DANI ROVIRA: Para mí el humor es como el aire fresco
El genio está de vuelta. Ser un genio de la comedia no es fácil. Lo parece, pero no lo es. Y Dani Rovira lo es. Y además lo es en una dimensión tal que hace que parezca fácil. Pero hacer reír tiene muchísimo mérito y apenas está valorado incluso por los propios actores cuando votan a los actores de cara a las temporadas de premios, aunque a pesar de eso cuenta con el Goya al mejor actor revelación gracias a su sensacional trabajo en Ocho apellidos vascos. Y es que Dani es un cómico superdotado y superlativo y que tenga nuevo show en Madrid, después de haber estado con él casi un año por otros lugares de España, en el teatro La Latina, tras ¿Quieres salir conmigo? y Odio, es siempre una buena noticia. Ahora estrena Vale la pena en dicho emplazamiento, un monólogo de unos 100 minutos de duración en el que nos cuenta lo dolorosa que puede llegar a ser la vida pero desde el punto de vista del humor. A partir del día 27 de enero puede verse, y disfrutarse, Vale la pena, pero antes, el día 13, Rovira presentó el espectáculo dando una rueda de prensa a la que asistió La Cronosfera.
Pregunta: ¿Qué le dirías a la gente para que se acercara a ver el espectáculo?
Dani Rovira: Yo animaría lo primero a llevar a cabo el ritual de salir de casa y quedar con tu padre, con tu pareja o con tu colega. O tú solo. Echarte un poquito de colonia y venirte al teatro ya me parece un ritual. O ir al cine. Todo lo que sea salir a ver y a disfrutar la cultura. Eso lo primero. Y lo segundo, animo a la gente a que venga porque va a estar dos horas riéndose y sin darse cuenta creo que se le van a quedar algunas semillitas. Porque de lo que me he dado cuenta después de un año, después de mucho hablar con el público a la salida del teatro, o en redes sociales, es de que la gente te escribe dándote las gracias. Gente que se sentía un poco sola en cuanto a que siente cosas que no comparte porque el tema de la tristeza o la ansiedad o la depresión, los duelos… vivimos en una sociedad todavía muy castrada y que de repente haya gente que venga al teatro a reírse y que le peguen cuatro guantazos sin saber de dónde viene pues es guay. No todo el mundo se puede permitir ir a terapia todas las semanas. Porque suelen tener que ser terapias de gestión privada. Y yo recomiendo venir al teatro a hacer esta otra terapia. Aunque yo recomiendo ir a terapia. Hay mucho tabú con ella pero yo lo recomiendo. Ir a terapia hoy en día es como ir al dentista. Como ir al fisio cuando te duele la espalda. ¿Por qué nos avergonzamos? Yo cuando empecé me daba mucha vergüenza. Iba a un edificio y no quería que me viera nadie, ni el portero ni quien bajara. Y luego te dices: ‘¡Pero qué tontería! Si voy a terapia para tener salud mental, ¿por qué me tengo que avergonzar de esto?’ Así que animo a la gente a que venga porque creo que son muchas las herramientas que se ponen encima de un escenario para ayudar. Son como juguetes. Yo pongo en el escenario los juguetes que a mí me han ayudado. Los regalo. Por eso merece la pena que la gente venga.
Pregunta: ¿Cómo viviste a nivel emocional la primera vez que hiciste este espectáculo en el escenario?
Dani Rovira: Al principio hice un pequeño proceso, en una sala pequeñita de Madrid, con un precio simbólico, con un texto un poco de laboratorio donde yo iba descubriendo lo que me iba pareciendo el resultado. Pero la primera vez que lo hice con el título en sí… muy contento. Porque lo primero que me preocupaba era la premisa: un espectáculo de comedia en el que se hable de la pena. Qué buena idea… Era una buena premisa, sí, pero a ver cómo salía. Y me quedé muy contento porque la gente se rió mucho y nos emocionamos los dos por igual, tanto el público como yo. A día de hoy me sigo emocionando en muchas partes del show y creo que esa verdad traspasa la cuarta pared. Fue guay. Fue mirar a mi hermano, que es con quien curro, al técnico, y decir: ‘Habemus espectáculo’. Y muy contento porque de repente llevar un espectáculo así por toda España es una tranquilidad. Creo que vamos con un material pesado. Es como ir con un bazuca a una reyerta. Creo que el espectáculo tiene ligereza y mucho poso. Pero también hablo de pamplinas, porque si no, no sería yo.
Pregunta: A tu juicio, ¿son buenos o malos tiempos para el humor? ¿Te has autocensurado alguna vez por la posible sensibilidad que pudiera afectar al público?
Dani Rovira: Sí, como cómico me he autocensurado muchas veces. He pensado: ‘¿Me compensa hacer este chiste en redes o decir tal cosa para luego estar una semana lidiando con gente a la que no le haya sentado bien?’ Ya no es por cobardía, simplemente es por pereza. Pero no, el humor nunca deja de ser necesario. De hecho, yo me atrevería a decir que cuanto más complicados, cuanto más hostiles y peores son los tiempos es cuando es más necesario. El humor para mí es fundamental. Es aire fresco. ¿Quién en una habitación donde el ambiente es irrespirable no agradece que se abra una ventana? Ese el humor. Cuanto más polarizado esté todo, cuanto más tenso esté todo, es cuando más falta hace.
Pregunta: Esta obra habla de las emociones. ¿Qué supone para ti, emocionalmente, estar en el escenario del teatro La Latina?
Dani Rovira: Ahora mismo me siento como muy guay porque es un teatro bastante familiar. Aquí, esporádicamente, también he venido a actuar o a ver a compañeros. No sé, es un teatro que creo que por el sitio en el que está y la historia que tiene lo que siento es mucha felicidad. Ya siento felicidad en cualquier escenario, pero en un teatro como el de La Latina mucho más. Luego es que vivo a quince minutos. ¿Sabes la comodidad que es? Si es ir a actuar a Roquetas de Mar yo voy feliz, pero hay que ir hasta allí. Y, de repente, poder coger la bici y darte un paseo hasta el teatro y volverte dando otro paseo es un lujo enorme.
Pregunta: ¿Qué porcentaje de vivencias personales tiene el espectáculo con respecto a lo que pueda ser observación general de la vida? ¿Y cuánto margen tiene el espectáculo para actualizar el texto con vivencias que quieras ir incluyendo en él?
Dani Rovira: No puedo dar porcentajes muy exactos pero lo que no es vivencia es observación. Y el porcentaje que se sale de esas dos es el porcentaje que uno exagera o desvirtúa para llegar a la fórmula del humor. Yo no voy a decir que todo lo que yo digo encima del escenario sea verdad porque no hay una sola verdad. Es lo que yo he vivido desde mi experiencia propia y mi manera de observar. Con cierta edad, cierta información y cierto grado de conciencia uno observa y con tu grado de conciencia y el mío seguramente veamos cosas diferentes. Respecto a la actualización, aunque yo no soy partidario de la autocensura lo que sí hay que saber es de dónde nace el humor. Si haces un chiste macabro para hacer daño al otro, qué necesidad. Pero sí intento hacer una revisión no desde la corrección política sino que estamos en un momento en la sociedad en el que las sensibilidades van cambiando y evolucionando e intento ir acorde a eso. Y partiendo de que nos hemos criado en una sociedad con trazas de machismo y de racismo y los ‘ismos’ que quieras, de los que todos tenemos un poco, intentar hacer un show cumpliendo un poco con un tratado de buenas maneras. Eso no quiere decir que el espectáculo no sea macarra, subversivo y bastante punki en algunas cosas. Pero no se pretende ofender. Aunque sí intento ir en la línea de la sociedad.
Vale la pena: desde el 27 de enero: lunes y martes a las 20:00, domingos a las 12:00 en el teatro La Latina.
Silvia García Jerez