THE OWNERS (LOS PROPIETARIOS): Asalto al hogar
The owners (Los propietarios) es una de esas películas de terror enclavadas en el subgénero de la Home Invasion, es decir, ese tipo de cintas en las que alguien entra en una casa ajena con un propósito determinado y trata de someter, para tal fin, a quienes estén dentro. Les salga bien o no.
En este caso, The owners (Los propietarios) nos cuenta la historia de un grupo de chicos que tienen puesta la mirada en una mansión inglesa en la que viven dos señores mayores y en la que la madre de uno de ellos, de los chicos, trabaja como limpiadora.
La madre le ha dicho a su hijo que en el sótano tienen una caja fuerte enorme y él lo comenta con sus amigos, de entre quienes uno de ellos decide que van a hacerse ricos dando un golpe cuando no haya nadie en la casa.
Una noche los propietarios salen y ellos aprovechan para entrar, buscan la caja fuerte y cuando la encuentran no dan con la clave, por lo que piensan que lo mejor es esperar a que la pareja vuelva y obligarlos a que se la den. Pero lo que parece un plan sin fisuras se va torciendo poco a poco cuando la pareja regresa.
The owners (Los propietarios) es un intento de lograr un film divertido, alejado del terror, porque no tiene, si acaso algo de tensión en momentos puntuales, eso sí, pero sobre todo lo que pretende es ser una película gamberra acerca de unos perdedores que tienen un plan y unos propietarios que son más hábiles que ellos.
Pero el intento es fallido. Una vez pasado el planteamiento de la situación nada funciona como debería. Todo en la película parece otra cosa, más amenazante de lo que es, porque a la hora de concretar todo se diluye en la atmósfera creada sin que verdaderamente el momento en el que el toque del género se presenta sea lo efectivo que se espera.
The owners (Los propietarios) se queda en poca cosa, en momentos confusos, con esa propietaria anciana que no acaba de aterrorizarnos y que solo nos hace preguntarnos dónde está su personaje y hacia dónde va, o esos chicos, centrados pero tan torpes como necesita el guión para que su trama evolucione como pretende, sin que resulten creíbles las situaciones que viven.
Es una pena que The owners (Los propietarios) sea tan floja. Podría haber sido un ejemplo dentro de su género, como el Funny games original (Michael Haneke, 1997) o Secuestrados, de Miguel Ángel Vivas, dos obras maestras de la angustia y la violencia ante una Home invasion, pero se queda lejos de ambas. De hecho, ni se les acerca.
Maisie Williams, la Arya Stark de la serie Juego de tronos, o la Rahne Sinclair de Los nuevos mutantes, es el reclamo comercial de una película que no tiene más estrellas que ella en su reparto, pero a pesar de su presencia, la actriz inglesa no es capaz de elevar un film que promete mucho en su arranque y que va perdiendo intensidad a medida que despliega sus cartas, con jugadas de poco valor todas ellas, hasta llegar a un final que podría convencer si no fuera porque el desarrollo hasta llegar a él no ha tenido la fuerza que debería, y por lo tanto, se diluye con el conjunto.
The owners (Los propietarios) posiblemente tenga el favor de los amantes del género por algunos momentos que merecen algún aplauso, pero en su totalidad es una película fallida que no aporta nada a lo visto anteriormente dentro de él, y que tampoco cuenta tan bien lo que ocurre en ella. A esos aplausos se unirá el desconcierto de otros acontecimientos que nos harán permanecer a la espera de explicaciones. Balanza difícil de equilibrar que situará la cinta en el lugar de las que podrían haber sido mejores pero no lo consiguieron.
Silvia García Jerez