DIANA de Alejo Moreno
La ópera prima de uno de los redactores de Días de Cine nos lleva a los encuentros de una acompañante de lujo y un empresario triunfador entre cigarrillos, discos de Schubert, bailes trap y sogas masoquistas.
Alejo Moreno compone un ejercicio de estilo osado, enrevesado ficción con auténticas noticias mientras en el tiempo pactado, juega con nosotros en cada cita, atándonos a las pasiones e identidades más perturbadoras de sus protagonistas -y de sí mismo-.
Sexo, mentiras y confesiones a cámara
-Hay algo enfermizo en los personajes de Diana. Y visto lo visto, también yo debo ser un enfermo-. Así comenzaba Alejo Moreno a hablarnos de Diana, tras su estreno en Madrid.
El film, presentado en Málaga, revolucionó el pasado festival por su cartel con nudos y cuerdas alrededor de una vulva. Sin embargo, Diana es más que mero escándalo y pura provocación.
Y aún utilizando el sexo a su favor, hay más confesiones personales que morbosos desnudos.
Personalmente prefiero la otra opción del póster, con ese espejo roto que refleja mejor cualquier búsqueda de identidad.
El redactor del programa más cinéfilo de La2, comparte cartelera con quien también fue crítico en Días de cine, Daniel Monzón; su Yucatán alcanza el taquillazo tras una gran promoción, mientras Moreno -que también grabó barcos en sus anteriores documentales: La vida en 5 nudos y Señores de las redes– es consciente de su necesidad de dar a conocer su primer largometraje de ficción, realizado con pocos medios y arrastrando cierto estilo amateur.
Diana surge de la realidad de los telediarios y de la actual prensa sensacionalista, “cuando estalló el escándalo de Bankia y aparecieron las tarjetas black, se conocieron altas sumas gastadas en compañías de alto standing y las coincidentes extradiciones, siempre de madrugada, en un cajero de Paseo de La Habana en Madrid. Hicimos un buen trabajo de documentación” -cuenta Moreno, al hablarnos de la creación de Diana-. “Las prostitutas casi nunca tienen la oportunidad de hablar y existen esas Dianas con esos clientes; recuerdo uno mayor, con su experiencia con más de 500 chicas, según decía, que se veía reflejado en cada cita.”
En Diana, Alejo Moreno encierra a un cliente novato y a una escort con estudios universitarios de Bellas Artes -que no puta- en un ambiente retro y algo decadente, donde ni se cuestionan los derechos y dignidades de las trabajadoras sexuales, ni la moralidad financiera. El sexo es la excusa.
En una fina linea entre el vicio y la perversión, Diana juega con fantasmas y máscaras, intenciones e identidades, sueños de Pretty Woman y pesadillas de Jekyll-Hyde… Pero, ¿quién es quién?
¿Quién, de verdad, se prostituye? ¿Quién elige? ¿Quién se oculta detrás de otro nombre?
Ella es Sofía (Ana Rujas) y él, Hugo (Jorge Roldán), aunque dice llamarse Jano… Entonces, ¿Quién es Diana? ¿Qué es Diana?
Algunas pretensiones filosóficas y otras antropológicas para cuatro personajes – o seis personajes, y el cameo del mismo Moreno- discurriendo por territorios paralelos a Shame de McQueen y The Girlfriend Experience de Soderbergh. También Influencias de Cronenberg, Taxi Driver y la inspiración en Kubrick -con esa fiesta de disfraces y la grafía en los créditos iniciales, muy Eyes Wide Shut, según nos advierte Irene Cruz, la directora de Arte-, que evolucionan hacia un thriller erótico de crítica social con el foco puesto en los mass media… Todo eso parece Diana.
Todo eso es Diana.
Y parafraseando a su director, “dejará huella en la retina”.
Utilizando distintas cámaras y formatos, hay secuencias agresivas, potentes y desconcertantes -siendo las más impactantes, las más elegantes y mejor tratadas; difuminando la imagen de drogas y de aquellas prácticas sexuales duras-.
Luego, encontramos otras de mero divertimento estético y para el final, aquella cargada de autenticidad y calidez que aporta todo el sentido a Diana, en una inquietante charla de amigas practicando inglés (surgida de una improvisaciónde de más de tres horas -aclara el director- que brillantemente se nota)
Diana es una apuesta personal y como en toda primera obra es difícil para el autor, concretar. Moreno, quizá, abusa de un metraje largo en un montaje irregular, pero Alejo apunta maneras y para la próxima… Acertará plenamente en la diana.
Estaremos pendientes.
Mariló C. Calvo