Suave como la lluvia, de Miguel Rubio
En Suave como la lluvia, la quinta novela del escritor madrileño Miguel Rubio, desde su hermosa portada nada es lo que parece. Con un arranque brusco, como ya sucedía en sus anteriores obras, Rubio nos introduce en la trama casi de golpe, sin contemplaciones. Pablo, el protagonista, recibe la noticia de que padece una enfermedad terminal y, tras el impacto inicial, hace balance de su vida y pretende, de algún modo, enmendar errores del pasado. Hasta ahí, todo sencillo, pero desde ese momento el lector va a asistir a una historia vertiginosa, a un carrusel de emociones con giros sorprendentes que lo mantendrá en vilo hasta el final. Rubio ya nos tenía acostumbrados a esa dinámica, pero aquí, probablemente, la perfecciona. Así, cuando el lector se encuentre más cómodo, recibirá un nuevo golpe que le devolverá a la cruda realidad de unos personajes maltratados por la vida y, que, sin apenas expectativas, cargan con un pasado doloroso que marca completamente su existencia. Del argumento, poco podemos decir para no desvelar nada, salvo lo ya apuntado y que el lector será, como reza la contraportada, incapaz de soltar el libro hasta el final.
Los personajes están perfectamente definidos y muestran múltiples aristas que les van retratando, son individuos rotos en muchos sentidos, pero Rubio evita caer en el estereotipo y consigue que los sintamos como a alguien cercano, reconocible en cierto modo, porque si bien sus circunstancias son extremas, sus problemas no dejan de ser cotidianos, comunes a muchas personas que habitan en barrios similares al de nuestro protagonista.
Otra cualidad de este autor, ya bien sabida por sus lectores, son los diálogos. Lo que en otros suena impostado, aquí es creíble, auténtico, real. Tanto, que el lector se sentirá muchas veces como si estuviera dentro de la trama. Rubio no necesita de grandes disertaciones o páginas enteras de descripciones vanas. Va directo y consigue con una sola frase retratar una vida entera.
El amor, los errores fatídicos, la desilusión, la mentira, la venganza, la violencia, el pasado, temas habituales en la obra de Rubio se nos muestran en una dimensión cruda, dolorosa. Aquí hay literatura de muchos quilates.
En cuanto al estilo, Rubio ya posee uno propio, lo que es verdaderamente difícil en estos tiempos, y en este libro están presentes todas sus marcas de fábrica: una prosa eficaz, delicada a veces y violenta otras. Un equilibrio asombroso, una manera de contar que tan pronto acaricia como golpea. Latigazos y besos, podríamos decir. Una ambientación perfecta y una atmósfera asfixiante. Tampoco faltan las canciones, algo que se ha hecho habitual en muchos escritores y que aparecía ya en su primera novela, hace ya unos cuantos años. Y aquí es justo añadir que pocos lo hacen con tanto acierto y tan buen gusto musical. Lean y escuchen.
En definitiva, sorprende que en apenas doscientas páginas quepan tantas vidas, tantas derrotas, tantos sentimientos, tantos temas de terrible actualidad.
Digámoslo ya, una obra imprescindible. No la dejen pasar.
Suave como la lluvia. Miguel Rubio. Ediciones Carena.
Charlie90.

