CANDELA PEÑA, ICÍAR BOLLAÍN & LA BODA DE ROSA

Disfruten de La boda de Rosa. Estamos tod@s invitados.

“Rosa es como una manta de patchwork. Es el personaje que más he trabajado en la composición. Y ojalá cambie la vida de, al menos, una persona. Eso compensa y es lo que importa” – Candela Peña.

Cuando se presentó El olivo, Paul Laverty y Javier Gutiérrez se llevaron toda nuestra atención También Anna Castillo, que debutaba en el cine. 

Icíar Bollaín participaba en el guión y aunque se encontraba igualmente en el Jardín Botánico, donde tuvo lugar la presentación de aquel filme, la entrevista quedó como tarea personal y promesa pendiente. 

La cuenta parece saldada con La boda de Rosa. Y nos encontrarnos con la cineasta en la Iglesia Friedenskirche de Madrid, junto a esa Rosa interpretada maravillosamente por Candela Peña, quien llega como un torbellino, de amarillo y con volantes, mientras charlábamos con el trío formado por Nathalie Poza, Sergi López y Paula Usero. 

Candela Peña
Candela Peña

Candela Peña es transparente, pizpireta, cercana, profesional, locuaz, arrebatadora, graciosa, sincera… Que igual te cuenta que tiene cita con el dentista, que habla de feminismo y periodismo, que reivindica la cultura, que se emociona con su último trabajo, uno de los mejores en la sencillez de su grandeza como actriz. 

Candela cuenta lo que le sale, apunta lo necesario y aquello que te gustaría saber. Y más que entrevista, lo de Candela es un terremoto de auto-cuestiones, reflexiones y confesiones que hacen quererla más, dentro y fuera de la pantalla.

Ya en el altar de la iglesia alemana, como no podía ser de otra manera, terminamos charlando con la directora Icíar Bollaín. Ambas comenzaron su relación con Hola, ¿está sola? y años después siguen la una con la otra, volviendo a trabajar juntas en La boda de Rosa, comprometiéndose con su trabajo y el público. 

CANDELA PEÑA: ¿Qué tal con la familia? ¿Qué han dicho? Todo cosas preciosas, seguro. ¡Es que es la puta mejor familia que yo he podido tener en la vida! Tenemos un grupo, El Familión, que es genial. Bueno, contadme, que yo todavía no he visto la película… 

La Cronosfera: ¿Por qué? Está estupenda (risas) 

CANDELA PEÑA: Pues porque quiero hacer mi propia guerra, con el caso que nos han hecho a la cultura. Es mi manera de reivindicar que no puede ser que nos traten así. Están los trenes llenos, los aviones llenos, las plazas de toros, llenas, y los cines y los teatros, cerrados. Y los festivales de música se han ido a la mierda… Y ayer en el noticiario veo que Pablo Iglesia ha tenido cambiar su lugar de vacaciones por una pintada, por unas amenazas. Pero, ¡por favor! ¡Si la amenaza es no poder irse de vacaciones! Y te digo una cosa, durante el confinamiento la gente ha sobrevivido gracias a la lectura, la música, lo audiovisual; tres cosas que son cultura. Creo que merecemos un respeto ¡Que habéis estado cuatro meses acompañados por nosotros!… Yo que soy hija del bar de al lado, del cine de mi pueblo, cuando molestaba me mandaban a ver si el señor Ramón, el acomodador, me dejaba pasar, porque además en mi casa no había televisión, pero no porque fuéramos hippies como Leonardo DiCaprio, o Winona Ryder, sino por incultos. Y yo allí, en ese cine, he visto desde Godard a Cassavetes o Fellini. El liguero mágico, Curso del 84, Holocausto Caníbal… Ese es el imaginario que tengo y a mi esas historias me salvaban la vida. Por eso para mí son tan importantes las historias, tanto, tanto, tanto…  

L: C.: Vuelves con Icíar y en comedia. 

CANDELA PEÑA: Sí. Pero también para mí, una de las ilusiones de mi vida era rodar con Sergi y con Nathalie, porque les admiraba profundamente. ¡Y mira que son completamente antagónicos en la manera de trabajar! Y a Ramón Barea, por supuesto, también le admiro. Y luego, me encuentro con mi Paula Usero, que es una pasada ¡Y lo que me enseñó! Tan chica que es y lo que he aprendido con ella. Pero es que ha sido todo muy bonito. Y este personaje es gracias a la familia que tengo, porque me he colocado mucho en ella… Y te puedo contar que mi personaje lo planteé como un Sancho Panza, ya en el casting -y creo que fue lo que le gustó a Icíar, porque muchas actrices hicimos muchas pruebas para Rosa-. Y si aquello son gigantes, no voy a ser yo quien diga que son molinos. Así es Rosa, que se abandona completamente porque la prioridad son los demás. Ella es como una manta de patchwork, pero con su manera de hablar, su colocación del cuerpo… Espero que no se vean las costuras, pero es uno de los personajes en los que más he trabajado la composición. Quizás, otros son más vistosos como la jueza Montes, pero este tiene mucho curro detrás. Y esto me gusta decirlo para que luego me lean las actrices (risas) 

Candela Peña e Icíar Bollaín en La boda de Rosa
Candela e Icíar durante el rodaje

L. C.: Es una película modesta, sobre la vida cotidiana y de gente corriente, pero transmite un mensaje enorme que lograr tocarte.   

CANDELA PEÑA: Para mi es una pasada. Hacía mucho que Icíar no escribía así. Cuando acabé el guión, la llamé y dije: Has vuelto. Claro que vale todo lo que ha hecho estos años, que yo he seguido como espectadora, pero esta película es la vuelta de esa Icíar con Alicia Luna, que también es guionista de Te doy mis ojos y Hola, ¿estás sola?. Icíar ha vuelto con La boda de Rosa, y ya verás como le va a ir divinamente. 

Quizás del guión que leí a lo que se vea en la película, hay muchos cambios. Sé que Icíar es muy amiga de una tijerita en el montaje (risas). Aunque también está Nacho Capillas, uno de los mejores montadores de España junto a Marta Salas, que es la que más me gusta del mundo… Pero la peli cuenta el viaje de una mujer -y creo que no es sólo una película para mujeres, porque hay muchos Rosos también- más allá de la boda. Y eso es lo que me interesa más que la boda -que yo tampoco quería contarlo, lo del compromiso, digo, pensaba que no se iba a desvelar que se casaba, pero ya he visto que en la estrategia de marketing la película está contada…(risas)-. Yo creo que al ser humano nos cuesta asumir el grado de responsabilidad que tenemos en nuestra propia vida. Es muy fácil decir… Yo tenía un novio, o no me separo por los hijos, excusas, porque cuando el novio desaparece tú sigues fatal, o tus hijos no te dicen que no te separes de su padre. Al revés, quizás te lo piden… Quiero decir, que hay que asumir esas responsabilidades con uno mismo. Y esta mujer, Rosa, las asume y hasta hace una ceremonia. Otros, por ejemplo, hacemos terapia (risas). Aunque también te digo que esta película es de ciencia ficción, porque uno no trasciende el carácter que tiene, en hora y media. Lo normal es gastar, fácil, cinco años de terapia. Y en la vida real, seguramente, Rosa al final, se quedaría cuidando a su hija y a sus nietos. ¡Ojalá sirva para que una persona, por haber visto La boda de Rosa, aunque sólo sea una, tome las riendas de su vida y toque el botón nuclear! Eso recompensa, y es por lo que me gusta contar historias, porque pueden salvar vidas… También te digo que no queríamos hacer un personaje buenrolllista, porque Rosa con su hija tiene sus cositas … (risas) Esa hija que igual no es cómo ella había fantaseado; que se quedó preñada, se fue a Manchester y ahora vuelve con dos niños y ¿qué hacemos?…   

La Boda de Rosa
Rosa, costurera sin dedal

L. C.: Sabías de los autocasamientos antes del rodaje? ¿Conoces a alguien que se haya dicho el ‘sí, me quiero’? 

CANDELA PEÑA: No me sorprendió. Y no me ha parecido extraño porque ya lo había leído en prensa, y en algún telediario había visto esos grupos de mujeres que se casan. Pero lo que antes decíamos: lo importante no es la boda. Yo creo que la película habla de la precariedad laboral, de las familias invasivas sin querer serlo-, de la soledad, de lo difícil que es tomar las putas riendas de tu vida… ¡Ese es el chimpún! En la vida real no nos gustan las cosas de hoy. Porque a lo mejor tu hijo no es como te gustaría, o no te responsabilizas de que bebes demasiado, o que tu mujer realmente te ha dejado. Hay gente a la que no le interesa pararse, porque si se para, se caga de miedo. Todos tenemos amigos que dicen “si yo no bebo”, y cada noche se meten 4 yonkilatas, o los que sólo se meten los fines de semana… Nos cuesta reconocerlo y algunos se engañan. Es muy difícil coger las riendas, todo es difícil y nos ponemos excusas… Yo, por ejemplo, soy madre soltera y es heavy, pero hay que tirar igualmente para adelante. Y también ser consciente. Quiero decir, y siempre me acuerdo de Isabel Coixet poniendo el ejemplo de una montaña, una montaña que un hombre y una mujer tienen que subir. Mientras él va con las zapatillas y de puta madre, la mujer va con tacones y lleva mochila, seguramente porque termina sabiendo dónde está la leche sin lactosa, o el arroz bomba para hacer la paella de los domingos… No sé, pero históricamente nuestro género ha tenido que luchar más y aguantar. Y hablo de una generación, la generación de mi abuela que tenía que pedir permiso para abrir un cuenta en el banco. Pero no podemos galopar tan rápido ¡y hay tanto discurso de feminismo! ¡Que ahora parece que todo, por ser tías es maravilla! Y no. No todas tenemos talento. Y las tías se putean conmigo, pero es como los periodistas; habrá quien estudie periodismo y quiere estar en Sálvame, y otras sueñan con ser reporteras de guerra. Y no todas son buenas. Algunas compañeras tuyas escribirán un mojón… Dentro de las mujeres, como diría mi tía, habemos muchas. Y yo, un día cometí un error, dije una palabra terrorífica en un sitio donde todo eran tías, de verdad, que luego se me criticó… ¡Qué si tengo mucho carácter, o soy indómita? ¡Pero qué voy a serlo! Si soy plastelina, maleable. Y me dedico a ser un vehículo para contar lo que Icíar o el director que sea quiera… Pero ponemos muchas etiquetas a todo: a las mujeres, a los hombres, a los políticos. Y eso es super cansino. 

L. C.: Has terminado de rodar la segunda temporada de Hierro, que se estrena en breve…  

CANDELA PEÑA: Llevo siete meses en El Hierro. He pasado allí todo el confinamiento. Y todo bien. Pero lo que peor llevaba era no poder ir al cine. En cuanto he venido a Madrid. Io primero que hice fue ir a los cines Princesa -que son mis cines- y casi me muero, me muero, ¡me muero!, allí sentada en la sala entre tres personas. Por eso estoy tan feliz con irnos a Málaga. A ver que no todo depende de uno, que también hay cosas como esta pandemia que se te escapan, pero con responsabilidad, hay que pensar en positivo y que la gente vaya a los cines… También te digo que durante el confinamiento he escrito ocho capítulos de una serie. Una serie brutal con Pilar Castro, Sergi López también, conmigo, Verónica Gavilán, Juan Carlos Vellido, Andrés Herrera… Y más gente maravilla. Es la historia de dos mujeres, Puerto y Camino -y así se titula-; una, directora de un canal de deportes y la otra, de una revista. Dos mujeres que han renunciado a lo convencional, como la maternidad, porque han preferido realizarse en esta sociedad de leer el primer libro, estar muy buena, ser la mejor. Y se han visto con una edad y sin nada de lo demás. Es una historia de mujeres, contada por las mujeres, sí, pero sólo te digo que Coixet, que la produce, ha dicho que va cambiar la historia de la televisión. Me queda el sí de las niñas, el ‘sí, quiero’ de Movistar Plus. 

¡Así que a apretar mucho para que Movistar me diga que sí! (risas) 

Me quedo con las ganas de preguntarle quién dirigirá Puerto y Camino. También de seguir charlando de lo divino y humano, pero el terremoto Candela se tiene que ir y nosotros CAMINAMOS HACIA EL ALTAR, AL ENCUENTRO DE ICÍAR BOLLAÍN, LA ARTÍFICE DE ESTA ENCANTADORA FAMILIA Y PELÍCULA. 

La directora Icíar Bollaín

La boda de Rosa es muy mediterránea” I. Bollaín

La boda de Rosa recupera la esencia Bollaín, recuerda a tus primeras películas… 

ICÍAR BOLLAÍN: Si, claro. La boda de Rosa está escrita con Alicia Luna. Las tres anteriores están escritas por Paul Laverty, pero inevitablemente esta es más personal, de personajes, de familia, de una mujer de mediana edad (risas). Tiene muchas cosas que son cercanas y está cerca de Hola, ¿estás sola? y Flores de otro mundo, que también tenia humor. Porque lo que tuvimos claro desde el principio es que fuera una comedia, aunque hablemos de cosas muy serias -bueno, a mí me parecen muy serias-, pero con alegría. Y esa era la constante mientras escribíamos. 

P: ¿Teníais claro que Rosa fuera madre y tuviera pareja? 

ICÍAR BOLLAÏN: Que tuviera pareja lo teníamos clarísimo, porque cuando lanzamos la idea en plan globo sonda a ver qué tal caía, la primera reacción era que estaba sola porque no la quiere nadie, o que se casaba consigo misma porque no tiene con quién. Entonces, estaba claro que tenía que tener pareja, aunque realmente no se trata de eso… Y al entrevistarnos con varias mujeres casadas consigo mismas, una nos dijo que el primer invitado era su novio porque tenía que ser el primero en enterarse de lo que estaba dispuesta a hacer, a cambiar en su mi vida.. 

Y lo de la hija es porque hay una cosa en las mujeres, una cosa generacional; la madre de Rosa seguramente renunció a su sueño de costurera por ella y sus hermanos. Y Rosa ya renunció cuando se quedó embarazada. Ahora está a punto de repetirlo con su hija y sus nietos, porque suelen ser esas cosas, los hijos o el trabajo, que no dejan cambiar tu vida. 

P: ¿Por qué elegiste Valencia, mezclando castellano, valenciano y ese inglés tan de academia

ICÍAR BOLLAÍN: Por Benicasim, donde estuvimos rodando El olivo. Me encantó el pueblo. Y pensamos que el taller de esa madre tenía que ser un lugar, no solamente un negocio, sino que hubiera también mucho de tradición -lo que te decía antes-. Rosa cuando rompe con todo, vuelve a sus orígenes, a un pueblo donde seguramente fue feliz. Y vuelve a su lugarcito. Aunque Rosa puede ser de cualquier lugar, hasta del extranjero, pero intentas encontrar el lugar que cuente mejor tu historia. Y como queríamos contarla en un tono luminoso, de repente Valencia era perfecta por esa cosa mediterránea. ¡Y porque me alucina que se puedan tirar petardos en un boda, o contratar a la banda del pueblo! 

Es una familia muy nuestra, donde se puede encontrar a un hermano, a tu hermana, a un padre… Creo que las dinámicas familiares se reconocen fácilmente y aunque son un poquito disfuncionales (risas), se quieren mucho. Creo que también se reconoce ese aire mediterráneo en la música, que ha hecho la compositora Vanessa Garde, con quien hablamos de cosas como Nino Rota y otras músicas italianas. Y es que hay una tradición en nuestro cine, en nuestro paisaje, que es como un guante que me gusta recoger. A veces no es consciente, pero sí que lo tenemos como referente. Como Berlanga, que alguno habéis comentado por la secuencia del paseo marítimo con el arco flores, por ese alborotamiento, lo coral… Y es un orgullo porque es el super referente. Creo que es una maravilla esa tradición, que quiero recuperar y poder usar. Además, me he enterado que Berlanga también rodó en Benicasim, Novio a la vista, en el mismo hotel de la comida… 

Comida en el restaurante Boramar

– Cuando Rosa anuncia que quiere cambiar su vida, y hace que cambie la de los demás. 

ICÍAR BOLLAÍN: Sí, en esa misma comida en el hotel Boramar, que la dejan sola habiéndoles llamado a todos (risas). Al surgir la palabra mágica, la frase de “tenéis que encargaros de papá”, Nathalie se da cuenta que lleva bastante tiempo haciéndose la loca y que tiene que reaccionar, porque Sergi todavía no se entera… Todos están fatal, andan como pollos sin cabeza, pero es Rosa quien mueve ficha y hace mover la de todos, con esa pregunta de ¿cuándo voy a poder hacer mi vida, cuando ya no me necesitéis? 

P: ¿Y cuál es el origen de la película? 

ICÍAR BOLLAÍN: Una noticia en The Guardian que se titulaba Todo menos el novio, que me pareció tronchante. Era más un rollo estético, por la belleza, juventud y guardar ese recuerdo, no perdértelo aunque no te cases, porque los japoneses dan mucha importancia a esa foto. De ahí a la idea de casarse con uno mismo, que vimos que había mucha gente, también hombres, y que detrás de esa performance está todo el tema de escucharse, cuidarse, comprometerse, no descuidarse… Nos apetecía mucho hablar de esto, supongo que nos tocaba por edad, cuando te haces preguntas tipo qué he hecho hoy por mi, si he estado todo el día despachando asuntos de otros y no he tenido ni diez minutos propios… Conectamos con eso y empezamos construir a esa Rosa de media edad. Luego, rápidamente sale la familia, porque uno es lo que es por la familia… Y seguimos construyéndolo todo, aunque el guión aparentemente es muy sencillo, está muy elaborado, entendiendo desde dónde está cada personaje… Es un trabajo actoral muy potente, rodado con mucha dinámica. Siempre siguiéndolos y al servicio de ellos, para llegar a esa idea de movimiento, en la medida posible, buscando el ritmo -también durante el montaje paralelo de después-. Es un trabajito de mucha artesanía, la verdad.  

P: Viendo el resultado todo es muy orgánico, quizás porque es comedia ¿Cómo ha sido tu primera experiencia en este género?  

ICÍAR BOLLAÍN: Yo diría que La boda de Rosa es trágico-cómica. Y hacer comedia es un reto. Me parece más difícil que hacer drama, porque aunque no es una comedia de gags, tiene que funcionar, tiene que tener gracia. Y esta película es de unos personajes contando cosas duras, así que había que medir, equilibrar el drama con humor y alegría. Par mí, la película italiana Locas de alegría fue una gran influencia, porque siendo un dramón, muy emotivo, se cuenta con alegría y mucha vitalidad. Lo hablamos mucho con el equipo y fue un referente hasta para la dirección de arte, por los colores, la luz… 

P: ¿Cómo fue el casting? Candela ha comentado que probaste a muchas actrices para Rosa. 

ICÍAR BOLLAÍN: Desde mi primera película, no pienso en un actor o actriz para el personaje. Cuando escribí Hola, ¿estás sola? pensé en Kiti Mánver para la madre y luego, no pudo hacerlo. ¡Y sabes lo que es estar tres años escribiendo un guión con Kiti en la cabeza! (risas) 

Desde entonces, creo que hay escribir preciosos personajes que los grandes actores quieran interpretar. Y lo dejas abierto. Es obvio que a veces, piensas en no sé quién porque lo podría hacer, porque ademas yo siempre trabajo con actores y actrices que me parecen muy buenos, pero siempre digo que no le pongamos cara al personaje. Es un poco mi filosofía y luego, si aciertas, es evidente para todos. Además, después tiene que funcionar con el resto del reparto. Tienes que imaginar la dinámica de todos juntos, como un puzzle… Y siempre hay algo en los personajes que queda de la personalidad de los actores y las actrices, lo que sugieren. Porque el casting es algo muy intuitivo. Es un proceso muy bonito que no me quiero perder, porque haciéndolo, encuentras más cosas y te sorprendes. Recuerdo que en También la lluvia, el personaje de Karra Elejande -que ganó un Goya- nunca lo hubiera pensado. He trabajado como actriz con él y me parece maravilloso, pero me lo imaginaba de otra manera y el personaje, además, tenía que tener mas edad. Pero de repente, desde el casting me dijeron de probar a Karra. Yo no lo veía. Pero al final, lo hace y flipas. Entonces, mejor dejarlo abierto y permitir que el personaje encuentre a su actor, a su actriz. 

L. C.: A punto de ir a Málaga, ¿cómo afrontas estos tiempos Covid? 

Icíar Bollaín, de boda

ICÍAR BOLLAÍN: Estamos deseando ir a Málaga. Aunque ayer hubo un pase en Valencia, el primero con público, y fue muy bonito. La gente me decía es una película de risas y mocos, de risas-mocos… Y ahí estuvimos, compartiendo las risas y ese silencio cuando la cosas se ponen emotivas… Espero que la gente vaya a los cines, que son seguros, con las medidas necesarias porque hay que tenerlas, pero con mucha ilusión.

Estamos muy agradecidos a Málaga, que se ha lanzado y ha sido muy valiente. Creo que La boda de Rosa si ya era antes una peli de verano, ahora va a entrar muy bien porque es muy positiva, fresca… Creo que es un buen momento para reírnos, aún hablando de cosas terribles. 

La boda de Rosa les vendrá bien, lo pasarán muy bien y hasta podría cambiarles la perspectiva. No duden ni un segundo en ir a verla.

Vuelvan al ritual de la sala oscura y la pantalla grande. A solas, en pareja, en grupo, en compañía…

Y celebremos La boda de Rosa, un buen regalo de cine y pulsador de vida.  

Mariló C. Calvo 

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