A TIEMPO COMPLETO: Exprimiendo los días

A tiempo completo es un retrato real de nuestro tiempo convertido en una película vertiginosa y llena de adrenalina a la que tomar como ejemplo de lo que le hace la sociedad a una mujer, no tanto al hombre, como bien muestra también la cinta, ausente por lo que sea, pero ausente al fin y al cabo.

Eric Gravel, guionista y director, nos cuenta en A tiempo completo la historia de Julie (Laure Calamy), jefa de lo que en España se conocen como las kellys, camareras de piso, en este caso de un hotel de lujo, que a pesar de su excelente puesto y de la gran experiencia adquirida en él, tanta que su jefa confía más en ella que en las demás compañeras para instruir a las que entran, a pesar de ese estatus alcanzado, como decía, no es ni remotamente el trabajo para el que ella está preparada. De hecho, mientras arregla habitaciones a contrarreloj atiende, cuando le llegan, llamadas de los lugares a los que trata de acceder, puestos acorde con lo que ella es.

Pero no solo eso, además es madre de dos niños pequeños a los que apenas puede atender. Les da el desayuno y después los deja con una vecina, mayor, que los cuida, antes de marcharse a París, a más de una hora de su casa, para llegar a tiempo a su hotel y empezar la jornada. Claro que estos días no están siendo nada fáciles con una huelga que está paralizando la ciudad y que a veces no le permite ni volver a su casa porque se queda sin transporte público.

A toda esta situación hay que sumarle el paradero desconocido del padre de los niños, al que llama sin cesar para que le pase la pensión, y en cuyo teléfono siempre atiende el contestador. A la pobre Julie, como a tantas otras madres separadas y trabajadoras, no le llegan los días para llevar a cabo sus jornadas A tiempo completo.

Julie (Laure Calamy), madre y trabajadora a tiempo completo 
en un París colapsado por la huelga
Julie (Laure Calamy), madre y trabajadora a tiempo completo
en un París colapsado por la huelga

A tiempo completo es un estudio detallado, lleno de capas, de cada una de las situaciones a las que una mujer se enfrenta todos los días, del estrés al que puede estar sometida una persona en la sociedad contemporánea, esa que aunque asume que la mujer ha de liberarse pero en lo que constituye tal liberación es en que las mujeres, si quieren trabajar, o si han de hacerlo porque están separadas, deben aumentar sus cargas diarias porque ocuparse de la familia sigue siendo primordial. Parecía que el hombre tenía que compartir tareas y no siempre es así. Desde luego, no tanto como debería.

La película muestra, con prisa y sin pausa, el volumen de deberes que Julie soporta. Y no son pocos. Por eso tiene que recurrir a ayuda, ya sea en su trabajo, a sus compañeras, o acudiendo a su vecina para llegar a la parte familiar. Y estando ahí las huelgas y la falta de transporte… es el mundo contra Julie, y ella hace lo que puede para mantener ese equilibrio tan inestable.

Qué maravilla encontrarse con películas que deciden mirar de frente a la sociedad y decirle a los espectadores, a quienes viven en ella, que no todo es como lo pintan quienes venden el capitalismo como el modelo ideal. Este capitalismo feroz en el que estamos instalados y en el que todo va cada vez más deprisa, todo es cada vez más exigente… y la mujer tiene las de perder.

A tiempo completo es una película dinámica en la que no falta un solo aspecto de la vida por tocar y los expone con sencillez y con la tensión con la que se vive en un momento en que por mucho que te esfuerces nada es suficiente, la bronca te la vas a llevar igual, de un lado o de otro. O de los dos. Y tú sigues siendo la misma persona que trata de llegar a todo sin conseguirlo. Julie es un gran personaje y Laure Calamy lo interpreta con la precisión necesaria para hacerlo vibrante y creíble.

A tiempo completo es un título más a sumar a la gran cosecha que el cine francés está teniendo en los últimos años, coronada con la Palma de Oro a la gradiosa Titane y el León de Oro a la interesante El acontecimiento, pasando por la prodigiosa pero ignorada en la temporada de premios Petite Maman. Un ejemplo más de que el cine francés vuelve a estar en una época brillante, merecedora de la atención que muchos le están prestando.

Silvia García Jerez

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