SORDA: Maternidad sin audición
Sorda es uno de esos milagros que de vez en cuando nos da el cine. Una película que cumple con todos los requisitos de aquello que está bien hecho, que emociona a quienes la ven y que, desde el cariño y el respeto por el colectivo que retratan, le abre los ojos a las cientos de personas que se acercan a disfrutar de ella. Porque aunque hable de una realidad que, como minoría que es, muchos desconocen, lo hace de una manera tan brillante y tan bonita que el mensaje cala y la problemática sobre la que pone el foco queda expuesta con total claridad.
Hablamos de la película que ganó dos premios en el festival de Berlín, en el que competía, pero no en la sección oficial, sino en la Panorama, en la que también puedes obtener galardones, y como gustó tanto al público, uno de ellos fue el que le dio éste. Pero es que además arrasó en el palmarés del festival de Málaga, con la Biznaga de Oro a la mejor película y las de Plata a la mejor actriz y al mejor actor para Miriam Garlo y Álvaro Cervantes. Fue un premio ex aequo para ambos, ya que lo compartieron con Ángela Cervantes por La furia y Mario Casas por Lejos, respectivamente. Pero qué menos, había mucho nivel en el certamen y Sorda fue una de las favoritas del mismo desde que se vio en los primeros días de competición.
Lo que parece innegable es que Sorda gusta. El público ha salido entusiasmado de cada pase previo al estreno que se ha hecho, y muy impresionado por cómo la cinta nos sumerge en el mundo sordo, de modo que nos descubre una realidad que quien no está cerca de alguien que no oye no se hace una idea de lo que implica. Y es que la película cuenta la historia de la inminente maternidad de Ángela (Miriam Garlo), una mujer sorda que comparte su vida con su pareja, Héctor (Álvaro Cervantes), un chico oyente. La mezcla de ambos mundos, de cómo conviven con sus dificultades, y cómo afrontan ambos la llegada de un bebé que no saben si será sordo o no y al que Ángela tal vez también tenga que adaptarse es en lo que se centra un guión precioso y preciso escrito por Eva Libertad, directora de la película y hermana de la actriz sorda protagonista.
Ya hicieron juntas un corto, con el mismo título, en el año 2021, que fue nominado al Goya al mejor cortometraje de ficción. No ganaron pero les sirvió como carta de presentación para hacer la película, con Miriam como protagonista -la primera vez que en España una actriz sorda lo es- y con un actor diferente para interpretar a su pareja. Entonces era Pepe Galera, y su personaje, Darío. Él no aprendió lengua de signos para rodar el corto, únicamente las frases que le tocaba signar, pero ahora, con más tiempo de producción disponible, Álvaro Cervantes sí lo hizo para meterse en la piel de Héctor. Y, por supuesto, el actor también descubrió un mundo que le era completamente ajeno.
Muchos de los espectadores también lo harán. Y es que Sorda relata muy bien las particularidades y las necesidades que tienen las personas no oyentes en un mundo que no los entiende y los margina, dejándolos apartados de muchas cosas tanto fundamentales en el día a día -trámites administrativos, visitas médicas, incluso de los centros educativos- como de ocio. Las personas sordas no pueden ver películas españolas ni hispanas hasta que no llegan a las plataformas porque en las salas de cine no están subtituladas. (Con Sorda eso, por primera vez, cambia porque está, toda ella, subtitulada para sordos y oyentes, con subtítulos en los que se especifica qué personaje habla en off, sin estar en pantalla). Pueden ir a fiestas, sí, pero a comer, porque lo que es a participar en las conversaciones… Las personas oyentes casi nunca, o nunca, caen en hasta qué punto no oír los limita.
De todo ello ya habló CODA, película ignorada por el público porque se consideró un telefilme sin nivel y se infravaloró al tratarse de un remake de La familia Belier, producción francesa que contaba lo mismo pero era peor en cuanto al tratamiento del mundo sordo, más que nada porque el reparto francés era oyente y el del remake no, y eso se notaba. También ocurrió que su distribución en cine fue testimonial porque en Sundance, festival donde ganó, se hizo con ella una plataforma que no era Netflix, y el acceso a su visionado fue prácticamente nulo. Y, por último, tampoco se le dio importancia a que hubiera ganado el Oscar a la mejor película porque la bofetada de Will Smith lo eclipsó todo. Pero hay que mirar el lado positivo de aquello: si se hubiera hablado del premio, como suele ser habitual, se habría dicho en todos los informativos y en todos los programas de televisión que la película giraba en torno a una familia de sordomudos, lo cual hubiera sido un error que también pocas personas desconocen hasta qué punto lo es.
Sorda llega también para cambiar ese estigma. O al menos intentarlo. Para empezar, su título es Sorda, no ‘Sordomuda’. Eso ya es muy importante. Y para continuar, Ángela, interpretada por Miriam Garlo, actriz que perdió la audición a los 7 años, signa y habla. Es bimodal. No es muda. A muchos esto les llamará la atención, pero es básico, porque a las personas sordas no les pasa nada en el aparato fonador, por lo que pueden hablar perfectamente. Otra cosa es que lo hagan. Algunos se lanzan a aprender a modular su voz, otros no aprenden y emiten sonidos que a las personas oyentes les resultan extraños. Y luego están los que simplemente optan por no hablar. Pero su voz está ahí, callada. En Hijos de un Dios menor, porque la que ganó el Oscar Marlee Matlin, ella se enamoraba de un profesor de chicos sordos a los que enseñaba a modular su voz, y en la trilogía Un lugar tranquilo, sobre todo en la segunda entrega, en la que tiene un protagonismo más evidente, la pequeña Millicent Simmonds, actriz sorda de nacimiento, habla y mucho. Para sorpresa de su compañero de trama, Emmet (Cillian Murphy) y del público en cada sala en la que se proyectaba el film. Por lo tanto, no existen los sordomudos. Los sordociegos sí, caso de la pequeña protagonista de El milagro de Anna Sullivan, por la que ganó el Oscar Anne Bancroft. Y sí, efectivamente ni ven ni oyen. Pero siguen pudiendo hablar.
Sorda, además de didáctica, es una película preciosa contada con una sensibilidad fabulosa. Vamos a irnos emocionando más y más a medida que el relato avance. Y nos vamos a ir adentrando en el mundo sordo con enorme facilidad. Sus problemáticas, sus requerimientos, los detalles que hacen más accesible su vida en un mundo dominado por las personas oyentes. Y su entorno. Cómo cambian las cosas para ellos cuando pueden comunicarse con otros sordos con la fluidez que no existe cuando se trata del mundo oyente. Eva Libertad lo expone sin juzgar. Es lo que hay, es como funciona. Al menos de momento, hasta que no haya una concienciación mayor, tanto social como institucional, de a qué se exponen personas que requieren una ayuda específica en muchos ámbitos y se les pueda ofrecer. Hay que avanzar todavía un montón.
Cinematográficamente hablando, nos vamos a enamorar de esta pareja. Son un encanto los dos. Cómo se tratan, cómo se cuidan. Es una delicia asistir a su convivencia. Pero también expone muy bien los miedos de Ángela al no saber si su hijo será sordo, porque si es oyente, a ver cómo hace para criarlo, para acercarse a él sin problemas, sin rechazo. Normal que esté asustada. La entendemos, empatizamos con sus temores y nos acercamos más su mundo. Mucho, mucho más. Ya veremos hasta qué punto.
Y es que la dirección de Eva Libertad utiliza recursos brillantes para que la sordera no nos parezca algo ajeno, y consigue que la vivamos con una intensidad apabullante. Tanto que el público sale extasiado de ver una película que consigue lo que se propone: abrir los ojos a una realidad desconocida mientras cuida el formato de la ficción para no caer en el adoctrinamiento, por lo que Sorda acaba resultado ser una película cálida con la que se disfruta mucho y un ejercicio que nos pone sobre aviso de lo que ocurre cuando tenemos en nuestro entorno alguien con el que no podemos comunicarnos con las herramientas tradicionales. Una película que es un verdadero acierto. Y un auténtico regalo.
Silvia García Jerez