La Sombra De La Ley: Perdidos En El Camino
La sombra de la ley es de ese tipo de cintas que con trailer y cartel publicitario, magníficos, que hacen brillar más si cabe a sus muy premiables aspectos técnico/estéticos, acaba decepcionando ante tanta expectación.
Lo nuevo del director de El desconocido, Dani de la Torre, está claramente en la parte alta del ranking del ampuloso y glamuroso audiovisual de época español, e incluso a nivel internacional, alejado por fin del miriñaque de otros tiempos. Pero en lo relativo al desarrollo de su historia está más en la onda de la televisiva El Continental que tras los pasos de clásicos como Los intocables de Eliot Ness o Érase una vez en América. Que sí, que lo sé, que estamos en España. Que sí, que lo sé también: en España se hace estupendo cine de época, ahora ya, ambientado en los ‘amaños gansteriles, pues no tanto. ¿Entraría aquí, en este saco, El Reino, de Sorogoyen? No, no… esa es contemporánea, perfectamente ‘mafiosa’ y casi peligrosamente documental. Y estamos aquí hablando de cine de época. La actual, de momento, no cuenta. Veremos qué cuenta de nosotros el tiempo futuro.
Aun teniendo en cuenta los tiempos que nos han tocado vivir, en los que por el hecho de que una parte de la audiencia no mantenga la atención más allá de los 50 minutos de la serie de turno (eso sí, se hacen maratones de 20 capítulos), las historias no pueden durar el tiempo que han de durar. Casi, quizá, se nos sigue antojando que la opción de elegir un montaje de pinceladas atropelladas, siempre pendiente del tiempo que ha de durar la proyección, con leyenda final impresa en pantalla para enmarcar, quizá también, hechos deprisa y corriendo, desconcierta un poco. Hay historias que requieren su tiempo de desarrollo, hay que dejar bien descritos, sin prejuicios ni miedos sociales, los personajes, hay que buscar paladear, sin aburrir, la acción de lo que acontece, para que no acabemos haciéndonos la siguiente pregunta: ¿estamos entonces ante una traslación fílmica de contrastados párrafos de la Historia de España o ante una historia inventada, apoyada en visos de realidad, envuelta en papel de lujo, para disfrute de los que saben que no verán el cielo tras perder el sombrero en otoñales bosques?
Sea como fuere, al igual que le sucede a la ‘desentoná’ Venom, La Sombra De Ley no sabe a qué carta marcada quedarse, aun contando en la manga con solventes ases como Luis Tosar, Manolo Solo, Ernesto Alterio o Vicente Romero, de entre una buena mano de actores que valen ‘pá un roto y pá un descosío’.
A La sombra de la ley se le ven las costuras, y mira que el vestuario es bonito. Se le notan los remaches, y mira que la puesta en escena es fuerte. Igual es que a su director le queda camino por recorrer, tras un debut sorprendente. Igual es que no están los tiempos para honduras de guion fílmico. Igual es que la sombra de lo que no sabemos de la pre/post producción de La sombra de la ley es alargada y ha dado como resultado una película de esas que al final dices: ¡Qué Lástima! Si Lo Tenía Todo Para Imponer Su Propia Ley. Curioso esto. Como le sucede a la errada Ola de crímenes, de Gracia Querejeta, dicho sea ya que pasamos por aquí.
Luis Cruz