GODZILLA VS. KONG: Lucha de titanes
Vuelven a los cines Godzilla y Kong, a quien todos conocemos como King Kong, pero lo de King, que es la traducción de Rey, es en realidad por ser El rey de los monos, pero se llama Kong.
Ambos son dos monstruos legendarios de la gran pantalla que ya tuvieron su película inicial en 2019, la decepcionante y aburridísima Godzilla: King of the monsters, y ahora éste regresa con otra historia en la que el hombre, en su representación más malvada, pretende ganarle a la bestia, cuando la bestia estaba ya tranquila sin que nadie la molestara. Pero hay que hacer una secuela de la película de la que veníamos y hay que ponerlos a los dos a luchar. El cine es así, y Adam Wingard, especializado en cine de terror y responsable, entre otras, de la ingeniosa Tú eres el siguiente, es el encargado, por el estudio Warner, de dirigirla.
Y tanto es así que en Godzilla vs. Kong el argumento es una mera excusa para ver a los titanes dándose mamporros, que es a lo que va al cine el público que la escoge, y lo cierto es que Godzilla vs. Kong tiene muchos, y no solo entre ellos dos, aunque ese detalle que falta lo voy a omitir para que el espectador que desee verla lo descubra.
Pero sí, la dosis de acción y de efectos especiales está más que servida. Más que servida. Lo repito porque a más de uno le va a parecer excesiva, aunque haya a quien le parezca incluso poco.
Para todo habrá espectadores, pero Godzilla vs. Kong es, fundamentalmente, una película para amantes de peleas largas, de secuencias llenas de efectos, y lucecitas y sonido envolvente, además de poco diálogo entre los personajes humanos, que aquí son secundarios. Alguno hasta sería prescindible.
De hecho, la trama del grupo de chicos que encabeza la malagueña Millie Bobby Brown, conocida por la serie de Netflix Stranger things, la película de Netflix Enola Holmes y por la primera entrega de esta cinta, lo cierto es que no acaba de encajar en el conjunto.
Aportan, dichos chicos, el escaso humor que tiene la película, porque un film de estas características siempre cuenta con personajes que alivien la tensión de lo que ocurre, pero su humor no solo es escaso, también es insuficiente porque no acaba de funcionar.
La historia infantil que sí funciona es la que protagoniza Kaylee Hottle, la pequeña Jia, protegida de Ilene Andrews (Rebecca Hall), una niña cuya familia paterna es toda ella sorda y ella conoce la lengua de signos (americana) como un idioma más, por lo que demuestra su destreza en este film, junto a Rebecca, que también signa con ella, y junto a Kong, que se comunica con la niña como única solución para sobrevivir entre los humanos.
Lo importante en Godzilla vs. Kong es que los fans de este cine de monstruos y catástrofes provocadas por ellos van a encontrarse muy a gusto y encantados de poder ver en pantalla grande un blockbuster como hacía un año que no se veía.
Sí, Tenet se estrenó en cines, pero era una película muy diferente, incluso en sus necesarios efectos para darle sentido a la trama, cosa que aquí no es indispensable porque los efectos tienen su trama propia: si no hubiera guión, Godzilla y Kong podrían seguir pelándose porque el núcleo de la película es ese.
Eso sí, quienes no sean muy adeptos a un cine de acción porque sí, sin más argumento que el hecho de hacerse, deberán elegir otro título, porque éste no será, ni remotamente, de su agrado. De hecho, quienes decidan intentar acercarse a la película esperando que al menos le entretenga también lo tienen que descartar. Hay que ser muy fan del cine de efectos especiales a raudales y de las historias de estos dos monstruos para disfrutar de esta propuesta. Eso sí, quien lo sea, saldrá del cine completamente satisfecho. Y para eso también se ha hecho la película.
Silvia García Jerez
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