VIVIR DE NOCHE: Ben Affleck sigue en la cima
Basada en una novela de Dennis Lehane, Vivir de noche relata la ascendente carrera en el mundo de la mafia de Joe Coughlin (Ben Affleck), ex combatiente en la Primera Guerra Mundial que tras su experiencia en la contienda decide no seguir las normas y convertirse en un contrabandista de ron al que si se la juegan, hace lo posible por devolverla.

BEN AFFLECK DIRECTOR
Vivir de noche es la cuarta película como director de Ben Affleck, intérprete no demasiado dotado para la faceta de delante de la cámara pero extremadamente valioso en cuanto cambia de posición y se sitúa detrás de ella.
Parece mentira que haya tardado tanto tiempo en dirigir después de comenzar como actor televisivo en los años 80 y de haber saltado a la fama gracias a títulos como Persiguiendo a Amy o Mallrats, ambas de Kevin Smith y de mediados de los 90.
Su participación en cine extremadamente comercial pero falto de calidad real como Pearl Harbor o Daredevil, por citar solo un par de películas, lo situaron en una esfera en la que citar su nombre era sinónimo de perder la tarde. A conciencia, porque el título a visionar sería, a buen seguro, muy olvidable.
Pero en 2007 estrenó Adiós pequeña, adiós y las miradas escépticas cambiaron su rumbo hacia la incredulidad: tras de ese intérprete limitado, inexpresivo y con dudoso gusto para elegir proyectos había un director asombroso al que seguir la pista. Y el camino lo llevó por lugares que nunca pensamos que Ben fuera capaz de recorrer, regalándonos joyas como The town. Ciudad de ladrones o Argo, por la que además obtuvo el Oscar como tal.

CUARTO TÍTULO DE SU NUEVA FACETA
Vivir de noche es su nuevo proyecto, una cinta de género negro basada en la novela del mismo autor que escribió la laureada cinta de Clint Eastwood Mystic River, o la ópera prima de Affleck, la ya citada Adiós pequeña, adiós.
El Affleck director, amigo de historias oscuras, no se aleja de ellas en Vivir de noche. Al contrario, se mete más de lleno que nunca en el hampa y en el temible Ku Klux Klan para regalarle al espectador un ejercicio de estilo que bien podrían haber rodado Martin Scorsese o los hermanos Coen.
Son referencias evidentes. Nadie puede negar que el alma de Uno de los nuestros o de Muerte entre las flores están presentes en algún momento del metraje, pero la sublime inteligencia de Affleck consigue que cada plano le pertenezca, que sus influencias, que forman ya parte del acervo cultural del mundo, no le ahoguen, de modo que nos deje claro que las conoce pero utilizándolas para crear el universo que su película pide.

PELÍCULA REDONDA
Decenas de acontecimientos, de circunstancias, de pequeños giros, tienen lugar en un film con un ritmo trepidante, una banda sonora sobresaliente y un elenco de actores mayúsculo, a cual mejor dirigido.
Imposible no admirar el trabajo de Brendan Gleeson, que interpreta al padre del protagonista, el de una irreconocible y magnífica Sienna Miller, el de la estupenda Zoe Saldana o el de la cada día más sorprendente, para bien, Elle Fanning. A sus escasos 18 años, la protagonista de The neon demon cuenta con algunos de los momentos más impactantes de la película.
Affleck sabe lo que hace y en Vivir de noche lo ejecuta con la contundencia de quien llegó con paso firme y demostró que su talento no era momentáneo. Coloca la cámara exactamente en el lugar donde debe estar, rueda persecuciones con la naturalidad de un monólogo en primer plano y resuelve momentos corales complejísimos con una planificación que debería estudiarse en las escuelas. Una lástima que en esta ocasión la Academia le haya dado la espalda.
Silvia García Jerez