LA EXCAVACIÓN: Desenterrando el pasado

La excavación cuenta la historia real de la relación entre la terrateniente Edith Pretty y el arqueólogo Basil Brown, que impulsó la excavación de Sutton Hoo y dio con algo extraordinario en los albores de la II Guerra Mundial.

Edith Pretty (Carey Mulligan) se pone en contacto con Basil Brown (Ralph Fiennes) y le pide que cave en los terrenos de su casa, en una localidad de Suffolk, en el Reino Unido.

Basil, encantado de poder ayudar, porque es un profesional excelente en su trabajo, heredado de su abuelo y de su padre, de quien y con quien aprendió el oficio, se acerca a los montículos en los que Edith cree que puede haber algo valioso, pero no sabe ni exactamente dónde ni hasta qué punto está en lo cierto..

Basil, haciendo los cálculos pertinentes, orienta su pala hacia el lugar en el que piensa que debe estar lo que allí se esconda, y pone rumbo a lo que mejor sabe hacer.

Efectivamente, Basil encuentra algo que inicialmente no data del modo correcto, pero que poco a poco orienta hacia la época adecuada resultando ser de un valor incalculable. A desenterrarlo también le ayudan funcionarios que gracias al boca oreja de lo que va emergiendo aportan las autoridades, que intuyen que el posible tesoro pueda luego ser propiedad del Estado.

Mientras la excavación tiene lugar, Basil y Edith van reforzando una amistad que incluirá al hijo de Edith y a la esposa de Basil, quien apoya a su marido en todo hasta el punto de animarlo en los momentos más bajos del proceso.

La excavación . Ralph Fiennes es el arqueólogo Basil Brown en la película
Ralph Fiennes es el arqueólogo Basil Brown en la película

La excavación es una de esas películas que mezclan el interés con la belleza, un desarrollo apasionante con una estética hipnótica.

Es una película preciosa que no deja a un lado el valor de la historia que cuenta pero la muestra con una estética que recuerda a la de los trabajos de Terrence Malick, con la diferencia de que si en los títulos de éste aquella es una excusa para superponer sobre la pantalla sus maravillosas imágenes, en La excavación éstas acompañan a la narración.

No hay nada más bonito que ver cómo se cuidan todos los detalles técnicos en las películas, cómo se hacen evidentes a ojos del espectador, porque una cosa es ejecutar una buena fotografía, que ya damos por hecho que así va a ser, en pleno siglo XXI, pero lo que ya no es tan habitual es que no solo el contraluz esté presente sino que lo esté con un encuadre atípico, que ensalce por una razón narrativa aquello que se materializa en la pantalla.

Algo así podíamos ver en Ida, la película polaca de Pawel Pawlikoski, con extraños encuadres que no estaban planificados de ese modo por casualidad, y, como digo, la tónica general del cine de Terrence Malick es encontrar en él auténticos cuadros que acaban contando lo que la historia pretende, pero más por medio del concepto que a través de lo explícito de un desarrollo convencional.

La excavación reúne, por el contrario, todas las virtudes de la estética más suntuosa, gracias a la fotografía de Mike Eley o a la banda sonora de Stefan Gregory, que se entrelazan con maestría y ofrecen un resultado sobrecogedor a la vez que forman la necesaria cadena con el guión, los actores o la dirección para contar la historia apasionante que nos traslada.

Y esa no es otra que la acontecida en los albores de la II Guerra Mundial, en el año 1938, cuando Basil Brown, a petición de Edith Pretty, va descubriendo el hallazgo que hará famosa la zona.

Personajes dibujados con cariño, un desarrollo en el que asistimos poco a poco a ese fabuloso descubrimiento, a sus problemas con el Estado y sus intereses, y cómo no, también somos testigos de los lazos personales que se van a ir creando a lo largo del recorrido. Todo ello, cada una de esas tramas, envueltas en la perfección técnica ya descrita.

La excavación tiene como protagonistas a dos actores imprescindibles, Carey Mulligan y Ralph Fiennes. Los dos hacen grandes cualquier película en la que intervengan desde que los descubrimos a ambos, en An education y en La lista de Schindler respectivamente.

Su presencia acaba moldeando una película que en su totalidad es un ejemplo de buen cine. La excavación tal vez podría confundirse con un telefilme de sobremesa pero en realidad es mucho más: es arte que envuelve al tesoro que encuentra, es una joya que enfoca a otra, un monumento labrado a base de imágenes que supone un documento, de lo más explícito, de una época y de un hecho que son Historia de la humanidad.

La excavación está disponible en Netflix

Silvia García Jerez

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