EL ÚLTIMO LATE NIGHT: Jugando con fuego
El último late night fue una de las películas de las que más se habló en el pasado festival de Sitges y desde entonces se ha convertido en un título muy esperado. Tanto, que muchos decidieron no esperar a su estreno comercial y verla antes… pero ya llega a los cines, gracias a la plataforma filmin, este curioso ejercicio de found footage, o metraje encontrado, un subgénero de terror que consiste en asistir a lo que ocurrió en un momento determinado a través de cintas que grabaron los implicados en ello. En este caso, un programa de televisión con formato de entrevistas, de los que se emiten en la hora bruja o pegado a ella. Lo que se conoce en Estados Unidos como un Late Night, que es otro género dentro de la programación de la pequeña pantalla.
El último late night nos sitúa en los años 70, en un programa presentado por Jack Delroy (David Dastmalchian), un hombre que se esfuerza muchísimo en que cada emisión tenga éxito pero no siempre lo consigue. Casi nunca, en realidad. Está felizmente casado con una mujer a la que adora y esa parte de su vida es perfecta hasta que a ella le diagnostican un cáncer. Este hecho, junto al de que el programa de la competencia siempre le gana en audiencia hace que su ánimo decaiga. Cuando su mujer fallece, su programa está a punto de ser retirado de la parrilla y entonces toma una drástica decisión: llevarlo al límite, jugar con fuego en la noche de Halloween para conseguir una audiencia histórica. Todo esto nos lo cuenta un prólogo narrado por el mítico actor de los 70 y los 80 Michael Ironside, y lo que ocurre a continuación será el metraje encontrado de ese último programa, al que vamos a asistir en la película que hemos ido a ver.
Escrita y dirigida por los hermanos Cameron y Colin Cairnes, El último Late Night es un intento de cine de terror clásico utilizando la técnica moderna del found footage que tan efectivo es pero que tan pocos adeptos tiene entre los amantes del terror. A muchos nos les gusta pero a los que sí, defendemos este formato como uno más para contar las historias. Si lo necesitas, úsalo. Será divertido. El último late night lo requiere para contarte lo que pasaba en las pausas publicitarias del programa. En teoría parece el mejor recurso, y el más obvio, para lograrlo, pero en la práctica no sirve de mucho: nos pone en contexto con lo que está pasando, pero lo importante lo vemos en el directo del programa, por lo que tanto paso a publicidad se antoja excesivo y pesado.
Así que llega un momento en el que la película se hace larga. Lo que vemos en el directo es bastante previsible, además, por mucho que los directores quieran aportar tensión entre las preguntas y las respuestas de los invitados, a cual más terroríficos, como la noche de Halloween demanda.
Por supuesto, todo se va a ir descontrolando en el plató y los invitados van a ir aportando su granito de arena a la gran audiencia que el programa va acumulando, pero lo cierto es que nada de lo que ocurre nos impacta como se supone que debería. Porque está muy medido, mucho más contenido de lo que aparenta, y porque nos sabe a ya visto dentro del género.
El último late night no es larga, dura una hora y media, pero se hace larga. Su metraje se antoja excesivo y su intento de crear diversión con el experimento… inicialmente funciona pero se agota rápidamente y con tanto paso a publicidad se pierde el interés.
Una lástima que una película con tanto potencial, con alma de película de culto, tan cuidada en su producción para que incluso parezca metraje de los años 70, resulte tan poco interesante en su desarrollo. La idea era buena, el resultado no ha quedado demasiado satisfactorio.
Silvia García Jerez