El falso autostop
No soy mucho de releer libros, pero suelo marcar capítulos que me han gustado mucho para acudir a ellos pidiendo socorro cuando no encuentro una lectura que me llene. Esto me pasa mucho con «El falso autoestop» que pertenece a «El libro de los amores ridículos» de Milan Kundera.
De pequeña fantaseaba con ser muchas personas, al crecer ese deseo aumentó. Me di cuenta de como puede limitarte la imagen que alguien tiene de ti, los atributos y características que se te otorgan según observaciones, momentos vividos, reacciones… Tú mismo empiezas a describirte conforme a esto hasta llegar a un punto donde casi te has prohibido ser otra cosa.
La protagonista de este capítulo se transforma en una persona completamente diferente con su pareja. Juegan a ser desconocidos y a conocerse de nuevo, de distinta manera. Siempre me han fascinado las grandes deformaciones que la personalidad de alguien puede experimentar cuando «está jugando/actuando», según tenga un humor u otro sujeto a una emoción. Todo este ejercicio resulta muy estimulante, pero cuando te das cuenta de que eres capaz de ser otra persona, más retorcida, más sensible o lo que tú quieras ser, y que entonces los papeles en una relación son capaces de girarse, entiendes que solo un deseo y una voluntad muy fuerte por mantenerte al lado de alguien te puede hacer capaz de renunciar a todo aquello que podrías ser.
Por eso, es maravilloso encontrar aquellas personas con las que puedes ser tantas cosas e intercambiar tantas veces los papeles, sabiendo que en todo momento eres capaz de ser tú.