BROOKLYN: cine romántico para todos los públicos

Muchos espectadores, la mayoría de ellos masculinos, ávidos de cine lleno de testosterona mezclada con grandes dosis de acción, suelen reaccionar negativamente ante la idea de enfrentarse a una película romántica. Descartadas por principio debido a que este tipo de cintas están destinadas al público femenino, buenas razones, sentimentales o familiares, que en el fondo pueden llegar a confundirse, han de acompañar a la decisión de asistir a alguna de sus proyecciones.
Pero el caso de Brooklyn es el de una excepción maravillosa, no solo porque cuenta con tres candidaturas importantes al Oscar, circunstancia que siempre justifica su visionado, incluso a la persona menos propensa a decidirse por ella, sino porque tampoco se trata de una más entre todas las películas de adolescentes enamorados en busca de un final feliz para su romance. Es más bien un retrato de madurez, un proceso interno de asimilación de una nueva vida que se desea tener pero para la que no siempre se está preparado.
Años 50. Irlanda. Una joven emigra a Brooklyn en busca de prosperidad y además de trabajo encuentra un amor con el que vale la pena estar. Pero en su tierra natal algo horrible sucede que la obliga a regresar. A su vuelta, una boda la espera y mientras tienen lugar los preparativos su vida sentimental se pone a prueba, porque a la vez que un pretendiente la ronda, ella guarda un enorme secreto que condiciona todos sus movimientos.
La Academia ha decidido que Brooklyn merece estar nominada al Oscar a la mejor película, mejor actriz, Saoirse Ronan y mejor guion adaptado. Siendo un film menor para este tipo de premios, la cinta resulta una digna contendiente en un año en que casi todos los títulos que compiten por el Oscar son fotogramas (más que palabras) mayores. A ello contribuyen un guion escrito por Nick Hornby, responsable de las novelas Alta fidelidad o Un niño grande, que adapta la de Colm Toibin con el mismo título.

Un texto espléndido lleno de diálogos brillantes, como los que tienen lugar alrededor de la mesa a la hora de las cenas en la casa en la que se hospeda Eilis, nuestra excelsa protagonista, son razón suficiente para otorgarle a Hornby la candidatura.

También es comprensible la que ha logrado Saoirse Ronan, la chiquilla que deslumbró al mundo en el año 2008 al convertirse en la pequeña Briony Tallis de Expiación. Más allá de la pasión, y que desde entonces no ha hecho más que darnos alegrías a nivel interpretativo. Por aquella la nominaron a la estatuilla como mejor actriz secundaria y por Brooklyn lo ha conseguido de nuevo, esta vez como mejor actriz protagonista. Nada que reprocharle a la Academia por su decisión, aunque sus posiblidades de ganarlo sean prácticamente nulas.
Pasar un buen rato en el cine se antoja poca cosa al lado de la expectativa de que una cinta nos suponga un antes y un después como espectadores. Brooklyn no llega a tanto pero se puede disfrutar mucho con ella gracias a su sólido guion, a las magníficas interpretaciones de Saoirse Ronan o Julie Walters, injustamente olvidada en la categoría de mejor actriz secundaria, gracias también a una dirección por encima de la media  debido a la cual la película supera la dimensión del telefilm, y un acabado global que nos permite terminar de ver la película con una sonrisa en los labios y, por qué no, con una lagrimita recorriendo nuestras mejillas.

Silvia García Jerez