JUAN TARATUTO: Siempre echo de menos a Peretti

Juan Taratuto llega a España para presentar la comedia Me casé con un boludo, protagonizada por Adrián Suar y Valeria Bertuccelli, con los que ya trabajó en Un novio para mi mujer, hace casi diez años. El director, que se hiciera célebre con su ópera prima, No sos vos, soy yo, gracias a la que conocimos a Diego Peretti, habló con La Cronosfera de su último estreno, de Peretti, de la fama y de cómo ve la proyección internacional del cine argentino.

Me casé con un boludo
Adrián Suar y Valeria Bertuccelli en ME CASÉ CON UN BOLUDO

La Cronosfera: Me casé con un boludo es una comedia muy reflexiva.

Juan Taratuto: A eso me dedico. En eso trabajo.
L. C.: ¿Esa era la pretensión de la película?
J. T.: Sí, la comedia es un modo de transportar el concepto. Lo que nos dispara la idea de hacer la película tiene que ver con el tema a abordar, con esta idea de ser quienes somos realmente, o actuar, o ponernos en roles. Después, el vehículo es la comedia porque nos permite decir cualquier cosa.
L. C.: La película es lo contrario de lo que suele suceder. Primero se miente y una vez que ya se ha casado uno ya sale el verdadero yo. Aquí es todo lo contrario y es interesante.
J. T.: La idea es mostrar eso, cuando uno realmente empieza a conocerse y a entender al otro. Siempre es muy discutido el concepto de los dos personajes en cuanto a si actuar o no actuar. Yo defiendo bastante la posición de él. Llevado a un extremo aquí, con un guionista, interpretando un papel. Pero todos, todo el tiempo, estamos evaluando qué parte mostrar o qué creemos que es lo mejor para lograr algo. Lograr ser querido, lograr ser aceptado, lograr imponer autoridad a un hijo, lo que sea. Y algunas veces uno, cuando pasa mucho tiempo ya tiene tan arraigado eso que ni se lo cuestiona, pero parte del trabajo de empezar a cuestionárselo es ver si uno realmente cree en eso.
L. C.: Además es una idea muy bonita, porque en el fondo es una demostración de amor total. Hacer lo que sea por ella, incluso decir la verdad.
J. T.: O incluso actuarla.
L. C.: El protagonista es un actor digamos un poco exagerado, en cuanto a las vivencias que ha tenido como actor, ¿es algo real? ¿Os habéis basado en alguien que conozcáis?
J. T.: Es un poco un Frankenstein un poco estereotipado porque por ahí en Hollywood, alrededor de estos personajes aparecen los agentes, los publicistas, etc. Y se pueden dar estas situaciones. En Argentina no existe el star system con ese nivel de locura. Sí, por ahí, en la televisión, en ciertos momentos ciertos actores se hacen recontra populares y empiezan a tener una serie, una tira con mucho éxito, y se creen el personaje y creen que el éxito son ellos y actúan para los medios. Generalmente jóvenes que caen en la confusión y viven contando sus romances, sus divorcios, sus cuernos… cuentan todo. Algo de eso hay. Adrián Suárez, el actor, los conoce mucho. Es productor de unas producciones para un canal y por lo tanto ese mundo lo tiene conocido.
L. C.: Hay que ser muy buena actriz para interpretar a una mala actriz, como hace Valeria Bertuccelli.
J. T.: Sí, Valeria es fuera de serie, realmente. Es una actriz con una versatilidad y una capacidad de observación particular.
L. C.: ¿Cómo ha sido volver a trabajar con los dos después de Un novio para mi mujer?
J. T.: Después de esa película pasó bastante tiempo y pudimos coincidir todos. Fue distinto esta vez. Estamos todos más grandes, con más mañas, pero lo pudimos hacer.
L. C.: ¿Fue casualidad o buscasteis poder volver a coincidir?
J. T. : No, buscamos un proyecto conjunto. Seguimos en contacto, aunque estuviéramos en diferentes lugares. Con el guionista y con Adrián, sigo en contacto cotidianamente, con los productores, y cuando apareció esta idea nos entusiasmó.
L. C.: ¿Has echado de menos a Diego Peretti?
J. T.: Sí, siempre lo echo de menos a Peretti. La verdad es que es un compañero único para las películas. En todo el proceso. Nos conocemos muy bien, nos queremos mucho… Sí, también se lo extraña.
L. C.: En España, cada vez que se nombra el cine argentino es sinónimo de cine de gran nivel. ¿Sois conscientes de que exportáis ese gran cine al mundo?
J. T.: Te agradezco primero por la consideración. No sé si está tan claro, lo que sí sucede desde hace ya varios años es que hay mucha presencia argentina en los festivales y en los mercados, y las películas se venden y el público argentino acude a nuestras salas cada vez en mayor número. Y sí, en España siempre se sabe lo que sucede aquí con Darín, con Peretti, básicamente con esos actores, pero también con Campanella (Juan José, director de El secreto de sus ojos), Scifron (Damián, director de Relatos salvajes), pero es un orgullo para todos nosotros poder estrenar películas acá.

Silvia García Jerez

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