THE GENTLEMEN DE GUY RITCHIE

JUGANDO HASTA QUE CAIGA LA ÚLTIMA FICHA 

Entre mafiosos y pactos de caballeros anda el juego que propone Guy Ritchie para su último film. 

En Gentlemen, los señores de la mafia nada es lo que parece y todo resulta burlescamente familiar, recuperando los tips y tocs del director británico para en ¡¡una jugada de auto-reafirmación y meta-cine donde se ríe incluso de sí mismo, hasta que cae la ficha final

Una cinta tan caricaturesca que parece un chiste de nacionalidades con americanos, judíos, ingleses, chinos y rusos lanzados a un tablero entre leones, cerdos y mucha marihuana. 

Pero en Gentlement: Los señores de la mafia nada es lo que parece y todo resulta burlescamente familiar, recuperando los tips tocs del director británico en una buena jugada de auto-reafirmación y meta-cine, donde Ritchie se ríe incluso de sí mismo, hasta que cae la ficha final. 

Quien tuvo, retuvo. Y Guy Ritchie quiere dejarlo claro en su última película, volviendo a lo que mejor sabe hacer y remarcando ese estilo mostrado en Snatch, cerdos y diamantes, que le llevó al reconocimiento mundial y a cierta comparación con Tarantino por sus peculiares parlamentos y extremada violencia. 

Luego vendrían RocknRolla y Lock & Stock intentando mantener las apariencias y sus versiones de HolmesAladdin El Rey Arturo con aires más hollywoodenses. 

Sin embargo es con The Gentlemen, los señores de la mafia cuando el director regresa de la mejor manera, contándonos una de bandas, drogas y youtubers raperos disputándose un gran negocio de Super-Skunk, bajo la campiña inglesa. 

En esta vuelta a casa, algo más snob y gourmet, Ritchie se divierte tanto jugando al homenaje British -con esa colección de chándales y trajes a cuadros escoceses que marcarán tendencia-, como parodiando esos recursos visuales de marca propia, que junto a algunas sorpresas en las múltiples tramas y otros giros no tan inesperados, discurren a buen ritmo y con mucho humor.

Sin apartarse ni un momento del leitmotiv de ‘juega conmigo’, que incluso abre la banda sonora con el tema Play a game with me, Hugh Grant se lleva la mejor parte de la historia, en uno de sus mejores trabajos. Inspirándose en Michael Caine y La conversación de Coppola, Grant encarna aun detective-paparazzi con una extraordinaria verborrea de acento cockney, que sirve al director como narrador -y cual metáfora de sus días en los tabloides de cotilleos- para manipularnos ante el plan del cannábico business… hasta convertirlo en un guión cinematográfico con estos mismos chantajes, mafiosos, leones hambrientos, cerdos cariñosos y mucha-mucha marihuana. 

Igualmente cabe mencionar al genial Colin Farrell interpretando a un entrenador de barrio con británica educación y fraternidad de caballeros. Y a ese refinado matón con trastornos obsesivos y cadencia a los balcones (Charlie Hunnam), a la vera siempre de un capo muy gentlemen (Matthew McConaughey) que sólo desea retirarse con su novia (Michelle Dockery) y tomar té. 

Más consciente que antaño de todos los vicios y virtudes de su carrera, Ritchie nos hace disfrutar de este nuevo thriller burlón, que es partida ganadora. 

Mariló C. Calvo 

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