GUARDIANES DEL MUSEO: Custodiando el Hermitage
Los Guardianes del museo son una pandilla de gatos. Y un ratón. Por muy extraño que esto pueda parecer es la realidad en el film ruso animado que se estrena en las salas de cine el 23 de febrero. El protagonista es el gato Vincent, un huérfano pelirrojo sin nombre al que bautiza su recién adquirido amigo Maurice, un ratón amante de la pintura -Vincent se lo pone por Van Gogh- al que conoce en el piano en el que viaja a través de la corriente marina desde la isla desierta en la que Vincent ya se había acostumbrado a vivir, en una enorme casa en la que sólo tenía un único inconveniente: un gato que cada día saltaba por la ventana en su intento de atraparlo sin éxito.
Vincent y Maurice llegan a San Petersburgo y aparecen en el Hermitage. El sueño de Maurice. Pero también su pesadilla, porque un grupo de gatos lo va a perseguir para darle caza y él tiene que esconderse. Y Vincent que cubrir su presencia en el museo. Pero en el Hermitage nada es lo que parece. Los gatos le cuentan al recién llegado cómo se convirtieron en los guardianes del museo desde 1714 y la orden que han recibido de custodiar las obras de arte para que nada malo les suceda.
Pero todo va a complicarse más con la presencia de un fantasma que forma parte de las estancias y que es más juguetón de lo que cabría esperar y con la llegada al museo de un cuadro especialmente importante: nada menos que el de la Mona Lisa. Ya tiene Maurice para volverse aún más loco por el arte, que tanto le gusta… en un sentido demasiado literal.
Guardianes del museo viene de los creadores de Ice Age 2 y de los diseñadores de personajes de Mascotas, con un equipo ruso que ha logrado una película completamente norteamericana en espíritu. Si no se supiera que no lo es no habría mucha duda de que lo fuera. El diseño de los gatos tal vez sea un poco menos convencional, con formas demasiado afiladas, pero es la única diferencia. De resto tiene el ritmo, la estética y la historia apasionante que podría contarnos cualquier estudio de Norteamérica, no necesariamente Disney, pero es que Disney no es el único que firma grandes títulos animados.
Lo que sí es más extraño de encontrar en una película de dicha nacionalidad es la maravilla de enfocar su historia en el arte, en los museos y en concreto en uno de los cuadros más famosos del mundo. La Mona Lisa es una joya y hay que cuidarla. El resto de los que la acompañan también, por supuesto, pero personalizar el mensaje para los más pequeños en una obra de semejante calibre está muy bien. Los niños se divierten y van conociendo el arte desde la butaca del cine.
Porque Guardianes del museo también habla sobre la amistad, el amor, el trabajo en equipo, el miedo a lo desconocido -ese fantasma que recorre las estancias de la pinacoteca-, tiene muchas capas esta magnífica película de animación, pero el hecho de que la acción se sitúe en uno de los grandes museos del mundo es una idea fabulosa.
Acción y emoción a partes iguales con personajes entrañables y causas nobles como metas. Todo ello en poco más de una hora de metraje que disfrutarán tanto niños como adultos. Guardianes del museo es una película entretenida y muy relevante, un magnífico ejemplo de la unión de diversión y aprendizaje. Una delicia.
Silvia García Jerez
Guardianes del museo
Guardianes del museo