar+, sin brillar como en ellas, está espléndido generando tantas carcajadas con sus quejas.

Los amigos de ellos dos, con su puesta en escena sencilla y sus rutilantes actores moviéndose alrededor de la mesa del reservado del restaurante, resulta ser una auténtica experiencia catártica. Eso sí, su giro final puede descolocar a más de uno, pero hay varios elementos en él que indican por qué camino ha ido la obra hasta llegar a ese punto, hablando en realidad de la vida, jueves tras jueves, que son los días que importan en esta obra. Un repaso al matrimonio, a los años que hemos vivido unos con otros y cómo los hemos llevado como personas. Un retrato de la sociedad actual focalizado en dos seres normales, tirando a mediocres, que sólo quieren ser felices con quienes los rodean. Y sí, a veces no se puede lograr esa meta, por muy sencilla que aparente ser.

Silvia García Jerez

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