VAMPUS HORROR TALES: Montaña rusa de emociones
Vampus Horror Tales es la quintaesencia de lo que para mucha parte del público significa el cine de terror: diversión en medio de una atmósfera asfixiante en la que la muerte acecha y los asesinos andan sueltos con total impunidad.
Vampus Horror Tales es exactamente eso, un parque de atracciones que mezcla diversión con el suspense de saber en qué consisten las historias que el personaje que da título a la película (Saturnino García) nos va comentando.
Porque Vampus no nos introduce en los cuentos que de que consta la cinta, que es lo que normalmente sucede en este tipo de estructura cinematográfica, sino que nos ofrece sus moralejas, que es muy distinto.
Y lo hace con una ironía y un humor negro que son dignos de elogio. Qué crueldad más divertida aporta al conjunto, qué sutil en su juicio y en sus deducciones. Admirable personaje el suyo.
Vampus es un enterrador que por la mañana entierra y por la noche desentierra los cuerpos que le llegan. Así pasa los días. Y nosotros el tiempo de película conociéndolo mientras asistimos a cuentos macabros, cuatro en concreto, La boda, Segunda cita, Cumpleaños y Linaje, que nos van a acercar a distintas situaciones a cual más macabra pero con un toque de gamberrismo que se agradece mucho dentro del género.
Sin contar en qué consisten las historias que veremos, porque lo bonito es enfrentarse a ellas sin saber qué viene después, solo una de me parece que se sitúa un poco por debajo que las demás: Cumpleaños. Pero también voy a admitir mi debilidad por La boda, dirigido por Manuel Martínez Velasco, un cuento que comienza de una manera amable y poco a poco va subiendo el nivel de tensión hasta hacerse salvaje y poderoso.
También Linaje, del que se encarga Pablo Moreira, es otro hallazgo. El tema que aborda, que no desvelaré, está tratado con una belleza y una ternura asombrosas, y rápidamente nos transporta hasta su universo, del que queremos saber más para conocer cuanto antes cómo se lleva a cabo su conclusión.
Segunda cita, de Isaac Berrocal, es un ejercicio claustrofóbico en el que sus personajes juegan con desventaja, pero eso forma parte de la angustia a la que el espectador ha de estar sometido, y funciona muy bien, sobre todo a medida que se vislumbra el desenlace.
Cumpleaños, firmado por Erika Elizalde, es una propuesta interesante, sobre todo por lo que significa, y más en la actualidad, pero se queda un poco más lejos de la excelencia del resto. Aún así, se agradece que los cuatro sean tan diferentes entre sí y que nos proporcionen una película tan estimulante y tan alejada de los cánones a los que estamos acostumbrados.
Porque más allá del terror que puedan imbuirnos lo cierto es que también hay mucha crítica social en ellos, y una defensa del ser humano como persona en cuanto a lo que decide y lo que piensa que se agradece que un film de este género contenga. Si el cine puede servir para concienciar además de como loca evasión, bienvenida sea la mezcla.
Vampus Horror Tales tal vez debería haberse estrenado en Halloween, pero todos los amantes del terror convendremos en que las películas del género son bienvenidas en cualquier momento, y más una así de gamberra que te invita a pasarlo bien gracias a su ritmo, su estupenda construcción de situaciones y de personajes y al blanco y negro, de David Cortázar, con el que está realizada.
Sí, al blanco y negro. En palabras de Víctor Matellano, el director de las partes en las que Vampus nos cuenta sus pensamientos, para hacerlo más asequible por la violencia y la sangre, así es muchísimo menos agresiva. La sangre roja es muy agresiva, la sangre negra no lo es tanto, eso se sabe desde los tiempos de Psicosis.
El blanco y negro, según afirma Isaac Berrocal, es una apuesta de la educación de las nuevas generaciones, que parece que ven el blanco y negro y les suena a viejo. No pueden ver nada en blanco y negro. Esperemos que con historias de terror y humor negro se lo podamos dar a cucharadas y podamos volver a este formato, que me encanta.
También los escenarios ayudan meternos en las historias. En concreto en la primera, La boda, los espléndidos protagonistas, Félix Gómez y Elena Furiase, han de lidiar con una escenografía muy llamativa que Manuel Martínez Velasco nos desvela: se trata de los estudios Q-Box, donde encontramos esta habitación que tan bien nos venía para contar la historia. Con la gente de arte empezamos a atrezar y a llenarlo de elementos. Y luego quise que, como hace Robert Zemeckis en Lo que la verdad esconde y en todas sus películas, porque a Zemeckis no le gusta el plano contraplano, sigo a los actores con la cámara por donde van. Íbamos sorteando los elementos del decorado para que ellos pudieran moverse por donde quisieran.
Y es una filigrana de dirección esa boda de Vampus Horror Tales, como el resto de la película de la que forma parte. Un disfrute para los sentidos, incluyendo el sentido del humor. Y para los más cinéfilos, también sus creadores se reservan invitados especiales en la cinta, rostros y voces legendarios que vais a reconocer, que a lo mejor no sabías que echabas de menos porque hace mucho que no nos reencontramos con ellos, pero aquí vuelven a estar presentes y es una gozada que Vampus Horror Tales los haya recuperado.
Por lo tanto, aunque estamos ante una película pequeñita, no por ello su mérito es menor y lo cierto es que pasar un rato junto a estas historias nos parece un acierto y una de las mejores decisiones que podéis tomar en vuestro tiempo de ocio. Si la encontráis en un cine cercano no dudéis en subiros a esta montaña rusa porque la diversión estará asegurada.
Silvia García Jerez