La Influencia: 1º De Alquimia Cinematográfica
La Influencia podría estar incluida en la parte baja de una lista cuyos puestos superiores estuviesen ocupados por clasicazos como La Semilla Del Diablo, Los Sin Nombre, La Bruja, Verónica, Hereditary, Los Hijos De Satán (Satan´s Slaves) o Darkness. Y esto por solo dar algunos títulos de los muchos que podrían ser influencia en el debut en el largo del director, también coguionista, de la película en cuestión, Denis Rovira Van Boekholt. Es evidente que controla de atmósfera terrorífica, pero los tiempos cinematográficos y la dirección de actores todavía están dentro de sus asignaturas a pulir, ya que la sensación final es la de esto podría haber estado mucho mejor.
Con todo y con eso, La Influencia cuenta con muchos mimbres para gustar a los fans incondicionales del cine de terror de brujerías varias, siempre que estos no sean muy quisquillosos, disfruten en las exposiciones de Cuarto Milenio y piensen que 99.9: La Frecuencia del Terror, Musa, Anomalous y La Sombra De Nadie no están todo lo valoradas que deberían.
Es cierto que el cine de terror patrio suele funcionar bien en taquilla, y por ahí le vamos a dar el beneficio de la duda a La Influencia, pero cierto es también que teniendo en su reparto a intérpretes como Manuela Vellés, Maggie Civantos y Alain Hernández, sobre los que reina una Emma Suárez más mala y destructiva que la madre que interpretara en Las Hijas De Abril, lo que nos hacía pensar era que tendríamos una buena sesión de sustos e inquietudes. Esperanza está diluida a lo largo del metraje entre toda la lluvia que acompaña a una trama que apuntaba maneras y que se queda en obviedad. No es que el que esto escribe quiera salir todos los días aterrorizado de la sala de proyección, pero sí contento de haber pasado un rato, si no de terror, al menos de intriga.
En La Influencia, que bebe de la novela de mismo título de Ramsey Campbell, todo parece estar a medio gas. Los efectos especiales son buenos pero no soberbios, las interpretaciones son plausibles pero no creíbles, la ambientación es apropiada pero no certera. Quizá todo apunte a un querer abarcar más allá de lo que de entrada se podía, y que dice mucho del empeño del director, aunque, como decimos, el resultado final baje la nota bastante. Sobre todo por un casting infantil mal dirigido, piedra de toque de una historia de niñas influenciadas por lo maligno que no las dejará vivir sus vidas, obligándolas a enfrentarse al mal, a descubrir lo que hay detrás de la puerta, bajo las escaleras, entre los recuerdos que el tiempo se empeñó en borrar. Sí, sabemos que todo suena a visto, pero no es esto lo que falla. Falla la forma de narrar, ese arte del contador de historias tenebrosas en campamentos de verano contadas a la luz de la hoguera que emana, erróneamente aquí, calor de barbacoa palomitera y no infernal fuego abrasador.
Luis Cruz