CERDITA
Brutal y deliciosa hasta en los andares
Dicen que de un cerdo se aprovecha hasta sus andares, que todo sirve y todo es bueno. De Cerdita, apropiándose del dicho, se puede asegurar con la imparable andadura que lleva y la que le queda, sea como el corto merecedor de un Goya, sea por el peliculón en que se ha convertido, del que nada sobra ni falta. Sabroso y delicatessen. Un filme de esos que llaman de género, o terror, pero superando al mismo, alimentándolo con denuncia y reflexión.
Perturbadora e inteligente, Cerdita camina a través de senderos no transitados en tales cintas de miedo, risas y adolescentes, aún recorriendo lugares comunes con un sensacional costumbrismo, que acompaña con unas interpretaciones realistas, un maravilloso humor y el necesario toque gore.
Y aprovechando la obviedad del paralelismo culinario, resaltar que Cerdita está para comérsela y chuparse los dedos, siendo además una brutal historia de amistad y madurez para el cine nacional y para exportarla tan ricamente.
Presentada en el pasado 70SSIFF obteniendo la ovación de público y crítica, Cerdita también ha triunfado en los festivales de Cine Fantástico de Austin, Estrasburgo y Sitges, siendo galardonada, de nuevo, con el Méliès de Oro al mejor largometraje.
Apenas hace un año que el corto del mismo título nos dejó con la boca abierta ante una historia de crías, en un pueblo, durante las vacaciones de verano. Unos veinte minutos relatando un caso de bullying, con un protagonista entrada en carnes y luciendo jamona sus michelines hasta un final, a digerir, que resulta ahora, casi el comienzo del filme -con el mismo reparto, equipo y dirección- mostrando una continuidad tan brillante como aterradora para una extraordinaria película.
Considerada slasher, que viene a ser una de esas de cuchilladas y gritos sin parar, Cerdita tira más de silencios y de escopetas a lo El séptimo día, junto a los ganchos de matanza, el embutido diario y las chuches del chino en un lugar de Extramadura, rural y calurosa, con una extraña muerte por investigar, unas jóvenes que se dan por desaparecidas y un asesino rondando la zona.
Tomando lo mejor del género, la directora Carlota Pereda debuta en el largometraje, poniendo de relieve una cruel realidad. Y se inmiscuye hasta la cocina con una madre (Carmen Machi, siempre de aplauso y aquí inmensa, a la par que sublime en Rainbow) poniendo a dieta a una adolescente a la que llaman cerdi en la piscina municipal. Descubriendo en la joven a Laura Galán, soberbia y valiente, llenado de verdad un personaje al que dobla en edad y defiende en cada plano con naturalidad y talento, ya sea en su dormitorio escuchando Corazón partido, en versión Rebe, para escapar del infierno de insultos y ahogadllas vividas junto a sus amigas, ya sea soportando la decisión vital de ser verdugo, víctima, o heroína.
Además, en el acertado reparto de vecinos, Pilar Castro está genial como madre desesperada y estupenda la pareja de la guardia civil formada por Chema Del Barco y Fernando Delgado, aportando la dosis clásica de comedia patria.
Cerdita se cuela por derroteros dramáticos y giros más que sorprendentes, dominando una calma tensa y una angustia ahogada que llega durante las comidas familiares y en el bosque durante la búsqueda de las chavalas. Mientras el tempo se para en el morbo del primer amor, las risas del primer porro junto al golfo del pueblo y la ansiedad por los bollitos escondidos bajo la cama, revelando las maneras de cada personaje con sutileza y profundidad, aprovechando todo de cada plano, incluso esos andares finales de regreso al hogar entre la libertad, el auxilio y la venganza.
Sensual, inquietante y con la sangre en su justa medida, Cerdita engrandece el género al ir más allá del mero disfrute de una buena peli de terror. Pues lo que hace Cerdi cambiará la mirada ante el acoso y sus consecuencias.
Y no destripemos más. Les queda degustarla.
Mariló C. Calvo