LA LEYENDA DE BARNEY THOMSON

Buena factura para una copia de sosa inspiración 

Está bien hecha, empecemos por ahí, y se deja ver. Con Emma Thompson en el reparto y Robert Carlyle, estrenándose como director, La leyenda de Barney Thomson llama la atención y apetece a priori. Pero la comedia del barbero soso y poco social que ha elegido como ópera prima el tipejo con bigote de Trainspotting, el parado-stripper de Full Monty, el padre-zombi en 28 semanas después o el actor fetiche de las primeras películas de Ken Loach, termina siendo un film muy british, con buena factura y algo pretencioso.

El cuento, pues así parece narrado desde el comienzo y en off, va de un barbero aburrido que está a punto de ser despedido por antipático. Barney -el mismo Carlyle-, queda desconcertado cuando el jefe le explica las causas, pero mientras se lamenta y suplica, un accidente con las tijeras de peluquería, precipita una sucesión de enredos, equívocos y muertes, que no llegan a tener mucha gracia.

La leyenda que realmente planea durante toda la cinta es aquella de El barbero Todd de la calle Fleet y aún sin ser la de Barney un musical, la banda sonora mantiene el pulso en la película con algún que otro corte, como un afeitado sin apurar.

Carlyle raspa la comedia negra de los Coen, tan peculiar e inimitable, pero su barbería que huele a El hombre que nunca estuvo allí y un pelín a Fargo con cierto tufillo de Muerte entre flores, apenas tiene gags originales. Este tres en uno de Carlyle no tiene estilo alguno -como los monótonos peinados de Barney- y las gracias se apoyan en el acento escocés, como las bromas cliché de sevillanos y vascos. Eso si, las secuencias iniciales de las cajitas con los regalos del asesino en serie y el descubrimiento de los miembros amputados por el sospechoso y la policía, provocan alguna que otra risa en cualquier idioma.

El tonto del pueblo, interpretado por Brian Pettifer y la madre del barbero, la eficaz Emma Thompson como la histriónica mamma al borde de la caricatura, son de lo mejorcito de la historia. Estrafalaria y cargada de maquillaje, casi de coña, La Thompson levanta un personaje al límite que nos deja perplej@s cada vez que aparece. Las restantes actuaciones algo esteriotipadas con la rubia torpe y las parejas de polis, aguantan el papel como buenos británicos que son (todos con pasado teatral), pero sin llegar a consolidar La leyenda de Barney, que carece de inspiración para perdurar.

Así que cuando la vean, busquen las diferencias con las referencias citadas y comparen el trailer doblado. Es cuestión de maña entre el homenaje y la copia, como haría cualquier buen peluquero, digo barbero, digo estilista… 

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 Mariló C. Calvo 

 

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