Hablamos con Diego Rodríguez, director de MÁRGENES
La cita de La Cronosfera con Diego Rodríguez, director de Márgenes, es en las oficinas del festival, en un edificio del centro de Madrid, al cual acudimos expectantes debido a la maravillosa ventana que se nos abre gracias a ella: indagar en el universo de una propuesta a nivel global para descubrir un cine inédito y al que de otro modo sería imposible acceder. Adentrémonos con Diego en la trastienda de tan sugestivo proyecto.

La cronosfera: ¿Qué es Márgenes?
Diego Rodríguez: Márgenes es el único festival del mundo que es on line y también tiene sedes físicas, tanto en España como en Latinoamérica. Trata de compatibilizar la pantalla on line con las sedes presenciales. Está focalizado en el cine más autoral, más arriesgado y más contemporáneo y siempre con la idea de generar puentes, vínculos, con España, Portugal y Latinoamérica.
L. C.: ¿Cómo nació esta idea?
D. R.: Yo creo que la idea nace un poco de la frustración de ver cómo año tras año las películas más estimulantes, las que más nos gustaban pasaban casi inadvertidas. Películas que ganaban festivales muy prestigiosos, incluso de clase A, que llegaban a España y ni siquiera se podían estrenar. Año tras año ocurría esto. Nos encontrábamos con directores que nos detallaban los festivales en los que se habían visto sus películas y se quejaban de que luego no hubieran llegado a las salas.
Hicimos un estudio pormenorizado del comportamiento de este cine y era terrorífico en comparación con nuestro entorno. Ninguna película llegaba a las salas, que es un mal endémico del cine español, pero ya con el cine un poco más arriesgado, todavía más. Entonces tratamos de generar un ecosistema para los directores que consideramos más valiosos. En ese sentido nació Márgenes como una plataforma on line, pero luego decidimos que también queríamos que tuviese un festival, que fuera competitiva, y que tuviera sedes físicas.
L. C.: ¿De qué año data?
D. R.: Del 2010.

L. C.: Investigando en la web el concepto me ha recordado mucho al Atlántida Film Fest de filmin, ya que también allí se muestran películas que no tienen demasiadas posibilidades de estreno.
D. R.: Bueno, pueden tener sus puntos en común, lo que pasa es que Márgenes por lo que apuesta es, decididamente, por nuestro cine. Cine español. Creo que es el único festival en España que apuesta por él, salvo el de Málaga, pero es otro ámbito totalmente distinto porque el suyo es cine más comercial. Cine en español y también, muchas veces, cine de Portugal, que también nos interesa.
Lo que nos diferencia de otros festivales es que tenemos un target muy específico. Que es nuestro patrimonio. Ni cine europeo, ni cine asiático, ni norteamericano. La diferencia básica es justamente esa. Luego, la otra gran diferencia, es que procuramos que si alguien quiere ver a los directores, también lo ponemos todo para que puedan, ya sea en Zaragoza, que es una de las sedes, en Córdoba, que es otra de las sedes, Madrid o Barcelona. Y si estás en Latimoamércia, el D.F., en Montevideo o en Santiago de Chile.
L. C.: ¿Existe la posibilidad de que se os pida alguna película?
D. R.: No, no existe. Para el festival Márgenes lo que se abre es una convocatoria en la que se han recibido más de doscientas películas y se han seleccionado solamente trece. Pero es un comité de dirección que es muy interesante, porque todo el equipo, tanto la jefatura de prensa como la jefatura de producción, todo el mundo ve las películas. Todos hablamos sobre ellas y luego hay un director artístico, Gonzalo de Pedro, que es quien tiene la última palabra. Es el mismo equipo el que elige las películas, no existen peticiones de nadie para traer una determinada. Por ahora, pero me has dado una idea, puede ser, quién sabe.
L. C.: ¿Qué ayudas tenéis? ¿Qué patrocinadores, entidades o distribuidoras os echan una mano para llevar a cabo Márgenes?
D. R.: Las ayudas son muy pocas por parte de la administración española, la verdad. Tenemos una pequeña ayuda del ICAA, muy pequeña, tenemos ayudas de las distintas embajadas de las películas que van a concurso todos los años, que son fundamentales para nosotros. Este año la embajada de la República Dominicana, la embajada de México y la embajada de Francia.
También hay mucho impulso de productoras, distribuidoras, exhibidoras, por ejemplo Numax, que ha patrocinado un premio técnico y sobre todo el festival se basa en una red de complicidades mundial. Si no, sería imposible hacer una cosa de esta magnitud. Generado todo bajo el pensamiento colectivo de gente con una misma idea, muy militantes, que creemos en la cultura como motor de desarrollo y de transformación social.
Este año estamos muy contentos porque parece que ya hay gente que quiere apoyar el festival y los que han apostado han visto que somos capaces de que tenga mucha repercusión.
L. C.: ¿Cómo percibís el éxito que año tras año tenéis?
D. R.: La reacción es espectacular. Yo creo que la gente se da cuenta de dónde está la pasión. Año tras año nos damos cuenta de que este festival se sitúa en una posición muy interesante, sobre todo en Latinoamérica. Allí es muy conocido. Hace poco estuve en México y lo conocía todo el mundo. Estuve en varios festivales allí y ponían Márgenes como ejemplo para otros, tanto físicos como en plataforma. Y eso es muy emocionante.
También el festival de Málaga ha decidido poner cine latinoamericano. Somos pequeños en presupuesto, pero desde luego en dimensión, conocimiento y referencia, aunque esté mal decirlo, somos muy grandes. A mí me parece incomprensible que hayamos podido dar la espalda a Latinoamérica tanto tiempo. Lo que tenemos que hacer es establecer vínculos.
Y con México. El festival Márgenes lo acaba de ganar una película mexicana. Ahora Donald Trump quiere hacer un muro, pues nosotros tenemos que abrir todavía más puentes de diálogo. Son nuestros hermanos y ahora están pasando cosas muy importantes allí. Tienen un cine que es un auténtico volcán creativo. Nosotros generamos ese cultivo para que haya diálogo.

L. C.: ¿Qué criterios hay a la hora de seleccionar las películas?
D. R.: Es una buena pregunta. Nosotros, si ves la selección de Márgenes histórica, no solamente ponemos películas porque sí. Es decir, tratamos de que la sección oficial tenga un punto de comisariado, de que las películas dialoguen entre sí. Eso hace que haya muchas sesiones dobles en las que ves que las películas se hablan entre ellas con muchísima naturalidad.
Tenemos unos puntos básicos que sí reflejan esa estructura de línea editorial. Son películas que tienen un fuerte compromiso estético con el cine, pero también con la sociedad. Películas que nos hablan de transformaciones sociales o de preguntas sin respuestas.
En el caso de Latinoamérica, son películas que tratan de generar otras narrativas, donde poner el punto sobre algunas de las cuestiones que creemos que se han tratado mal en Latinoamérica, que han desembocado en lo que se ha llamado la pornomiseria, que es siempre mirar a Latinoamérica como tierra de narcotraficantes o como un pueblo violento, y que sean los propios directores latinoamericanos los que den otra visión.
Nosotros, como programadores tenemos que estar pendientes de eso también. Construir otros mundos alejados del imaginario lo que nos han querido dar directores de Estados Unidos o algunos europeos.
L. C.: En vuestra web tenéis un apartado de distribución, con algunas de las grandes películas del año como El destierro, ¿se pueden ver también?
D. R.: Algunas sí. Las altas presiones se puede ver, O tutebol también, pero no son necesariamente las películas de nuestro catálogo de distribución las que están en el catálogo de VOD. Tenemos un catálogo totalmente autónomo que alguna vez coincide con lo que distribuimos, pero no siempre coinciden.
L. C.: ¿Serías capaz de mojarte y recomendar un par de películas de la sección oficial que destaquen por encima de las demás?
D. R.: Sí, voy a empezar con una que se llama No cow on the ice, del gallego Eloy Domínguez Serén. La cito por hacer un homenaje al cine gallego, que creo que es ahora mismo el más bestial y potente de Europa. Hemos inaugurado este año con Mimosas, de Oliver Laxe, que ganó un premio en Cannes y todos los años se mete un gallego en el palmarés. No cow on the ice es una película conmovedora y muy potente.
Por seguir con españolas recomendaría también Inadaptados, de Kikol Grau, sobre la banda de punk Cicatriz, de los ochenta. Kikol es historiador y contextualiza la España de los ochenta y le quita todo lo que tuvo de complaciente, enseñando lo que fue la verdadera España de esa década, que fue muy negra y muy cabrona. Es todo imagen de archivo pero lo monta de forma que es sea un cóctel explosivo.
Y para salir de nuestras fronteras, recomendaría también la ganadora, la mexicana Las letras, de Pablo Echeverría. Voy a pedirle a la gente que entre en margenes.org y que cojan esa película a pelo y que la disfruten. Las tienen todas gratis hasta el 31 de diciembre.
Silvia García Jerez