SOUL: Las tribulaciones del alma
Soul es la segunda película de Disney Pixar que nos llega este 2020. Pero nadie hubiera dicho, cuando supimos del proyecto y teníamos su fecha de estreno prevista para el 19 de junio, que ni ese día ni el 20 de noviembre del mismo año la veríamos en cines. Y mucho menos podíamos adivinar que acabaría siendo el estreno navideño de la plataforma Disney+, que a principios de año ni siquiera había llegado a nuestro país.
Todo ha cambiado este 2020, y para Disney ha debido ser un torbellino. Su primera película, Onward, llegó a las salas el 6 de marzo, el fin de semana anterior a la proclamación del Estado de Alarma por la Covid-19, por lo que el film sobre los dos hermanos elfos que pretenden traer de vuelta a su padre de entre los muertos por un día gracias a la magia que el mayor descubre que puede realizar solo estuvo una semana en cartel. Luego, todo se cerró, cines incluidos.
Y ahora Soul llega a una plataforma, no a los cines, porque Disney piensa, y no le falta razón, que la recaudación no va a ser más amplia, con los cines con aforos reducidos. De la cantidad de público que puede verla con la suscripción que tenga ya en Disney+ y de la de quienes aún no lo hayan hecho o que alquilen únicamente este título, la posibilidad es mucho más rentable a priori, sobre todo si la película gusta y funciona. Y tratándose de Pixar es complicado que no lo haga, a pesar de que no es la película más indicada para el público infantil.
Porque Soul cuenta la historia de Joe (voz de Jamie Foxx), un profesor de música en un instituto porque no encuentra trabajo en una orquesta, que lo que realmente ama en la vida es tocar jazz, y al que un día se le presenta la oportunidad de ser integrante en la banda de Dorothea (voz de Angela Bassett), una de las grandes dentro del género. Pero en medio de la alegría tiene un accidente callejero en Nueva York y fallece.
Aunque Joe se niega a aceptar que su vida se ha terminado y trampea su alma para llegar, en lugar de al Más Allá, al lugar en el que el alma aún no ha sido adjudicada a ningún humano. En ese nuevo sitio, desconcertante a la vez que atractivo, aprenderá cómo se distribuyen las almas en los cuerpos y encontrará a 22 (voz de Tina Fey), todo un carácter, aunque no haya descubierto todavía su propósito en la Tierra, por mucho que tenga ya, aunque sea un alma bebé, una larga historia con personalidades famosas a las que fue adjudicada.
Efectivamente, leyendo la sinopsis de Soul uno no puede hacerse una idea clara de ante qué tipo de película estamos, y sí puede imaginarse que a si a los adultos les resultará un argumento extraño, a los niños les va a parecer directamente marciano.
Soul no es una mala película. Tiene momentos brillantes y personajes, como 22, que son adorables. O ese gato gordo que también llega a sus vidas… pero hay que reconocer que tal vez no es la película que uno espera y que se tiene que asimilar para sacarle la belleza que hay en ella.
Para empezar, démonos cuenta de que comienza a ser ya enfermiza la fijación que Pixar tiene con la muerte: los cinco primeros minutos de UP, que dan lugar a una película de aventuras fabulosa, pero que hay que pasar por ellos y llorar a moco tendido; en Del revés, la escena más emotiva y que más se recuerda como un prodigio narrativo dentro del film también tiene que ver con la muerte; Coco está enmarcada en el Día de Muertos de México; la ya citada Onward, con el alma de un padre fallecido al que se intenta revivir, o esta misma, en la que la muerte es el punto de partida y luego la vida pende de un hilo… Resulta algo patológico en el sello de John Lasseter.
Y no solo tienen una obsesión con ella, también realizan películas que para el público infantil resultan demasiado conceptuales, porque Del revés será maravillosa, pero destinar a los niños un argumento con las emociones humanas como protagonista se antoja un tanto retorcido. Darle luz verde a un proyecto así es bastante arriesgado, hay que reconocerlo.
Ahora, con Soul, van un paso más allá, nunca mejor dicho, y se adentran en otro tema nada sencillo: el alma humana. Su funcionamiento y en su organización. Para el público adulto es algo muy original y nunca visto, pero va a generar más de un diálogo tirante con los pequeños de la casa, que, independientemente del diseño monísimo de las almas en la película, preguntarán cosas para las que los padres a lo mejor no tendrán una respuesta clara.
Es evidente que Pixar (sello de Disney desde 2006, año en el que el históricamente gigante de la animación pagó al estudio que creó Lasseter 7.500 millones de dólares para distribuir sus películas cuando Disney, quién lo diría, estaba cerca de desaparecer), cuenta con mejores largometrajes que su ahora dueño, por mucho que la famosa, y sobreestimada Frozen, seamos sinceros, se encuentre en su catálogo de producciones.
Y es que Pixar triunfó por su originalidad, frescura, universos y personajes que Walt Disney nunca soñó, caso de los que inundan la franquicia Toy Story, o esos dos robots asombrosos llamados Wall-E y Eva que revolucionaron el cine de animación y lo transformaron en silente y fabuloso.
Pixar es un estudio que desde sus inicios, con cortometrajes como Luxo Jr, esa lamparita que dio lugar al logo que abre sus títulos, o Tin Toy, ese delicioso muñeco orquesta, ya dio muestras de que iban a dominar el género llevándolo hacia el infinito y más allá.
Su grandeza es evidente, también su brillantez y su talento para crear historias, pero de unos años a esta parte se están volviendo demasiado adultos y dejando atrás al público infantil al que, por definición, se dirigen las películas animadas. Pero los padres deberían asumir que no toda la animación es para niños, algo que parece que les cuesta tanto como si no fuera real. Y lo es.
Soul es una película indicada fundamentalmente para el espectador adulto, amante o no del jazz, pero si lo es, mejor, que disfrute con los universos creados por una compañía que cada vez genera más historias enfocadas a quienes ya sean mayores de edad. Y a quienes sepan a qué tipo de película se van a enfrentar.
Hay personajes en Soul que cuesta asimilar. Y uno se pregunta cómo han conseguido que el estudio lo produzca y Disney lo distribuya. Resulta todo un misterio. Pero si ya hemos llegado hasta aquí, el universo adulto de Pixar puede extenderse hasta no tener fin. Los niños tendrán que esperar para ser el público adecuado.
Cuando llegue el momento de ver Soul en Disney+, no descartemos que se compare con Onward por ser los dos estrenos de Pixar del año. Pasa también cuando Steven Spielberg o Clint Eastwood hacen doblete. Y más de uno concluirá que la película que nos llegó en marzo es infinitamente mejor que esta. Por paradójico que parezca, Onward tiene más alma que Soul, que significa alma en el idioma original del film.
Onward era una historia que desbordaba emoción, y Soul, al tratar tantos temas, al tener tantas tramas y ramificaciones en su desarrollo, nos deja mucho más fríos. Algunos momentos especialmente inspirados nos levantan el ánimo y suben algo la nota, pero en general es una película fallida que no alcanza el nivel de excelencia que Onward sí tenía. Habrá que esperar, por lo tanto, a su siguiente estreno, en cines o no, para saber si vuelven a lograr llegar a la cúspide a la que nos tienen acostumbrados.
Silvia García Jerez
Tus entradas para ocio en: