VUELTA A CASA DE MI MADRE

Y no sólo por Navidad

 

Se estrena en fechas familiares para aligerar las posibles indigestiones de tanta reunión por Navidad, pero la vuelta a casa en esta comedia francesa no es como la del anuncio del turrón, porque la visita de la hija a la casa materna viene sin fecha de caducidad; reflejando amablemente esa crisis económica que no deja a los jóvenes emanciparse del nido como tampoco a los profesionales que cumplidos los 40 se quedan en paro y tienen que regresar con los progenitores, a vivir con y de ellos.

Así lo hace Stephanie (Alexandra Lamy), una arquitecta que tras perder su trabajo, vivienda y hasta marido, debe instalarse en casa de mamá (Josiane Balasko) Pero el refugio familiar no es hogar dulce hogar que esperaba la desempleada y además tiene que enfrentarse a la nueva pareja de su madre y a unos peculiares hermanos que son para echar de comer aparte.

La convivencia de ambas se convierte en una acumulación de diálogos que funcionan mejor como sketches televisivos que cual ingeniosos gags; las manías cual comodín de humor y la siempre recurrente distancia generacional, no terminan de ser ocurrentes y hasta los chistes sobre internet no están actualizados.
Su costumbrismo, sin mayores pretensiones, resulta demasiado conocido y familiar, y aunque haya triunfado en el país vecino y se empeñen en que el humor sea universal, queda en un ligero entretenimiento con simpática critica social.

Su director Éric Lavaine conocido por Barbacoa de amigos se asoma al tema de la generación boomerang que va y viene según los trabajos temporales y afecta por igual a l@s no licenciados y a sobre-cualificados, con la incómoda sombra de aprovecharse de los padres, sin grandes carcajadas ni herir a nadie. Siendo políticamente correcto y hasta conservador, quizá porque la idea surgió de una amiga en la situación que refleja la comedia y como las penas nunca viene solas, mejor reír que llorar.

VUELTA A CASA DE MI MADRE

Y son la madre y su casa, las verdaderas protagonistas de la película; ella, diva en el país galo, de esas grandes que demuestra solvencia y experiencia, domina la pantalla sin apenas salir de esa colorida vivienda donde se desarrolla la mayor parte de este filme de valores familiares y final feliz… Como una tradición más, que estamos en Navidad… Ho-ho-ho!

 

Mariló C. Calvo

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