AMERICAN FICTION: El éxito del fracaso
American Fiction cuenta la historia de Thelonious Elliot (Jeffrey Wright), un escritor cuya última obra no ha tenido la acogida esperada por su editor. Se trata de un título serio, adulto, extremadamente profesional pero que no es ‘lo suficientemente negro’, y su editor se niega a publicarlo. De hecho, su carrera se ha compuesto de este tipo de literatura, de la que ni siquiera a sus amigos les ha apetecido leer. Sin embargo, encuentra en Sintara Golden (Issa Rae) una competidora de primer orden. Ella ha escrito el best-seller del momento, es el espejo donde debe mirarse para vender, pero se da cuenta de que lo que ella escribe es un estereotipo completo de lo que supone para la raza blanca la raza negra. Y claro que vende, pero para Monk no es literatura de verdad.
Aún así, decide ponerse a prueba en sus ‘vacaciones forzadas’ de su trabajo como profesor en la universidad, por ser una persona especialmente temperamental: escribir una novela llena de estereotipos, de mala literatura. Como broma y para probar, para ver qué pasa. Y lo hace firmando con pseudónimo, ‘Monk’, poniéndose un traje ficticio, como el que lleva dibujado, añadido, en el póster de la película, convirtiéndose en alguien que no es. El resultado está todo lo claro que él esperaba: el éxito es inmediato. Para él es un fracaso, porque ha escrito algo terrible, pero funciona de una manera como ningún otro libro suyo antes lo había hecho hasta ahora. Incluso le ofrecen un adelanto de 750.000 dólares, algo inédito en su carrera. La cuestión ahora es aceptar publicar algo tan malo a cambio de poder utilizar ese dinero para ayudar a su familia o si ser honesto y rechazar algo que le va a comportar beneficios que necesita.
American Fiction es esto y mucho más. Sus varias tramas van a ir componiendo el retrato de quién es Monk y quiénes aquellos que le rodean, familiares y amigos, y las situaciones, más dramáticas que alegres, que va a verse obligado a vivir con ellos. No, su entorno no es precisamente el mejor colchón en el que apoyarse, y también por eso su carácter es más amargo de lo que la sociedad requiere. Su hermano Cliff (Sterling K. Brown) no hace más que recriminárselo, él es todo lo contrario a Monk, pero qué otra cosa puede hacer cuando no le gusta lo que ve. Ni la hipocresía en la que el mundo está instalado.
Con todo lo dicho parece difícil creer que American Fiction sea una comedia. Y que además que funcione tan bien como tal. El drama está presente, por supuesto, pero estamos, sobre todo, ante una comedia irónica y muy afilada sobre la falsedad que domina el mundo. El mundo en general y el editorial en particular. Y podemos extenderlo a más disciplinas artísticas, pero la novela de Percival Everett que Cord Jefferson adapta y dirige para la gran pantalla trata de esta en concreto. La novela no se titula American Fiction sino Erasure, y la película, por desgracia, no se va a poder ver en cines, únicamente en la plataforma Prime vídeo, como ya sucediera con Saltburn, la que fuera la sensación de las Navidades por las escandalosas escenas que protagonizaba un juguetón Barry Keoghan. La diferencia entre ambas es que la primera ha recibido cinco nominaciones al Oscar, entre ellas a mejor película y a sus dos actores, el principal -Jeffrey Wright- y el secundario -Sterling K. Brown- y es favorita para ganar el de mejor guión adaptado, mientras que la segunda se ha quedado, injustamente, fuera de las candidaturas.
Y lo cierto es que Amercan Fiction es la sorpresa de la temporada. Primero ganó, contra todo pronóstico, el premio del público en el festival de Toronto, ese certamen sin jurado profesional que a veces, como pasó con Green Book en 2018, determina más que ningún otro con mayores credenciales la ganadora final del Oscar. Y ese premio empezó a darle a American Fiction la consistencia de gran película con la que su buen recibimiento inicial ya parecía consagrarla. La gente se lo pasaba bien con ella y además su guión era lo suficientemente espléndido como para tenerla en cuenta como una de las grandes del año. Quienes la vieron a tiempo para incluirla en sus listas de lo mejor de 2023, la tuvieron presente. Y aunque luego se diluyó en el primer tramo de la temporada de premios, la de las asociaciones de críticos, no dejó de estar en la conversación, consiguiendo llegar a las nominaciones al Oscar y colándose en cinco categorías importantes. Todo un logro para una película pequeña y sin apenas promoción, pero con mucha aceptación popular, lo que le dio ese empuje para situarse entre las finalistas al premio más codiciado de la industria.
Y cuando la ves te das cuenta de por qué. American Fiction es una película espléndida, deslumbrante en algunos momentos, desternillante en casi todo su metraje, sobre todo a partir de la media hora, cuando su planteamiento se ha asentado y se centra en la hipocresía de la industria editorial. La parte familiar lastra un poco el conjunto, es demasiado dramática, a excepción del personaje de Sterling K. Brown, el hermano del protagonista, un alivio cómico que le viene muy bien a la película. Pero es que el retrato de que hace de las editoriales, de los concursos que se organizan dentro de ellas, de cómo funcionan a niveles de ventas y de promoción, es digno de aplauso. Y de reflexión por parte de los lectores. Menuda radiografía más incisiva de qué quieren publicar los editores porque es lo que más satisface a la audiencia. Estereotipos, drogas, violencia… si nada de eso es cierto en la comunidad afroamericana qué más da, es lo que quieren leer. Y no van a publicar nada real porque no vende, y no vende porque a la gran masa no le parece real. Esa es la auténtica ‘American Fiction’.
American Fiction viste de humor sarcástico toda esta crítica a la sociedad. La americana, pero a lo mejor no sólo esa. A lo mejor es un espejo global, afecta a todo el planeta porque es lo que nos han hecho creer. En España nos reímos porque entendemos de lo que habla, y si lo entendemos es porque a lo mejor también somos iguales como consumidores. Aunque no queramos verlo, aunque nos parezca un retrato muy lejano de nosotros mismos. La comedia, ese género tan útil a la hora de decirnos a la cara las cosas más desagradables.
American Fiction, además, se acerca a la realidad de la manera más atrayente. Es metaliteraria y metacinematográfica. Y usa muy bien estos recursos, elevando la diversión y la inteligencia con la que está escrita y dirigida. Es realmente brillante y retuerce con ellos la crítica que realiza, la denuncia que propone, el mensaje que traslada.
Y al concluir la película uno tiene la sonrisa en los labios. La parte de la familia ha sido más floja, aunque fundamental para la comprensión del personaje que centra la historia, pero es que la que hace referencia a la literatura está tan lograda que el conjunto sale muy beneficiado y el recuerdo del buen rato prima sobre la posible falta de equilibrio entre ambos. Que tampoco es tanta. Y se comprende el éxito que tuvo desde el primer pase en Toronto y las buenas críticas cosechadas. Y no se entiende que no se estrene en cines en España y menos a dos semanas de entregarse los Oscar. Pero American Fiction es una gozada en sí misma, se vea en pantalla grande o en pantalla pequeña. Lo que hay es que disfrutarla.
Silvia García Jerez